Conflicto de interés, ¿cohecho?
El recurso de las donaciones
Discurso y gestos de guerra
Julio Hernández López / Astillero
No es la señora Angélica Rivera Hurtado quien debe dar explicaciones políticas y a la nación respecto de lo que hizo para adquirir un terreno y construir una muy lujosa residencia en la capital del país. Ella pudo haber ganado de manera lícita el dinero suficiente para comprar la llamada Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec y otros inmuebles de similar o mayor costo, lo que en todo caso deberá demostrar de manera amplia, integral y formal, sin necesidad de apelar a formatos mayestáticos, sino mediante la simple exhibición y desapasionado esclarecimiento del estado fiscal que ha guardado a lo largo de los más de 25 años de carrera artística que mencionó con ánimo justificatorio su marido.
Si tales probanzas no llegaran a acreditar de manera contundente e inequívoca la capacidad económica de la señora de Peña para hacerse de las propiedades que han causado revuelo nacional e internacional (se habla de propiedades para referirse no sólo a la mansión valuada en siete millones de dólares, sino también a la finca colindante, con entrada por otra calle de esa rumbosa colonia, que le fue allegada por Televisa), entonces ella debería quedar a disposición ejecutiva de la Secretaría de Hacienda y de la Procuraduría General de la República, entidades ambas tan persecutorias ante cualquier indicio de irregularidades fiscales que en automático deberían entrar en acción ante un caso tan relevante si tuviera indicios delictivos.