EPN: acto sin autodefensas
Más sobre niños olvidados
Cárceles tan limpias
Julio Hernández López / Astillero
El licenciado Enrique Peña Nieto puso pie en la tierra donde surgieron las autodefensas michoacanas y declaró formalmente clausurado (falta ver lo que diga la retobona realidad) ese torneo gubernamental de vistosos fuegos artificiales y truculencias al por mayor. Génesis o apocalipsis, pero el visitante vio todo lo hecho por su comisionado Paulette, y vio que era muy bueno. Así hubo un acto y discursos. Éste fue el día de ayer.
Extrañas señales en el temporalmente mitológico Tepalcatepec del doctor Mireles, con discursivas referencias centrales a los únicos ausentes en ese tinglado, los propios autodefensas ahora convertidos en su mayoría en policías rurales (con el comandante Papá Pitufo y la liberación negociada de Hipólito Mora, que ya estrechó la diestra del controversial Americano, con el comisionado Castillo en medio, como celestina oficial) mediante una estrategia que el propio Peña cargó a su cuenta gubernamental, asumiéndose abiertamente responsable del proceso que promovió la irrupción de civiles armados que sin mandato ni fundamento legal ejercieron funciones de policías e incluso de jueces, en una multitudinaria confesión pública de que las normas jurídicas son lo menos respetado por las autoridades ingeniosas.