jueves, mayo 24, 2012

Yo soy 132: ¿Los indignados mexicanos?

Deisy Francis Mexidor

El proceso electoral en México adquirió un nuevo matiz, gracias a un movimiento de manifestaciones juveniles que comienza a hacerse habitual por estos días en el Distrito Federal y en otras ciudades del país.

Lo ocurrido puertas adentro de la Universidad Iberoamericana, una institución de enseñanza superior privada solo abierta a jóvenes con posibilidades económicas, fue el detonante.

Un grupo de estudiantes cuestionó al candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, durante su visita a la institución el viernes 11 de mayo, de donde fue obligado a salir entre abucheos y gritos de "fuera".

En la televisión descalificaron a los muchachos por la actitud hacia el aspirante presidencial, algunos políticos del PRI también se pronunciaron y entonces 131 alumnos de la Ibero publicaron un video en Internet en el que desmienten que hayan sido pagados o no estuviesen en la nómina del centro.

El viernes 18 los medios de prensa colocaban en titulares una marcha hasta Televisa acerca de un movimiento espontáneo convocado por redes sociales denominado Yo soy 132 (Todos somos 132) para sumarse a los 131 alumnos que pusieron sus rostros y credenciales en la red.

Pero en especial se manifestaron por la libertad de expresión y contra la manipulación informativa que aseguran se cuece en las televisoras.

Al día siguiente, el sábado 19, en menos de 24 horas y también convocados por las redes sociales, miles de mexicanos, en su mayoría jóvenes, avanzaron desde el Zócalo de la ciudad hasta el Ángel de la Independencia en una caminata denominada "anti-epn", en alusión a las iniciales de Enrique Peña Nieto.

El domingo 20 el Zócalo se volvió a llenar con jóvenes, esta vez en explícito apoyo al candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador. Según estimados de prensa se reunieron en la Plaza de la Constitución alrededor de 46 mil personas.

Ayer un nuevo llamado a marchar se adueñó de las redes, incluso se difundió un código de ética para quienes sigan a este incipiente movimiento estudiantil que empieza a dar de qué hablar y comienza a ganarse epítetos. ¿Son los indignados? ¿los chicos de una primavera mexicana?

"Es muy bueno lo que estamos viendo, que los jóvenes se manifiesten por la libertad de expresión y el papel de los monopolios de información", aseguró a Prensa Latina Emilio Álvarez, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

Calificó lo que está ocurriendo de evento muy capitalino, con réplicas en más de una decena de ciudades, el cual resulta loable para la democracia nacional porque ha colocado una agenda de discusión en la palestra pública.

Este miércoles Yo soy 132 volvió a las calles mexicanas y se estimaron en el Distrito Federal más de 15 mil participantes.

En el monumento Estela de Luz dieron a conocer su pliego de demandas: buscan la democratización de los medios de comunicación con el fin de garantizar información transparente, plural e imparcial para fomentar una consciencia y pensamiento críticos.

Exigen que se resuelva la situación actual de miseria, desigualdad, pobreza y violencia y demandan la transmisión en cadena nacional del debate de los candidatos a la Presidencia de la República el próximo 10 de junio.

"Y no encontramos en esto una imposición a las audiencias privilegiadas, sino como forma de garantizar el derecho de elegir ver o no a quienes hoy no cuentan con esa posibilidad", destacó el manifiesto.

Aunque los jóvenes se declaran "apolíticos" y "apartidistas", el impacto y alcances de sus acciones, de acuerdo con analistas, deben aventurar una opinión, o puede ser algo efímero que dure solo el resto de la campaña electoral.

Tal vez puede llegar a influir sobre las preferencias electorales y quizás hasta extenderse más allá de los comicios con una agenda más amplia y profunda que el simple rechazo al PRI y su candidato, opinan.

Por eso para Emilio Álvarez todo esto es apenas una semilla, una sonrisa, una esperanza, una proporción guardada de la primavera mexicana que "vamos a ver hasta dónde llega" que por lo pronto le cayó como agua de mayo al proceso electoral.

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