Jenaro Villamil
El nombre de la aduana “Las Manos”, en la frontera de Nicaragua con Costa Rica, no podía haber sido mejor elegido frente al escándalo creciente sobre las presuntas narco-camionetas pertenecientes a Grupo Televisa, que transportaban no sólo a 18 mexicanos y 9.2 millones de dólares en efectivo, sino también eran unidades móviles que se trasladaron por ambos países centroamericanos bajo el pretexto de grabar documentales sobre las bellezas naturales costarricenses.
El enredo para la empresa de Emilio Azcárraga Jean es cada vez mayor. Primero se deslindó de los 18 mexicanos detenidos, incluyendo a la presunta líder del grupo, Raquel Alatorre Correa. Dijo que ninguno trabaja para Televisa y se desmarcó de ser propietario de alguna de las seis camionetas que viajaron por Costa Rica en más de 40 ocasiones portando el inconfundible logotipo del monopolio televisivo.
La primera suspicacia surgió cuando la prensa nicaragüense citó a elementos de la Policía Nacional de Nicaragua, quienes detuvieron a los 18 mexicanos el 20 de agosto pasado, asegurando que Alatorre Correa aseguró ser “reportera, presentadora y jefa de información” sin precisar para qué medio de comunicación trabajaba. Cuatro días después El Nuevo Diario aseguró que se trataba de una reportera de Televisa.
El propio presidente nicaragüense Daniel Ortega atizó la sospecha. El 24 de agosto declaró que “el nombre de la periodista existe, está allá en Televisa, pero estaba suplantada”. Todo parecía indicar que Alatorre Correa utilizó el nombre de una trabajadora de la televisora.
El nombre de la aduana “Las Manos”, en la frontera de Nicaragua con Costa Rica, no podía haber sido mejor elegido frente al escándalo creciente sobre las presuntas narco-camionetas pertenecientes a Grupo Televisa, que transportaban no sólo a 18 mexicanos y 9.2 millones de dólares en efectivo, sino también eran unidades móviles que se trasladaron por ambos países centroamericanos bajo el pretexto de grabar documentales sobre las bellezas naturales costarricenses.
El enredo para la empresa de Emilio Azcárraga Jean es cada vez mayor. Primero se deslindó de los 18 mexicanos detenidos, incluyendo a la presunta líder del grupo, Raquel Alatorre Correa. Dijo que ninguno trabaja para Televisa y se desmarcó de ser propietario de alguna de las seis camionetas que viajaron por Costa Rica en más de 40 ocasiones portando el inconfundible logotipo del monopolio televisivo.
La primera suspicacia surgió cuando la prensa nicaragüense citó a elementos de la Policía Nacional de Nicaragua, quienes detuvieron a los 18 mexicanos el 20 de agosto pasado, asegurando que Alatorre Correa aseguró ser “reportera, presentadora y jefa de información” sin precisar para qué medio de comunicación trabajaba. Cuatro días después El Nuevo Diario aseguró que se trataba de una reportera de Televisa.
El propio presidente nicaragüense Daniel Ortega atizó la sospecha. El 24 de agosto declaró que “el nombre de la periodista existe, está allá en Televisa, pero estaba suplantada”. Todo parecía indicar que Alatorre Correa utilizó el nombre de una trabajadora de la televisora.