Rubén Cortés
De acuerdo con Mitofsky, Josefina Vázquez Mota perdió siete puntos en las preferencias de los electores que no se identifican con ningún partido, en tanto que AMLO ganó cinco puntos: a finales de abril, la candidata panista tenía 18 por ciento, y a mediados de mayo tiene 11.
En cambio, AMLO creció de 14 a 19; mientras el priísta Enrique Peña suma 30 porque subió tres puntos. En las cuentas de Mitofsky, el 41.2 por ciento de los electores son independientes.
Además, ya AMLO la desplazó del segundo lugar en Parametría (25 él y 24 ella) y Buendía & Laredo (24.8 por 23.1). Y BGC los tiene empatados a 26 puntos. Josefina sólo va segunda en GEA/ISA (24.9 a 23.4) y Mitofsky (26 a 24).
Lo llamativo es que, en Mitofsky de ayer, Josefina perdió desde el viernes un punto, y AMLO incrementó uno. Aún así, la panista sigue haciendo campaña para el candidato de la izquierda.
Mantiene su encendido discurso contra Peña, al estilo de “¡qué cínico, qué mentiroso, qué corrupto es!”.
También criticó a Gabriel Quadri, candidato del Panal: “Se sabe que detrás de su candidatura está Elba Esther Gordillo, quien no permite que avance la evaluación y chantajea para que se suspenda la evaluación en el sistema educativo”.
¿A AMLO? Ni con el pétalo de una acusación, pues es su aliada, algo atisbado, en su columna semanal de Reforma, por Germán Martínez Cázares, uno de los panistas de ideología más diáfana y de una integridad intelectual enaltecedora en su partido:
“La siguiente etapa de la embestida contra Josefina Vázquez Mota será pedirle declinar su candidatura para formar un bloque opositor al PRI. El plazo permitido por la ley electoral para sustituir libremente a un candidato presidencial se agota.
Sólo quedan quince días”.
Según Martínez Cázares, “esos apuñaladores del sistema de partidos cocinan una nueva “iniciativa ciudadana” con el mismo aderezo antipriísta”.
Es notable la coincidencia de este excelente texto de Martínez Cázares con otro de similar factura editorial, publicado por Roberto Gil también en Reforma, hace un año, cuando el hoy jefe de la campaña de Vázquez Mota buscaba la presidencia del PAN:
“Se ha sembrado la prisa de muchos panistas por regresar a la oposición para encontrar un cómodo asidero al desconcierto. Desde ese vacío, sólo podremos ofrecer reflejos antipriístas que dicen muy poco sobre lo que somos”.
Pero es manifiesto que ni Germán ni Roberto son santos de la devoción del panismo pro AMLO. El propio Gil ha sido apartado en la toma de decisiones en la campaña de Josefina. Y el concurso de Germán ni siquiera ha sido reclamado.
Por eso Josefina ha podido aliarse a AMLO. Porque AMLO se está comiendo el PAN.
De acuerdo con Mitofsky, Josefina Vázquez Mota perdió siete puntos en las preferencias de los electores que no se identifican con ningún partido, en tanto que AMLO ganó cinco puntos: a finales de abril, la candidata panista tenía 18 por ciento, y a mediados de mayo tiene 11.
En cambio, AMLO creció de 14 a 19; mientras el priísta Enrique Peña suma 30 porque subió tres puntos. En las cuentas de Mitofsky, el 41.2 por ciento de los electores son independientes.
Además, ya AMLO la desplazó del segundo lugar en Parametría (25 él y 24 ella) y Buendía & Laredo (24.8 por 23.1). Y BGC los tiene empatados a 26 puntos. Josefina sólo va segunda en GEA/ISA (24.9 a 23.4) y Mitofsky (26 a 24).
Lo llamativo es que, en Mitofsky de ayer, Josefina perdió desde el viernes un punto, y AMLO incrementó uno. Aún así, la panista sigue haciendo campaña para el candidato de la izquierda.
Mantiene su encendido discurso contra Peña, al estilo de “¡qué cínico, qué mentiroso, qué corrupto es!”.
También criticó a Gabriel Quadri, candidato del Panal: “Se sabe que detrás de su candidatura está Elba Esther Gordillo, quien no permite que avance la evaluación y chantajea para que se suspenda la evaluación en el sistema educativo”.
¿A AMLO? Ni con el pétalo de una acusación, pues es su aliada, algo atisbado, en su columna semanal de Reforma, por Germán Martínez Cázares, uno de los panistas de ideología más diáfana y de una integridad intelectual enaltecedora en su partido:
“La siguiente etapa de la embestida contra Josefina Vázquez Mota será pedirle declinar su candidatura para formar un bloque opositor al PRI. El plazo permitido por la ley electoral para sustituir libremente a un candidato presidencial se agota.
Sólo quedan quince días”.
Según Martínez Cázares, “esos apuñaladores del sistema de partidos cocinan una nueva “iniciativa ciudadana” con el mismo aderezo antipriísta”.
Es notable la coincidencia de este excelente texto de Martínez Cázares con otro de similar factura editorial, publicado por Roberto Gil también en Reforma, hace un año, cuando el hoy jefe de la campaña de Vázquez Mota buscaba la presidencia del PAN:
“Se ha sembrado la prisa de muchos panistas por regresar a la oposición para encontrar un cómodo asidero al desconcierto. Desde ese vacío, sólo podremos ofrecer reflejos antipriístas que dicen muy poco sobre lo que somos”.
Pero es manifiesto que ni Germán ni Roberto son santos de la devoción del panismo pro AMLO. El propio Gil ha sido apartado en la toma de decisiones en la campaña de Josefina. Y el concurso de Germán ni siquiera ha sido reclamado.
Por eso Josefina ha podido aliarse a AMLO. Porque AMLO se está comiendo el PAN.
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