viernes, agosto 24, 2012

Arbitraje y ciudadanos tranquilos

Eduardo Ibarra Aguirre

Que el presidente del perredismo fuera colocado en la tesitura de aclarar a los consejeros ciudadanos que deciden el rumbo y los pasos del Instituto Federal Electoral, lo más elemental de la conducta de su partido en esta coyuntura, da una clarísima idea del papel que está jugando el llamado árbitro.

“No somos agitadores ni amedrentadores” explicó Jesús Zambrano, acompañado de sus pares en los partidos del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, a los nueve consejeros en la sesión del día 22 para argumentar las demandas del Movimiento Progresista, tras que el 21 lo hicieron con los 11 magistrados del Tribunal Electoral.

El sonorense solicitó a los consejeros respeto al derecho de la coalición y del Partido de la Revolución Democrática a “recurrir a las vías de defensa que mejor les convenga”.

Demandar respeto a un órgano constitucional autónomo para una coalición de partidos y su candidato presidencial pareciera ser, de suyo, la peor carta de presentación del IFE.

A ganarse estas malas cartas de presentación, contribuye con singular esmero el presidente consejero, quien en la misma sesión relacionó la desconfianza que a pulso se ganaron las instituciones con “un déficit de la cultura democrática”.

Lo explica así Leonardo Valdés: “La repercusión que algunos de los argumentos que se han planteado en este debate poselectoral tienen que ver con la inercia de una cultura política aún deficitaria en el sentido de estar basada en la desconfianza, en dar crédito a argumentos que lo que hacen es impedirnos la reflexión y el análisis objetivo de los procesos electorales”. Sólo los argumentos del otrora dirigente del Partido Mexicano de los Trabajadores y ahora converso a hombre del poder, coadyuvan a la reflexión y el análisis. Va su más reciente tesis (¿doctoral?): “Yo lo que puedo atestiguar es que los ciudadanos están tranquilos”.

Por si no fuera suficiente lo anterior, el informe de la Unidad de Fiscalización sostiene que las denuncias presentadas, “en ningún caso incluyen datos, documentos o información contundente que le permita a la autoridad actuar de manera inmediata”. Además “no existen contratos entre Monex y partido alguno”. La denuncia no es por ser tontos, sino por disponer de dinero de origen presuntamente ilícito.

En torno al supuesto rebase de los topes de campaña, en la que se cuestiona la presencia apabullante de Enrique Peña en espectaculares, tiene como reporte de avance que de los 4 mil 129 espectaculares denunciados al mes de abril, la Unidad de Fiscalización sólo identificó plenamente 2 por ciento de los anuncios.

Pero eso sí, sobre la queja en la que se denuncia financiamiento presuntamente ilícito de las asociaciones civiles Morena, Honestidad Valiente, Proyecto Alternativo de Nación y No nos Vamos a Dejar, se detectaron tres cuentas de Honestidad Valiente, con 3 mil 42 transacciones, de las cuales 2 mil 932 se realizaron en efectivo.

La parcialidad del costosísimo árbitro electoral coloca a los estrategas de Peña Nieto en actitudes que son descalificadas por “bravuconas”, pues Luis Videgaray y el impresentable Emilio Gamboa dan por un hecho la aprobación de las tres reformas legislativas de su jefe; además de que Sebastián Lerdo de Tejada pretende dar lecciones de “autoridad moral” en materia de financiamiento electoral ilícito, pensando acaso como Gonzalo N. Santos, el cacique potosino de mediados del siglo pasado, que la moral es “un pinche árbol que da moras”.

Andrés Manuel López Obrador, en contrapartida, emplaza a Felipe Calderón a revelar la información que posee sobre el probable lavado de dinero para la candidatura presidencial del PRI.

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