jueves, mayo 17, 2012

¿México colombianizado?

Andy Novell F.

En muchas ocasiones hemos hablado de las falsas promesas de los candidatos a la Presidencia de México, quienes pregonan una y otra vez que tienen la fórmula para disminuir la violencia imperante en algunos estados cooptados por el crimen organizado, ante esto siempre he expresado mi contrariedad por la falta de seriedad de estos políticos.

Un ejemplo que al menos hasta este día no ha pasado, y hago votos por que nunca pase, es el atentado con un auto-bomba en Bogotá, Colombia, que dejó 5 muertos y 25 heridos. Muchas veces se ha comparado a México con Colombia, algunos incluso se han atrevido a decir que México se ha colombianizado.

Hablamos de Colombia para ejemplificar lo que está pasando en México, pero aclaremos algo, hasta el momento México no está en los mismos márgenes de violencia de este país hermano, que durante décadas ha luchado por disminuir la violencia que le genera los cárteles de la droga y un grupo guerrillero denominado “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)”.

Debemos recordar que desde sus inicios las FARC secuestraron políticos y empresarios, además de perpetrar extorsiones, atentados y asesinatos de civiles y funcionarios.

Una parte importante de los recursos financieros de las FARC —70 por ciento, según el portal www.securempire.com— proviene de su asociación con narcotraficantes desde principios de la década de los ochenta.

“Como resultado de la alianza estratégica con los narcotraficantes, las FARC se consolidaron como un nuevo cártel, que gradualmente fue controlando todas las fases del proceso, exceptuando la comercialización hacia el exterior, aún dominada por cárteles especializados en el control de las rutas marítimas o aéreas”.

“Las FARC son consideradas el principal cártel del narcotráfico por el hecho de que sus dos principales bloques –Oriental y Sur- están desplegados y controlan las áreas de los Llanos Orientales y la Amazonia, donde se localiza el 70% de los cultivos ilícitos de coca y la casi totalidad de los de amapola, y en igual proporción los cristalizaderos, rutas y pistas clandestinas”.

“Los ingresos anuales por narcotráfico de las FARC oscilan entre 500 a 600 millones de dólares, lo que ya le permitió dar un salto cuantitativo en su aparato armado, con el cual logró completar su despliegue estratégico, como fase previa al escalamiento del conflicto y preparación de su primera ofensiva”.

El narcotráfico le permite a las FARC contar con una enorme capacidad para desarrollar su aparato armado con lo que implanta y mantiene formas de control poblacional en las áreas de su interés y conserva bajo asedio permanente a la Fuerza Pública.

Este grupo guerrillero ha tenido simpatizantes conspicuos, como Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. El presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo en 2008: “Las FARC no son terroristas, son verdaderos Ejércitos y hay que darles reconocimiento. Son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político y bolivariano que aquí es respetado”. La universitaria mexicana Lucía Morett está de acuerdo con eso.

Traigo el ejemplo de este grupo guerrillero que tiene vínculos con el narcotráfico colombiano: ese ejemplo si se aterriza en México se podría traducir de la siguiente manera:

En México hay dos grupos del crimen organizado que tienen la capacidad de crear guerrillas con estrategia militar por las grandes cantidades de dinero que pueden generar de ganancias ilícitas por todos sus crímenes. Hablamos del cártel del Pacifico y Los Zetas.

Estas dos organizaciones que se han extendido para controlar el país han comenzado a tener contactos con algunos grupos subversivos, quienes a cambio de recursos económicos, armas y explosivos protegen los cargamentos de droga en las zonas serranas del país.

De acuerdo a los reportes de inteligencia de las fuerzas federales, los grupos subversivos en México han comenzado a servir al crimen organizado. Con esto dejo en claro que las falsas promesas de los candidatos para disminuir la violencia no es de cambio de estrategia ni de buena voluntad.

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