PAN: transfiguraciones
Oropel marca PND
Ejército, frenado
Julio Hernández López / Astillero
El neopeñista Gustavo Madero adelantó el golpe a Ernesto Cordero ante la evidencia de que el calderonismo senatorial pretendía amotinarse aritméticamente. Asido a Los Pinos y en espera de ayuda pactada para seguir un periodo más como presidente del comité nacional del partido de blanco y azul, el chihuahuense hizo creer a sus adversarios que este martes dialogaría con ellos sobre la posible remoción del ex secretario de hacienda, pero en un madruguete dominical vespertino anunció el retiro que ya tenía decidido (la reunión de hoy será sobre golpe dado, para conocer opiniones respecto a la sustitución que ayer parecía encaminada hacia el yunquista Héctor Larios).
Los pleitos de familia por el control del PAN han sido aderezados con sustancias políticamente alucinógenas. Cordero pretende asumirse como un mártir de la democracia, acusando a su verdugo Gustavo de parecer priísta, mientras el familiar de Francisco I. Madero revira aduciendo que una propuesta de reforma electoral presentada por el Héroe de los Seis Mil Pesos al Mes pareciera inspirada (¡oh!) por Andrés Manuel López Obrador. Envalentonado (aunque las desgracias judiciales de César Nava podrían volverle a la realidad), Cordero anuncia una gira por estados donde habrá elecciones, pero en el fondo pretende armar su candidatura contra Madero por la presidencia del comité panista.