Hartazgo acumulado
Tesoritos del PAN
¿En cuál cantina?
Julio Hernández López / Astillero
La pelota también rueda en México. Cruza campos secos, entre árbitros y autoridades vendidas, con todo arreglado para que pierdan unos, los muchos, y ganen otros que son pocos, los de siempre. Casi nadie logra escuchar ni entender el lenguaje de esa bola que va creciendo, ni en los análisis y comentarios confeccionados al mejor postor, ni en las pantallas o las páginas de los medios acomodaticios, ni en palacios, residencias, oficinas burocráticas o espacios de cualquiera de los muchos poderes que oprimen y violentan de manera institucional, permanente, implacable, y luego se asustan y vociferan ante las todavía escasas manifestaciones públicas de hartazgo sin salida política ni electoral, de ansiedad rupturista sin líder ni programa, del no concertado talión desde abajo que en las calles y las plazas va rodando como balón lleno de enigmas.
El uno de diciembre del año pasado y el diez de junio del presente han sido asomos de ese sonar de alertas que en Brasil ahora se ha manifestado en forma apabullante. Allí están parte de los grupos de jóvenes que mediante las redes sociales comparten conocimientos de combate callejero, cruzan mensajes y convocatorias y se aparecen en las manifestaciones masivas para acelerarlas en puntos arquitectónicos simbólicos del poder o ante las fuerzas del orden que repelen esos grupos en los que, sin duda, hay infiltrados y provocadores, pero también importantes y mayoritarias dosis genuinas de enojo, resentimiento, inviabilidad y revanchismo ante un sistema que les ha cerrado las puertas y los mantiene en una marginalidad casi seguramente insuperable.