Militares toman Tamaulipas
Egidio y sus generales
Yuribia: guerra por agua
Julio Hernández López / Astillero
Miguel Ángel Osorio Chong desgranó en Reynosa un rosario de buenas intenciones que son obligación institucional permanente más que maravilloso anuncio de ocasión. Si los gobernantes, el federal y el estatal, cumplieran cuando menos a medias lo que en las elecciones prometen y en las constituciones les compromete, no habría necesidad de discursos cansinos como el llevado ayer por el secretario de gobernación a un Tamaulipas donde muchos esperaban algo más que palabrería programática, burocracia ilusoria, fijación etérea de metas declarables como alcanzadas en venideras sesiones de retórica complaciente.
En realidad, la toma de Tamaulipas se ha decidido (al menos hasta hoy) por la vía militar, con jefes de la Sedena y la Marina como virtuales comisionados regionales, no al estilo del todopoderoso Alfredo Castillo que en Michoacán tomó las riendas plenas, incluyendo las políticas y sociales. En la entidad norteña, mientras el Señor de Los Pinos no decida lo contrario, Egidio Torre Cantú no tendrá una aplastante figura intervencionista enviada desde el centro del país, pero sí cuatro inabordables mandos militarizados que ejercerán el poder sin enterarse de que en Ciudad Victoria hay un presunto mandatario estatal (como tampoco se han enterado desde 2011 los comandantes de zonas castrenses que han actuado convencidos de que la estructura civil del gobierno estatal no está infiltrada, sino plenamente sometida al poder de determinados grupos delictivos con o sin charola).