México, ¿país de clase media?
¿Y el mago? Nadie lo conoce
Carlos Fernández-Vega / México SA
Allá por febrero de 2011, el entonces secretario de Hacienda Ernesto Cordero presumía que en México la clase media crecía a paso veloz (está consolidada y en desarrollo) y, según él, con un ingreso de 6 mil pesos mensuales las familias mexicanas no sólo pertenecían a ese estrato social, sino que todavía les alcanzaba para pagar un crédito para vivienda, otro para un automóvil y, por si fuera poco, cubrir puntualmente las colegiaturas de sus hijos en escuelas privadas. Por aquellos días se documentó la falacia del fallido aspirante a Los Pinos, pues de entrada las propias cifras oficiales reconocían la existencia de 57 millones de pobres, amén de que 65 por ciento de la población ocupada ni de lejos obtenía el citado ingreso.
Pero Cordero insistió, y semanas después de tan atinado comentario redondeó con lo siguiente: “hace mucho tiempo que México dejó de ser pobre… es un país de renta media”, y así es por la simple razón de que esa fue la calificación que en 2011 le concedió a México el Banco Mundial. Cerca de 33 millones mexicanos ocupados (de 51 millones posibles) se encuentran muy lejos de obtener los mágicos 6 mil pesos mensuales del ex Secretario de Hacienda, pero esa fue la calificación del organismo internacional.
Pues bien, la pobreza ha crecido, el desempleo se ha incrementado, el empleo cada día que pasa es más precario, la informalidad inunda a la República, y muchísimos etcéteras más, pero el Banco Mundial ha decretado que el 17 por ciento de la población mexicana se unió a la clase media en la última década (la panista), y que la desigualdad en ingresos en México disminuyó, de acuerdo con parámetros internacionales. Y es así porque, según el organismo financiero, la clase media abarca a personas que obtienen entre 10 y 50 dólares por día y por persona, es decir, entre 130 y 650 pesos, aproximadamente.