Diez días después
IMSS: llanto de un niño
Matar de lejos
Julio Hernández López / Astillero
Sería injusto tratar de asignar culpa directa a una empresa de exhibición de películas por un infortunado suceso que causó la muerte a un menor de edad y que en principio, según las propias declaraciones del padre del fallecido, no se sabía que había tenido como origen un disparo de arma de fuego. Los extraños hechos acontecidos en una sala cinematográfica de Iztapalapa pueden ser entendidos, en cambio, como parte de la creciente inseguridad pública nacional y específicamente como un derivado de la impune soltura criminal con que hoy pueden ser portadas y disparadas las armas de fuego incluso por gusto o sin objetivo preciso (la procuraduría capitalina informó ayer que una bala de calibre nueve milímetros habría sido detonada fuera de la plaza comercial donde está el cine en cuestión y que atravesó el techo de fibra de vidrio).
Pero la reacción inmediata y la conducta posterior de Cinépolis sí merecen atención especial. A pesar de las enormes ganancias que recibe la firma, cuyo presidente es el michoacano Alejandro Ramírez, no hubo la atención ni la supervisión suficientes para enfrentar el crítico cuadro de un niño herido durante una función, el que posteriormente fallecería. Con todo el poderío económico y jurídico que tiene esa empresa, y la vocación filantrópica que tanto publicita, Cinépolis cumplió con la tarea elemental de habilitar la parte trasera del auto del gerente de la sala para llevar al menor a una clínica y sanseacabó. Si no hubiera sido porque un diario capitalino dio a conocer la noticia del caso, la cadena de cines seguiría tan tranquila.
No era, sin embargo, el único caso de violencia sangrienta habida en esa sala, según posteriores testimonios. Es decir, al dejar pasar 10 días para fijar postura oficial respecto al peculiar caso de un pequeño herido dentro de un recinto donde ya había antecedentes criminales, Cinépolis pareció indispuesta a actuar con inmediata responsabilidad social y más bien decidida a dejar que pasara el tiempo y confiar en que nada se supiera. También abre rendijas para la especulación negativa el hecho de que las autoridades capitalinas se hubiesen comportado con ánimos de no hacer más ruido ni involucrar a la poderosa firma respecto de la muerte de ese menor. Cinépolis, como es público y conocido, mantiene especial vinculación con quienes ejercen el poder público en distintas latitudes y con distintos partidos.