AMLO frente a Chávez
Ebrard y Mancera
Sobre cáncer inducido
Julio Hernández López / Astillero
Andrés Manuel López Obrador se tropezó a la hora de deslindarse de Hugo Chávez. Como si lo más importante fuese la fijación de su postura personal y no la condolencia generosa hacia un hombre que significó el cumplimiento desde el gobierno de algunos de los planteamientos que el tabasqueño ha propuesto pero no ha podido ejercer desde el poder nacional, el constructor de Morena colocó por delante de un tuit funerario la toma de distancia: No tuve vinculación con Chávez. Mis adversarios usaron su imagen para atacarme. Luego de esas doce palabras expiatorias, pasó a dejar el mensaje protocolario: Expreso mi pésame a sus familiares, amigos y a su pueblo.
El tuiteo de López Obrador tiene una virtud esclarecedora, pues permite apreciar los perfiles y el contenido de la propuesta política que ha sostenido hasta ahora y que no corresponde a la izquierda real. A quien ha sido dos veces candidato presidencial le sigue pareciendo necesario repeler cualquier vinculación con un personaje que logró viabilidad electoral para desarrollar desde el poder, frente a las mafias venezolanas y estadunidenses del poder (entre otras), un proyecto de socialismo que llevó verdaderos beneficios a amplias capas populares que hoy están listas para defender en las calles la continuidad de los cambios conseguidos.