Trasnacionales caritativas
Fausto Vallejo, ausente
Simulación en Michoacán
Julio Hernández López / Astillero
La cruzada nacional contra el hambre es una combinación de los afanes futuristas de la oportunamente piadosa Marta Sahagún al final del foxismo; de los teletones utilizados para lavar la imagen de muchos de quienes causan la miseria e injusticia, que luego palian ínfimamente con caridad televisable, y de la Solidaridad salinista, ahora restituida para nuevos planes electorales.
A esa carga negativa ya evidente, la cruzada en mención ha agregado un elemento distorsionador y delator: la participación filantrópica de firmas privadas que entran en auxilio del proyecto encabezado por la secretaria Rosario Robles con evidentes fines escenográficos y superficiales. Llama la atención de manera especial el caso de la Pepsi, uno de cuyos brazos, Quaker, elaborará fórmulas especiales de avena y cereales para repartir en las 400 localidades escogidas para el arranque del programa.