sábado, febrero 07, 2009

El PRI avanza en tanto la izquierda hace el trabajo sucio

J. Enrique Olivera Arce / Pulso Crítico

En el ya prolongado escenario de polarización social y política que desde el 2006 divide a los mexicanos, es el PRI el que viene capitalizando el clima de descontento e inseguridad que genera el (des) gobierno de Calderón Hinojosa; percibiéndose en el imaginario popular, para bien o para mal, como algo inevitable, el retorno del tricolor a Los Pinos. Sin que en paralelo se perciba el menor interés de la izquierda por evitar lo que a todas luces sería un retroceso en el anhelado deseo de democratización del país. Antes al contrario, entre más se empecina en frenar a la derecha, más se fortalece esta al amparo del duopolio político que ya se identifica como el PRIAN, personalizado en la alianza de facto de Felipe Calderón y Ernesto Zedillo.

Objetivamente, esto último es más que una simple percepción. La izquierda y su constante de todos contra todos, trabaja cotidianamente apuntando en todas direcciones contra el pésimo gobierno del “espurio” y su quebrantado partido político; haciéndole el trabajo sucio al PRI y a los poderes fácticos que operan al amparo de las franquicias políticas, sin más resultados aparentes que vestir al tricolor con impoluto ropaje de decencia, normalidad democrática y respeto a las instituciones republicanas, en tanto que se adopta como ropaje propio la vestimenta del desorden tribal, el cochinero antidemocrático y la ausencia de propósitos comunes por alcanzar el poder por la vía institucional.

Así, limpio de polvo y paja, el PRI avanza sin tropiezo, capitalizando a su favor el desconcierto e incertidumbre de una sociedad, que ya no siente lo duro sino lo tupido de un franco estado de ingobernabilidad, en lo político y social, y la ausencia de rumbo y visión de Estado frente a la crisis económica que ya pone de rodillas al país. Tan es así, que cualquiera diría que el partido tricolor no tiene pasado, o que en la memoria histórica de los mexicanos el origen y falta de capacidad para afrontar los nefastos efectos de la crisis, no deviene como herencia de los pésimos gobiernos priístas de las tres última décadas, sino que es resultante de los dos últimos gobiernos panistas, cuando estos únicamente vienen siendo las cerezas de un pastel viciado de origen. Con la salvedad de que sirviendo a los mismos intereses, el priísmo supo guardar las apariencias, sin caer en la frivolidad a ultranza de un panismo incapaz, incluso de gobernarse a sí mismo.

El diario norteamericano New York Times, desde lejos percibe que en México el político más destacado, si no el único con mayor visión de conjunto, es Andrés Manuel López Obrador. ¿Y que con eso? La capacidad, carisma y visión del tabasqueño no ha sido suficiente para aglutinar y unificar a la izquierda, en torno a un camino cierto por el que transitar institucionalmente en la búsqueda del poder. Su voluntarismo y honestidad de miras, choca con los contrapuestos intereses de una izquierda históricamente dividida, dogmática, y a últimas fechas, cooptada por los intereses de aquellos a los que dice combatir.

Cierto, AMLO no está muerto políticamente como lo desean sus detractores y como cotidianamente a gritos lo anuncia el publicista Ciro Gómez Leyva. Pero, ¿acaso él y sus varios millones de seguidores van a impedir que el PRI retorne a Los Pinos? La realidad política del país dice lo contrario; sin unidad de propósitos, organización, apego al tribalismo sectario, y de espaldas a la institucionalidad de los procesos electorales, la resistencia pacífica del movimiento lopezobradorista termina en eso, simple resistencia que, atendiendo a la tesis de Reyes Heroles, apoya al PRI sin parar mientes que, de paso, apoya al PAN en el maridaje de la derecha con el tricolor.

pulsocritico@gmail.com

Conclusiones del Foro Social Mundial

Miguel Concha

Al terminar los trabajos del octavo Foro Social Mundial (FSM), al que tuve la oportunidad de asistir acompañando a la Comisión de Justicia y Paz de los dominicos y dominicas de Brasil, miembros del Comité Organizador Internacional informaron que 133 mil personas provenientes de 142 países participaron en las 2 mil 310 actividades autogestionadas que se realizaron en Belem do Pará, del 28 al 31 de enero pasado. En éstas se inscribieron 489 instituciones, organizaciones, colectivos o movimientos de África, 119 de América Central, 155 de México y América del Norte, 334 de Asia, 4 mil 193 de América del Sur y 491 de Europa. Por primera vez Oceanía estuvo representada con 27 de estas entidades.

Significativamente, en el enorme campamento dedicado a los derechos humanos se reunieron durante estos días 10 mil personas, lo que se considera un récord, y en él estuvieron representadas centenas de redes y organizaciones. Un promedio de 250 personas asistieron a cada una de las numerosas actividades que allí se realizaron, en las que sobre todo se discutió sobre las violaciones a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, llevadas a cabo por los gobiernos y las empresas con sus grandes proyectos hidroeléctricos, mineros y agropecuarios, sobre la criminalización de los movimientos sociales, y sobre las persecuciones y amenazas que padecen defensoras y defensores de derechos humanos.

Se informó igualmente que se llevaron a cabo 200 reuniones más, en las que participaron aproximadamente mil artistas, que representaron la diversidad cultural de los pueblos del mundo. Y que la prensa colaboró con 4 mil 500 profesionales de la comunicación: 2 mil acreditados y otros 2 mil que informaron sobre las actividades, conectándose por medio de Internet. Este conjunto comprendió periodistas independientes y representantes de 800 medios acreditados de comunicación de 30 países, entre ellos La Jornada, de México, que por cierto en el encuentro promovido por la revista Margen Izquierda, de la Editorial Boitempo, sobre el futuro del foro, fue repetidamente reconocida por el sociólogo Emir Sader, ante un auditorio atestado de gente, como un periódico crítico excepcional en el mundo.

Teniendo en cuenta la Carta de Principios, que establece que el FSM no tiene carácter deliberativo, y que aunque funcione como instancia articuladora no tiene la pretensión de ser un espacio de representatividad de la sociedad civil mundial, al final de la tarde del pasado domingo se leyeron los documentos elaborados en 22 asambleas temáticas, en los que se sintetizaron los principales puntos que se discutieron durante los cuatro días del foro. Teniendo como ejes los derechos humanos, la justicia ambiental, los derechos colectivos de los pueblos, y acciones para preservar la región panamazónica, en ellos se establecen compromisos para seguir enfrentando integralmente las consecuencias de muerte del sistema capitalista, que en la óptica de los movimientos sociales del mundo ha generado una economía, una política y una civilización totalmente desconectadas de las necesidades más elementales de los pueblos y de los derechos de la naturaleza.

Como siempre ha sucedido en todos estos foros, en esa asamblea general se acordaron también una serie de acciones internacionales de los movimientos sociales, que incluyen para este año movilizaciones para defender el derecho humano al agua y su administración no comercial y sustentable durante el foro promovido por las multinacionales en Estambul, Turquía, a partir de la tercera semana de marzo; su presencia en el encuentro de los principales países industrializados y emergentes en Londres, los primeros días de abril, para presionar al mundo por una alternativa a la actual crisis inédita del sistema capitalista, y el 4 de abril en Estrasburgo, ante el Parlamento Europeo, y después, el 28 de julio en Italia, para seguir promoviendo un mundo sin armas y sin guerras. Para el 12 de octubre está prevista una movilización global de las organizaciones indígenas contra la mercantilización de la vida, los transgénicos y la defensa de sus derechos a la tierra y a sus territorios, y en diciembre de este año en Copenhague, escenario de la reunión de la ONU sobre el cambio climático, un encuentro global para promover las conclusiones del foro sobre este urgente tema.

En torno a los ejes de la criminalización de la protesta social, la violencia de género, la discriminación y los derechos económicos, sociales y ambientales, la declaración del foro sobre derechos humanos establece también propuestas concretas de solidaridad entre las organizaciones y los movimientos sociales, campañas globales y mecanismos de vigilancia, control y comunicación para detener el avance en las violaciones a los derechos humanos por parte de agentes particulares y de gobiernos, así como acciones de solidaridad con el pueblo palestino y la autodeterminación de las naciones y los pueblos originarios.

Al final del foro casi todos los comentarios de los participantes coincidieron en que éste va en la dirección correcta, cada vez más fortalecido por la crisis actual del sistema capitalista, pero que es necesario atraer a más entidades de Asia, África, el este de Europa y otras regiones del mundo. Quedó, sin embargo, sin resolver la polémica, también cada vez más intensa, de si el foro puede asumir tomas de posición más concretas en torno de temas urgentes, así sea por medio de las Asambleas de los Movimientos Sociales.

Balance del FSM y de otro mundo posible

Emir Sader

Un balance del Foro Social Mundial (FSM) en Belem no puede ser hecho en función de los alcances del mismo. El foro no nació para ser un fin en sí mismo, sino un instrumento de lucha en la construcción de “otro mundo posible”. En ese sentido, ¿qué balance se puede hacer desde el punto de vista de la construcción de ese “otro mundo”, que no es más que el de superación del neoliberalismo, el del posneoliberalismo?

Dos fotografías son demostrativas de sus dilemas: una, la de los cinco presidentes que estuvieron en él –Evo Morales, Rafael Correa, Hugo Chávez, Fernando Lugo y Luiz Inacio Lula da Silva–, tomados de las manos y con ellas en alto; la otra, la fría y burocrática de los representantes de ONG brasileñas en la entrevista inicial. La primera muestra gobernantes que, con distinta intensidad, ponen en práctica políticas que identificaron, desde su nacimiento, al FSM: la Alba (Alternativa Bolivariana para Nuestra América); el Banco del Sur; prioridades en políticas sociales; reglamentaciones sobre circulación del capital financiero; la Operación Milagro en Brasil; campañas para acabar con el analfabetismo en Venezuela y Bolivia; formación en el continente, por las escuelas latinoamericanas de medicina, de generaciones de pobres como médicos; la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas); el Consejo Sudamericano de Seguridad; el gasoducto continental; Telesur, entre otras. Esa es la cara nueva y victoriosa del foro, avanzando en la construcción posneoliberal en nuestra región.

En la siguiente, las ONG, entidades de naturalezas fuertemente cuestionadas por sus caractísticas ambiguas de “no gubernamentales”; por sus no siempre transparentes financiamientos; sus “ligazones”; por los mecanismos para el ingreso a las mismas y la selección de sus dirigentes –al punto que, en países como Bolivia y Venezuela, entre otros, se alinean mayoritamente contra los gobiernos, junto a la oposición de derecha–. La propia actuación en el espacio que definen como “sociedad civil” sólo aumenta esas ambigüedades. Son entidades que jugaron un papel importante en el inicio del FSM, pero que monopolizaron su dirección, constituyéndose, de forma totalmente antidemocrática, en mayoría del secretariado original, haciendo a un lado a los agrupamientos sociales ampliamente representativos, como los brasileños Central Única de Trabajadores (CUT) y Movimiento de los Sin Tierra (MST), dejándolos en minoría.

A partir del momento en que la lucha antineoliberal pasó de su fase defensiva a la de disputa por la hegemonía y construcción de alternativas de gobierno, el foro se enfrentó al desafío de mantenerse con la dirección de las ONG o, finalmente, incorporar el protagonismo de los movimientos sociales. En esta cita de Belem tuvimos la primera alternativa en los momentos de aquella fría y burocrática entrevista colectiva de las ONG. En contrapartida, vivimos una formidable cara real, con los pueblos indígenas y el Foro Panamazónico; con los movimientos campesinos y Vía Campesina; con los sindicatos y el Mundo del Trabajo, los movimientos feministas y la Marcha Mundial de las Mujeres, los movimientos de negros, los de estudiantes y los de jóvenes, confirmando que ellos son la gran mayoría protagonista del FSM.

El foro transcurrió entre los dos, entre la riqueza, la diversidad y la libertad de sus espacios de debate, y los topes de las ONG, reflejados en la atomización absoluta de los temas, la inexistencia de prioridades sobre tierra, agua, energía, regulación del capital financiero, guerra y paz, el papel del Estado y la democratización de los medios, por ejemplo. La cuestión es que el FSM debió adoptar propuestas alternativas frente a la crisis económica global y ante los epicentros de guerra –Palestina, Irak, Afganistán, Colombia–. ¿Qué propuestas hubo de construcción de un modelo superador del neoliberalismo y alternativo a las políticas y sobre la paz en los conflictos? La respuesta fue un gran silencio.

Hubo varias mesas sobre la crisis, aunque desarticuladas entre sí. Las actividades, “autogestionadas”, significan que se realizan cuando sus convocantes cuentan con recursos –las ONG comúnmente, entre ellas, programan las suyas–, por tanto, los movimientos sociales se ven imposibilitados de hacerlo en la medida que quisieran para proyectarse definitivamente como los protagonistas fundamentales del FSM. Los que creen que la finalidad del foro es el intercambio de experiencias deben estar contentos. Para aquellos que llegaron angustiados en busca de respuestas urgentes a los grandes problemas que el mundo enfrenta, la frustración generada por el sentimiento de que la estructura actual del secretariado está agotada –porque no se quiere superar la intrascendencia– exige cambiar la forma y dejar su dirección a cargo de los movimientos sociales.

Resultó sorprendente la cantidad y diversidad de orígenes de los participantes; notabilísimas las participaciones de los movimentos indígenas y de jóvenes. Destacable, en particular, el momento más importante del FSM con la presencia de los presidentes –cuyas políticas deberían haber sido objeto de exposición y debate entre los movimientos sociales de manera mucho más amplia y profunda–. Fue triste comprobar que todo ese caudal no se oyó, ni siquiera por Internet –otro síntoma del envejecimento de las conducciones burocráticas que tiene el FSM–. Al día siguiente de finalizado el encuentro, se reunió el Consejo Internacional, de manera fría y desconectada de lo que fue efectivamente la reunión, donde cada uno –una desconocida ONG o un importante movimiento social– tenía derecho a intervenir durante dos minutos.

El “otro mundo posible” va bien, gracias. Enfrenta enormes desafíos frente a los efectos de la crisis, gestada en el centro del capitalismo, y ante la cual se defienden bastante mejor quienes participan en los procesos de integración regional que los firmantes de tratados de libre comercio. Se enfrentan aquellos a la hegemonía del capital financiero, la reorganización de la derecha regional, que cuenta en los monopolios de los medios privados con su dirección política e ideológica. Pero se avanza, y así debe entenderse –hablando de América Latina– el caso de El Salvador y el probable triunfo del candidato a la presidencia, favorito en las encuestas, Mauricio Funes, del Frente Farabundo Martí, el 15 de marzo próximo.

No puede decirse lo mismo del FSM, que parece girar en falso, no colocarse a la altura de la construcción de las alternativas con que se enfrentan los gobiernos latinoamericanos y las luchas de otras fuerzas para pasar de la resistencia a la disputa por la hegemonía. Para eso las ONG y sus representantes tienen, definitivamente, que tener un papel menos protagónico en el foro, dejando que los movimientos sociales marquen la tónica: que nunca más existan conferencias como la de Belem; que nunca más las ONG se pronunciem en nombre del foro; que los movimientos sociales –se trata del Foro Social Mundial– asuman la dirección formal y real del mismo, para que la lucha antineoliberal transite por caminos de efectividad tras “otro mundo posible”; de que América Latina es el privilegiado sitio naciente.

Traducción: Ruben Montedónico

Nadie asume la responsabilidad por las devaluaciones del peso

Carlos Fernández-Vega

- Nadie asume la responsabilidad por las devaluaciones del peso

- Historia de justificaciones y autoexculpaciones


En el México “moderno” de los últimos 27 años, en prácticamente todas las devaluaciones sufridas por la heroica moneda nacional, que no son pocas, sus autores culparon a su antecesor, y a la “circunstancia externa” y/o al “entorno internacional” cuando la depreciación monetaria se dio con el sexenio andado. Ninguno de los cinco integrantes del club de presidentes devaluadores y devaluados (de MMH a FCH) asumió su responsabilidad. Los errores, excesos o desviaciones fueron heredados, y de otras latitudes llegaron los males.

En 32 años y pico el tipo de cambio peso dólar pasó de 12.50 a 14 mil 500 por uno; en ninguno de los seis gobiernos involucrados (cuatro priístas, dos panistas) en la feria devaluatoria, el tipo de cambio registró un descenso favorable a la moneda nacional, por mucho gasto de saliva (“¡se recupera el peso!”; “¡el tipo de cambio es sólido!”) invertido por cada uno de los seis inquilinos de Los Pinos participantes en el circuito.

Como lo mencionamos días atrás en este espacio, el trofeo de campeón de campeones corresponde a Miguel de la Madrid: 3 mil por ciento de devaluación acumulada en el sexenio; de 70 pesos por dólar que le heredó José López Portillo, pasó la estafeta con un tipo de cambio de 2 mil 810 de los nuestros por cada billete verde.

¿Qué dijeron de y cómo justificaron las devaluaciones que los seis inquilinos de Los Pinos tuvieron que afrontar durante su estadía en la ex hacienda de La Hormiga? Va un recuento sobre tan creativa actividad, basado en sus informes de gobierno (en la entrega de ayer referimos la exposición de José López Portillo).

El campeón de campeones, Miguel de la Madrid, lo resumió así: “factores internos y externos se conjugaron para producir una de las peores crisis en la historia del país. El nuevo gobierno encontró una economía caracterizada por el desplome y el retroceso de la producción, con hiperinflación, desempleo creciente, aumento explosivo del déficit público y del circulante, caída del ahorro canalizado a través del sistema financiero, devaluación aguada del peso y pérdida de soberanía monetaria, agotamiento de las reservas internacionales, una deuda externa de magnitud sin precedente y la virtual suspensión de pagos a nuestros acreedores internacionales, con la consecuente interrupción de nuestras relaciones económicas con el exterior.

“Estos elementos de la crisis interna se conjugaban con una situación internacional caracterizada por la inestabilidad, la incertidumbre, el temor y la imposibilidad de mantener la dinámica económica y el empleo en la mayoría de los países, independientemente de que fueran capitalistas, socialistas o de economía mixta. México resintió particularmente la baja en la demanda y en los precios del petróleo en el mercado internacional, el estrechamiento de las disponibilidades financieras y las alzas en las tasa de intereses. Un peso sobrevaluado respecto del dólar indujo fuertes fugas de capitales. Después de reconocer desde diciembre de 1982 la realidad del tipo de cambio, con una drástica devaluación (la primera de MMH) que ajustó nuestra moneda a las condiciones del mercado, hemos mantenido una política de ajuste cambiario gradual, evitando variaciones abruptas”.

En 1983 arrancó operaciones el generosísimo Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios (Ficorca, a cargo de Ernesto Zedillo), por medio del cual se subsidió, a costillas del erario, dólares baratos para las grandes empresas. Miles de millones de dólares pagaron de las arcas públicas pagaron el festín. De la Madrid supuso que con el perro muerto la rabia era cosa del pasado: “la especulación ha disminuido considerablemente… la historia no puede, no debe volver atrás”, dijo.

Pero sí. “En 1987 fue el derrumbe de las cotizaciones en los mercados bursátiles del mundo. En el caso de la Bolsa Mexicana de Valores, el efecto se vio magnificado por las condiciones prevalecientes de sobrevaluación de las acciones. Se desató así la especulación contra el peso en los mercados cambiarios, a pesar de la fortaleza de la balanza de pagos del país y de la acumulación de reservas internacionales. Había desconfianza generalizada en el sistema financiero del país. Habíamos perdido el control de los mercados cambiarios”. Resultado, 3 mil por ciento de devaluación.

A Carlos Salinas de Gortari no le fue tan mal: 23 por ciento de devaluación acumulada en el sexenio, producto, según él mismo, de la “confianza” en su administración. Lo cierto es que se negó a devaluar y heredó tal responsabilidad al gobierno entrante, que al hacerlo le explotó en la cara. Decía el hijo predilecto de Agualeguas que “en el marco del pacto concertamos un mecanismo de deslizamiento gradual. En noviembre de 1991 eliminamos el control de cambios que se encontraba vigente desde 1982 y, de manera simultánea, establecimos una banda de flotación del peso frente al dólar. Esta nueva estrategia otorgó mayor flexibilidad al tipo de cambio en el corto plazo y fomentó una mayor estabilidad en el largo plazo”. Y también encubrió la devaluación acumulada: le quitó tres ceros al tipo de cambio, y cada dólar dejó de costar 3 mil y cacho de pesos, para mágicamente amanecer en 3 nuevos pesos y algunos centavos.

Así lo explicó: “los avances alcanzados en la recuperación económica con estabilidad de precios son la base para introducir, a partir del primer día de 1993, una nueva unidad monetaria que se llamará nuevo peso, y será equivalente a mil pesos actuales. Esta medida, que no altera en nada las decisiones económicas, permitirá simplificar procedimientos y facilitar transacciones. Propondré a esta soberanía la acuñación de una nueva moneda de plata equivalente a 20 nuevos pesos con la efigie de don Miguel Hidalgo para honrar la memoria del Padre de la Patria y recobrar aquellas monedas de plata que tanto nos enorgullecieron”. Más de 20 mil millones de dólares en reservas internacionales se sacrificaron a lo largo de 1994 para sostener artificialmente el tipo de cambio. Pero llegó diciembre y con él los “errores” y el “nuevo” gobierno, sobre lo que abundaremos en la siguiente entrega.

Las rebanadas del pastel

No perteneció al club de “modernos” devaluadores, pero el político-empresario Miguel Alemán Valdés hizo lo suyo. En su segundo informe de gobierno (1948) explicó: “hubo otros que se apresuraron a adquirir dólares para cubrir sus necesidades futuras en moneda extranjera, o simplemente para ponerse a cubierto de una devaluación previsible, en vista de las noticias provenientes del exterior que hablaban de devaluación de otras monedas… El gobierno no ignora que la devaluación afecta adversamente a grandes grupos sociales, sobre todo a los de ingresos fijos y especialmente a los asalariados, y por eso quiere declarar que considera que en el futuro inmediato el deber mayor del país está en defender a esos grupos” (en la crónica parlamentaria del día a pie de texto se aclara: “la asamblea tributa de pie clamorosa ovación y el público lanza vítores al primer mandatario”).

Banco de México: suicidio cambiario

Alejandro Nadal

El Banco de México y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a través de la Comisión de Cambios, recurrieron en días pasados a maniobras que se antojan desesperadas para mantener el valor del peso frente al dólar. Haciendo a un lado el mecanismo de subastas que ha venido aplicando el Banco de México, se recurrió a la venta directa de dólares con intermediarios y actores del mercado cambiario.

La Comisión de Cambios señala que el objetivo es “proveer liquidez y atenuar la volatilidad” en dicho mercado. Todo eso suena a rutina, pero no lo es.

Desde octubre pasado el Banco de México (BdeM) ha estado operando un mecanismo de subastas de dólares para estabilizar el mercado cambiario. Desde el punto de vista del BdeM, las subastas permiten sostener el tipo de cambio por las señales que la oferta de dólares envía al mercado. Por supuesto, eso sólo funciona si las señales llegan a todos los agentes en el mercado.

En las subastas no es necesario conocer la identidad de quien interviene comprando los dólares que ofrece el Banco de México. Tampoco es relevante saber cuánto compró cada agente. Lo importante es que el precio al que se cotiza la moneda verde al final de la subasta es de todos conocido. Ese nivel de transparencia mínimo es necesario y más o menos garantizado por el mecanismo de las subastas. Pero otro gallo canta cuando pasamos a las intervenciones directas.

Cuando hay una intervención directa en el mercado cambiario ya no se conoce ni la identidad de los agentes (bancos, corporativos, fondos de cobertura, etcétera), ni el monto de cada transacción. Pero lo más grave es que tampoco se conoce el tipo de cambio al que se vendieron los dólares. Es decir, el único elemento de transparencia que se obtiene en las subastas se pierde en la intervención con trato directo.

Si recordamos la forma en que se cocinaron fraudes como el del Fobaproa y otros “rescates”, esta conducta de la Comisión de Cambios provoca sospechas bien fundadas. La falta de probidad es proverbial en estas operaciones. Habría que analizar con más cuidado las posibles responsabilidades administrativas que estarían asociadas a este tipo de intervención. Lo menos que se puede esperar es que el Congreso llame a rendir cuentas a los funcionarios de la Comisión de Cambios, lo que probablemente sea mucho pedir. Un corolario de todo esto es la necesidad de redefinir la autonomía del BdeM que hoy permite a ese instituto imponer la política monetaria sin ningún proceso de rendición de cuentas.

Pero la intervención directa viene acompañada de otro problema. Cada operación “directa” implica operar en un régimen de excepción. Si los agentes sospechan que algunas transacciones se están llevando a cabo a un tipo de cambio preferencial, harán todo lo posible por obtener igual o mejor trato. De este modo el Banco de México estimula la formación de expectativas devaluatorias y, por lo tanto, el comportamiento especulativo. El BdeM se está disparando en los zapatos y acaba por sabotear los objetivos de estabilidad de su propia política cambiaria. En el fondo, esto es un suicidio cambiario.

Las subastas han sufrido un desaire en no pocas ocasiones y eso quiere decir que el modelo neoliberal carece de flexibilidad para reducir la tasa de interés. El diferencial de rentabilidad entre Cetes y Bonos del Tesoro estadunidense sigue siendo muy elevado. Pero cualquier intento por comprimirlo (bajando las tasas de interés en México) será castigado en el mercado con una fuerte presión contra el peso. De hecho, el BdeM redujo la tasa de interés de referencia (15 de enero) de 8.25 a 7.75 por ciento y las desangeladas subastas y lo que hoy el BdeM llama volatilidad del tipo de cambio son la respuesta en el mercado cambiario.

El problema es todavía más profundo. A medida que avance 2009 todos los indicadores de la economía mexicana van a acentuar su tendencia negativa. Ya veremos cómo el BdeM mantiene su política de altas tasas de interés, lo que será un elemento clave para profundizar y agravar la crisis en México. Pero para las autoridades económicas, ese premio al capital financiero es vital. Y serán precisamente los actores que operan en el mercado cambiario los que estarán observando con ojos inquietos: a la menor señal de que el tipo de cambio es insostenible, tocarán la alarma y saldrán corriendo.

Eso es lo mismo que pasó en 1994: por eso corría de un lado a otro el hoy gobernador del BdeM, para buscar darle una garantía cambiaria a los tenedores de Tesobonos. Y como en ese año, la debacle no va a poder evitarse: la presión contra el peso apenas acaba de comenzar. La crisis aparece como un colapso cambiario, pero eso es engañoso. Al igual que en 1994, estamos frente a la crisis del modelo económico que ha mantenido a la economía mexicana en el estancamiento desde hace 20 años. Ya es tiempo de cambiarlo.

'El País de las Maravillas'

Si en su momento Lewis Carroll, a través de su obra "Alicia en el País de las Maravillas", mostró el otro lado del espejo mediante el uso del lenguaje y las posibilidades de una lógica "sin lógica", o bien, una lógica lúdica, así, hoy México aparece dominado por juegos más dramáticos que imaginativos donde los personaje centrales, el Presidente y los políticos, aparecen con sus interpretaciones y despropósitos, perdidos entre los jardines de las delicias, atrapados en lugares comunes, como lo vimos en Davos.


Alejandra Rangel Hinojosa de Canales / El Norte - Rewforma / 07 Febrero 2009

Felipe Calderón fue al Foro en Suiza a convencer a los inversionistas de lo conveniente y seguro que resulta invertir en México donde, lejos de ser un "Estado fallido", se cuenta con una serie de fortalezas económicas y sociales, pues se tiene a uno de los "mejores equipos económicos del mundo".

También ofreció recomendaciones para salir de la crisis internacional: "Es urgente limpiar el sistema bancario como lo hizo México hace 10 años", dijo el Presidente. Como si las autoridades mexicanas fueran las indicadas para señalar a las finanzas mundiales las medidas.

Se requiere demasiada ingenuidad para presentarse en un foro internacional con posturas tan simples y con la misión de cambiar la imagen que se tiene de México en el exterior. Pareciera tratarse de un problema de mercadotecnia o de magos ilusionistas que mediante el discurso borraran los acontecimientos del País en relación a la violencia, el crimen, la inseguridad social y el narcotráfico.

Calderón y sus acompañantes expusieron su país de ilusiones, mientras asaltaban y mataban al investigador francés Christopher Augur, y días después a un General del Ejército, por mencionar a algunos. Frente a los hechos no hay palabras que valgan.

Gerardo Ruiz Mateos, Secretario de Economía, en su intervención en el mismo foro, señaló que México saldrá favorecido de la crisis financiera, pues es "el centro del mundo", con salida a los océanos Pacífico y Atlántico, acceso a Sudamérica, y una frontera que comparte con una de las economías más fuertes del planeta, como si todo fuera cuestión de geografía o de territorio y no de sensibilidad social y conocimiento financiero.

Pero sigue imperando la visión triunfalista fuera de contexto que parte de una situación de bonanza personal y desconoce la generación de pobreza, a los desempleados, el descontento de las organizaciones campesinas y obreras que al momento de su participación se manifestaban en México.

El Foro Económico de Davos terminó con un gran pesimismo y la incertidumbre acerca de la magnitud y fin de la crisis, así como con la desconfianza en torno a estas reuniones y los resultados de las propuestas internacionales.

Se necesita un cambio radical de los sistemas económicos y no simples medidas de emergencia, reconocer el fracaso de la ideología neoliberal y la necesidad de establecer la socialdemocracia, objetivos que se trabajaron en el otro extremo del planeta durante el Foro Social de Belém, en la Amazonia brasileira, una región que avanza en su proceso de deforestación y contribuye a la desregularización climática.

Ahí se abrieron espacios plurales con la asistencia de más de 400 organizaciones sociales e indígenas para estimular la reflexión hacia un mundo más democrático y justo. Agrupaciones que se manifestaron en contra del neoliberalismo, la guerra, el colonialismo, el racismo y el patriarcado, realizando actividades paralelas a Davos en temas sobre la educación, la justicia, ciencia y democracia, teología de la liberación.

"Otro mundo es posible", decían las voces y reclamaban a los Estados el interés tan sólo por el rescate de sus bancos, olvidando los 30 billones de dólares que se necesitarían para terminar con el hambre a nivel planetario.

Dos realidades como el espejo de "Alicia en el País de las Maravillas": de este lado el Sombrerero Loco y La Liebre de Marzo estancados siempre a las 6 de la tarde, o el gato de Cheshire, el único gato color rosa que sonríe y desaparece, la Reina de Corazones y las cartas de una baraja que juegan al criquet.

Del otro lado un mundo hecho de metáforas fallidas que intentan ocultar la miseria en la cual viven una inmensa cantidad de personas. Gobernantes que hablan de modelos inexistentes, dirigiéndose a un auditorio imaginario, retando a rechazar el catastrofismo y el alarmismo porque de acuerdo con esta tesis se daña al País y se ahuyentan las inversiones y se destruyen los empleos.

El propósito es ocultar, esconder, engañar, los ciudadanos aprendieron hace tiempo que la realidad rebasa a la ficción política.

Los magos y las ilusiones sí existen en la ficción de Carroll, el problema es cuando se escapan de ese plano y toman formas siniestras y oscuras, carentes de la magia del gato color rosa, seductor e imaginativo capaz de transformar las miradas y creer en un feliz no cumpleaños.

La autora es Licenciada en Filosofía y Maestra en Metodología de la Ciencia. Profesora e Investigadora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Cuenta con publicaciones en las áreas de literatura, cultura y análisis social. Estudiosa de temas de la Modernidad, Posmodernidad, y Desarrollo sociocultural.

Los artesanos indígenas de Chichen Itzá defienden su vida

Pedro Echeverría V.

“Mèxico, orgulloso de su pasado indígena parece avergonzarse de su presente indígena”.

Riding


1. El centro urbano y arquitectónico maya, Chichén Itzá (a 120 kilómetros de Mérida, Yucatán, México, se convirtió hace unos años en una de las llamadas “siete maravillas del mundo”. Desde entonces se ha multiplicado el número de turistas que la visitan, así como la cantidad de dinero que ingresa como turismo en ese sitio, los negocios de los dueños (sí, dueños) de las tierras donde están los monumentos y del gobierno que posee en don de mando. Los únicos que nada obtienen de las riquezas que produce Chichén Itzá son sus pobladores: los abuelos y bisabuelos que descubrieron las ruinas y participaron en su reconstrucción y los padres e hijos que durante los últimos cien años han vivido en el sitio y en los muchos pueblos de su alrededor. Muchos de éstos son, desde hace varios años, unos mil artesanos que luchan por un lugar para vender sus productos.

2. Mil artesanos que con el producto de su trabajo mantienen a unos seis mil miembros de sus familias y que sin sus ventas estarían casi muertos de hambre como el resto de la población yucateca; misma que al desplomarse la producción henequenera a mediados de los años sesenta y la industria cordelera a fines de la década de los setenta, tuvo que abandonar sus pueblos para llenar la ciudad de Mérida en busca de empleo, para alquilar sus brazos en Cancún o viajar como “bracero” a los EEUU. Por eso la gran lucha de los artesanos indígenas que desde hace ya diez años han intensificado sus batallas por lograr un espacio adecuado donde pudieran vender sus mercancía, producto de su trabajo. Por eso los que hemos podido apoyarlos no los hemos dejado solos.

3. Esos mil artesanos venden a lo largo del pasillo que va del llamado parador turístico que desemboca teniendo a la vista la pirámide maya conocida como El Castillo. Por terquedad de los “dueños (la familia Barbachano) y del gobierno mexicano que la administra, durante décadas los artesanos venden sus productos en el piso y en pequeñas mesas que cargan a diario; por falta de un techo de bobedías, lámina o de lona tiene que estar expuestos al terrible sol, a la lluvia, a las tolvaneras, al calor y al fresco. No poseen sanitarios o servicios, tampoco gavetas y bodegas que les evitaran cargar por kilómetros, diariamente, sus mercancías. Pero lo peor es que tanto los Barbachano como el gobierno buscan expulsarlos de la zona porque son una “competencia” a los negocios de los ricos en la zona.

4. Alan Riding escribió, nueve años antes del levantamiento zapatista del EZLN, “México, orgulloso de su pasado indígena, parece avergonzarse de su presente indígena. Los edificios del gobierno están cubiertos con pinturas murales y esculturas que loan el heroísmo de los aztecas, mientras que los museos albergan exquisitas joyas, cerámica y artefactos encontrados en las ruinas prehispánicas. Pero los indios mismos, los descendientes directos de ese glorioso pasado siguen siendo una raza conquistada, víctimas de la peor pobreza y discriminación que se pueda encontrar en México hoy día. El moderno México, que ha desenterrado sus raíces indígenas y elevado el indigenismo a símbolo de identidad nacional, tiene poco espacio para los indígenas del presente.

5. En 1994 los indígenas de Chiapas, bajo el liderazgo del sub Marcos, se levantaron en armas contra el gobierno neoliberal de Salinas. Fue un levantamiento que causó una revolución ideológica que “recordó” que existían los indios en México y obligó a una gran parte de la población de la alta burguesía y de las clases medias a tomarlos en cuenta, aunque en realidad todo quedó en el discurso. Los sucesivos gobiernos de Salinas y Zedillo (PRI) y de Fox y Calderón (PAN) durante 15 años los han tenido bien controlados en la montaña y la selva Chiapaneca cuidando no rebasar sus territorios. Si bien a partir de 1988 y 1994 los indígenas han tenido mayor movilidad y presencia en las luchas reivindicativas, la burguesía gobernante y empresarial ha controlado sus batallas.

6. Dentro de ese contexto, en la búsqueda de romper ese control, en la República han estado presente varias batallas indígenas y campesinas que luchan por defenderse de las imposiciones e invasiones de terratenientes y gobierno en Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Hidalgo, Michoacán y en estos años en Yucatán. Las políticas panistas en el pasado sexenio, encabezadas por el presidente Fox y por el gobernador Patrón Laviada, protegieron un gran saqueo de miles de hectáreas por terratenientes urbanos que, con el proyecto de construir un nuevo aeropuerto al norponiente del estado, a unos 25 kilómetros de Mérida, se adueñaron de grandes extensiones de ex ejidos henequeneros que arrebataron a los campesinos yucatecos. Así surgió la lucha de los ex ejidatarios de Oxcum.

7. Aunque en Yucatán han sido muy raros, muy pocos, los movimientos políticos de protesta, porque el clero, los empresarios y los políticos (“La casta divina”) han mantenido, desde el siglo XIX, a la población secuestrada con una ideología individualista y clerical, parece que en los últimos años has comenzado a surgir un pequeño descontento que esperamos cada día se haga mayor. Las protestas contra la persecución de los jóvenes con vestido negro y cabello largo, luchas contra el aumento de tarifas, las protestas contra Bush, las batallas de los campesinos en defensa de sus tierras y ahora la lucha de los artesanos de Chichén, nos hacen preguntamos: ¿cómo pueden los trabajadores yucatecos, quizá el estado más miserable después de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, resistir el desempleo, la explotación, los miserables ingresos, por tanto tiempo?

8. Los artesanos saben que su lucha es aún más larga. El gobierno nacional panista y el priìsta de Yucatán busca realizar grandes negocios alrededor de Chichén Itzá. No lo han dicho pero se vislumbra que pretenden abrir grandes hoteles y tiendas de departamentos alrededor de Chichén Itzá; pretenden repetir la experiencia de Teotihuacan de convertirlo en algo parecido a Disneylandia en la que los negocios comerciales y bancarios aprovechen el gran turismo para hacer multimillonarios. Esos proyectos de la gran burguesía internacional, contra los que luchó el heroico pueblo de Atenco y siguen batallando en el pueblo de Teotihuacan, traen mucha fuerza. Pero el pueblo mexicano es más importante por eso los pueblos de América se han estado unificando y brindando su solidaridad a estas luchas.