sábado, noviembre 24, 2012

Ocho de cada 10 mexicanos, son felices

Ana Langner / El Economista

A pesar de los niveles de violencia y las brechas sociales que se registran en el país, la mayoría de los mexicanos dice estar satisfecha con su vida, reveló el primer estudio del Instituto nacional de Estadística y geografía (INEGI) Bienestar Subjetivo.

La muestra representativa aplicada a 10,000 hogares mexicanos en forma aleatoria durante el primer trimestre de 2012 revela que 47.3% de las personas entre 18 y 70 años de edad que viven en el país está satisfecho con su vida; 36.1% se encuentra moderadamente satisfecho; es decir, 83% de la población en el país dice ser feliz, detalló el presidente del INEGI, Eduardo Sojo.

En contraste, 11.8% está poco satisfecho y 4.8% está insatisfecho con su vida, ello significa que 16.6% no encuentra felicidad plena.

La encuesta detalla que de cero a 10 la valoración promedio de satisfacción con la vida en este estudio fue de 8.0 y los aspectos de la vida con los que la población está más contenta es con su vida familiar, calificada con 8.6; autonomía, con 8.5; salud, valorada en 8.2, y vida afectiva, que obtuvo un 8.2.

Del otro lado de la moneda, los ciudadanos muestran mayor insatisfacción con su situación económica, al calificarla con un 6.5; la situación del país fue calificada con 6.8; su tiempo disponible, 6.8, y la calificación que le dan a su educación es de 6.9.

Al respecto, Sojo explicó que los factores que pueden llegar a afectar “brutalmente” los niveles de este balance afectivo son violencia en el hogar, tener que depender de otro para el gasto corriente o cuando se tiene a un hijo con enfermedad delicada, factores que principalmente sufre el sector femenino, aclaró al respecto el director general adjunto del INEGI, Gerardo Leyva.

Los jóvenes entre 18 a 29 años son los que se dicen más satisfechos de la vida que tienen, al dar una calificación de 8.1 a este rubro; este marcador se reduce a 7.9 entre la población de 45 a 59 años y de los 30 a 44 años, así como de los 60 a 70 años, quienes marcan su bienestar con un 8.0 de promedio.

En entrevista, luego de la presentación, Eduardo Sojo aseguró que el promedio arrojado por esta encuesta no es una sorpresa.

“Somos más felices que en el Reino Unido”, aseguró al contrastar que 75.9% de los ciudadanos de este país contestó a una pesquisa similar que era feliz, mientras que más de 80% lo es en tierra mexicana.

Por su parte, Gerardo Leyva explicó que las personas, en general, “estamos diseñadas para estar felices con nuestras vidas” y los casos especiales amargos como la pérdida de un hijo por la violencia que se vive en el país o el secuestro de algún familiar no se ven reflejados en esta estadística.

Sojo aseguró que este índice es equiparable con otros estudios internacionales. En el Índice Mundial de Felicidad, realizado por el Earth Institute de la Universidad de Columbia, México ocupa el lugar 61, muy cerca de Marruecos, Bangladesh, Uganda, Guatemala e Israel.

Este estudio destaca que, cuando se evalúa la dimensión individual de la felicidad, el factor que más determina es la salud mental, a pesar de que sólo un cuarto de la población enferma recibe atención en los países desarrollados y una fracción menor en los subdesarrollados.

La seguridad laboral y las buenas relaciones en el lugar de trabajo son más importantes que los buenos salarios o la flexibilidad horaria, el desempleo causa tanta infelicidad como una separación amorosa, destaca el informe internacional.

ESTÍMULOS Y SATISFACCIONES

El motor emotivo

El balance afectivo -indicador que mide la intensidad de las emociones- es positivo en general consigna el informe. Este indicador, cuyas variables recorren del -1.00 al +1.00, obtuvo una calificación de +0.48.

Dentro de los factores que promueven mayor bienestar en las personas se encontró que dar elogios o reconocimientos favorece este hecho. Quienes 15 días antes de la encuesta recibieron estos estímulos tuvieron un balance afectivo de 0.52, en tanto los que carecieron de ello presentaron 0.39.

El ejercicio es una buena práctica para sentirse mejor, pues los que practican ejercicio físico competitivo tienen un promedio de 0.54 en su balance, en tanto los que llevan una vida sedentaria tuvieron 0.26.

Los niveles de satisfacción con la vida se incrementan a medida que consideran tener más dinero para gastar en bienes propios. Al dividir a la población en quintiles de acuerdo con su gasto corriente, el de nivel más alto califica con 8.5, mientras que el de nivel más bajo lo hace con un 7.6.

En contraste, en las personas que en un lapso de 12 meses previos a contestar la entrevista sufrieron de algún tipo de agresión física, disminuyó su bienestar. Aquellos que reportaron violencia directa por parte de un desconocido obtuvieron un balance afectivo promedio de 0.36, inferior al promedio general, que es de 0.48. Este fenómeno se acentúa en aquellas personas que reportaron recibir embates por parte a alguien con quien viven, el número arrojado desciende a 0.26.

El dinero no lo es todo

Si bien la situación económica se encuentra en el último lugar dentro de las calificaciones promedio que la ciudadanía le otorga a su satisfacción de vida, el factor monetario no lo es todo para los mexicanos, afirmó el director general adjunto del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, Gerardo Leyva.

Al presentar cifras sobre el bienestar subjetivo de los mexicanos, Gerardo Leyva explicó que los niveles con satisfacción de vida más bajos se centran en aquellas personas que alguna vez fueron agredidas por gente que habitaba en su mismo techo, viven en hogares donde hay adicciones o han sido víctimas de maltrato o drogadicción.

Aquellos que mejoraron su nivel de vida en comparación con la que tenían cuando niños y quienes no se han visto en la necesidad de recurrir a otros para solventar su gasto corriente registran un elevado promedio de satisfacción de vida.

Debido a factores de actividad, los estudiantes y jubilados son los que califican mejor la satisfacción de vida, otorgándoles 8.6 en los dos grupos. Mientras tanto los desocupados ofrecen una calificación de 7.5 en una escala del 0 al 10.

Un evento no económico claramente detectable sobre quienes registran un elevado nivel de satisfacción con la vida es haber recibido elogios o reconocimientos y hacer ejercicio regularmente, así como sentirse capaz de tomar decisiones importantes libremente.

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