jueves, mayo 17, 2012

“Un viejo pleito…”

Francisco Garfias

El general de División Tomás Ángeles Dauahare, retenido en la SIEDO por supuestos vínculos con el narcotráfico, es uno de los militares más críticos con la estrategia de combate al crimen organizado.

“Esta guerra no va a llegar a nada”, suele decir el retirado general, quien estuvo en la terna para secretario de la Defensa, antes de que se sentara en La Silla el presidente Calderón.

Ángeles, subsecretario de la Defensa a principios del sexenio, trae bronca casada con el general Guillermo Galván, actual titular de la Sedena, pero también con Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública. “Un viejo pleito”, ilustró el diputado Rogelio Cerda, presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara baja, sin dar mayores detalles.

Al general Ángeles lo conocí en un desayuno, hace ya casi dos años. Un amigo en común, Francisco Ríos Zertuche, asesor del jefe de Gobierno del DF, nos juntó en el Konditori de Insurgentes.

Lo vi dos o tres veces más. Siempre me llamó la atención por su excesiva austeridad. A la hora de la cuenta era muy ahorrativo o apenas le alcanzaba. Andaba en un carro mediano. Un Lancer, de Mitsubishi.

Si el general tiene dinero, no se le vio por ningún lado.

Sabemos que la familia ya acudió a la CNDH. Juan Manuel Flores Cabrera, yerno de Ángeles, entregó ayer un escrito en el organismo que encabeza Raúl Plascencia.

Le aseguraron que anoche mismo enviarían a la SIEDO un visitador especial para entrevistarse con el militar detenido.

A Tomás Ángeles Dauahare, nieto del legendario general Felipe Ángeles, lo tuvieron incomunicado hasta el mediodía de ayer, aseguran sus familiares. Su esposa, Leticia Zepeda, es la única que lo ha visto. Estuvo con él por espacio de media hora. “Está bien y tranquilo. Va a pasar otra noche allí”, le dijo al yerno.

El general en desgracia fue uno de los ponentes en la Mesa de Seguridad Nacional instalada en el foro sobre el tema organizado por la Fundación Colosio en San Luis Potosí.

Al evento, celebrado el pasado 9 de mayo, asistió Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República.

Tenemos notas de ese foro de expertos en el tema de seguridad, donde el general compartió mesa con Ana María Salazar, compañera nuestra en el programa Contrastes de Proyecto 40, pero también con Fernando del Villar, ex director del Cisen.

En la mesa confirmó su condición de crítico de la estrategia de combate al crimen organizado. Según apuntes que nos hicieron llegar, Ángeles dijo, entre otras cosas, que el crimen organizado ha llegado a un límite en que está afectando a la seguridad nacional.

Y más: “No se tiene una estrategia de seguridad nacional. Hay que establecer objetivos para tener rumbo; una vez definido éste, hay que establecer cómo lograrlo. Así se construye una estrategia en la materia.”

Ángeles Dauahare está convencido de que para mejorar el combate al crimen organizado se requiere una policía nacional certificada, con mejores condiciones laborales, profesionalizada y experta en técnicas operativas.

Destacó también la necesidad de controlar a las empresas de seguridad privada y atender el problema de tráfico de armas. Fue muy crítico con las violaciones a los derechos humanos cometidas, dijo, por militares que participan en la llamada “guerra al narco”.

A la detención del general siguieron versiones de que era un “castigo” por haber asistido al foro encabezado por Peña Nieto. Algunos apresurados hasta lo hicieron candidato a suceder al general Galván, en caso de triunfo del candidato del PRI.

Peña salió de inmediato a cortar la versión. “No tiene, ni tuvo, ninguna responsabilidad con un servidor. Había tenido oportunidad de conocerle cuando fungió como subsecretario de la Defensa, y no tenía mayor relación con él, en lo personal”, aclaró el priista.

Ángeles, detenido junto con el general brigadier DEM Roberto Dawe González, metió un amparo. Hasta anoche no se lo habían otorgado.

El caso del exilio forzado del padre Solalinde fue ampliamente debatido por la Comisión Permanente. Diputados y senadores, a propuesta del perredista Rubén Velázquez, no sólo condenaron unánimemente las agresiones contra el activista y defensor de los migrantes, quien deja el país durante dos meses, obligado por las amenazas de muerte en su contra, proferidas por la delincuencia organizada.

Durante el debate, el diputado Vladimir Ramos, otrora de Nueva Alianza, hoy del PAN, quiso acorralar a su homólogo priista Heliodoro Díaz Cárdenas, secretario de gobierno en Oaxaca en tiempos de Ulises Ruiz.

Ramos citó en tribuna declaraciones que atribuyó a Solalinde, en las que también acusa al ex gobernador de Oaxaca de amenazarlo y lo hace responsable de cualquier agresión que sufran sus colaboradores.

El priista acusó el golpe. En tono que quiso ser enérgico, reviró: “Heliodoro no protege ni encubre a nadie. Merece respeto el señalamiento del padre Solalinde. Si éste tiene fundamento, que se investigue y se proceda”.

En la bancada del PRI algunos hasta aplaudieron.

No hay comentarios: