miércoles, mayo 02, 2012

Un minuto de silencio por Regina Martínez en Congreso veracruzano y la exigencia de aclarar el crimen

Apro

Al inaugurar el cuarto periodo ordinario de sesiones del Congreso de Veracruz, diputados de todos los partidos guardaron un minuto de silencio en honor de Regina Martínez Pérez, corresponsal de Proceso asesinada el viernes pasado en su domicilio del popular barrio del Dique de esta ciudad.

Diputados de todas las fracciones partidistas se pronunciaron por el esclarecimiento del asesinato y enaltecieron la “intachabilidad” (sic) de la reportera que también cubría la fuente legislativa.

De manera enérgica, la priista Olga Lidia Robles, diputada local por el distrito de Pánuco, reconoció el trabajo de Regina Martínez, “quien siempre privilegió los hechos y los acontecimientos sobre las especulaciones”.

También llamó a evitar que la muerte de la corresponsal y el dolor que provocó su fallecimiento, tanto entre sus familiares como entre sus compañeros, se conviertan en un espectáculo. Robles llamó a dejar que las investigaciones fluyan a través de la comisión interinstitucional que se creó para resolver el caso.

“Con nuestras declaraciones, con nuestros intereses, con nuestras especulaciones y con la reproducción intencionada o no intencionada de mentiras o verdades a medias, enturbiamos la escena del crimen y le restamos la credibilidad a las instituciones que tienen esta responsabilidad de aclararlo. No politicemos el crimen de Regina, dejemos que la comisión interinstitucional haga su trabajo. Su muerte nos duele a todos, no hagamos del dolor un espectáculo, no lucremos con este dolor”, indicó la legisladora.

Por su parte, el diputado local de la fracción del PAN, Danilo Alvízar Guerrero, reconoció el entorno hostil en el que los cinco reporteros asesinados en el sexenio de Javier Duarte ejercían su trabajo.

“No pueden desligarse del entorno, las circunstancias y las características en que ejercían su trabajo, puesto que todos los asesinados honraron el deber del periodismo hacia las causas sociales” como “denunciar el abuso de poder, la corrupción, la desaparición y muerte de luchadores sociales”.

Por su parte, Armando de la Luz, diputado local por Movimiento Ciudadano, además de recordar la honorabilidad de Regina, reconoció que México es el país más peligroso para ejercer el periodismo, después de Irak, con la diferencia de que nuestro país no está en guerra.

“Se trató de una mujer intachable. Yo tuve el gusto de conocerla desde hace varios años y por eso me uno a la exigencia de pedir justicia por Regina, porque todos somos Regina”, subrayó.

También la diputada del PAN y presidenta de la Comisión de Equidad y Género, Martha Lilia Chávez, replicó que independientemente de las circunstancias, se trata del asesinato de una mujer veracruzana que se suma a las demás.

“Recordamos a las autoridades que independientemente de cualquiera que sea el resultado de la investigación, es otra mujer, es una mujer más que muere asesinada, por la razón que sea, incluso sin hacer especulaciones si puedo hablar de la razones de odio y de muchísima dificultad para vivir una vida libre de violencia”.

El asesinato de Regina Martínez se suma a los 70 homicidios dolosos en contra de mujeres, monitoreados a través de medios locales por Mayela García Ramírez, presidenta del Colectivo de Investigación, Desarrollo y Educación.

La presidenta de la Comisión de Equidad y Género también se pronunció a favor de la resolución del crimen, y exigió que se agoten todas las líneas posibles de investigación para dar con los responsables del cobarde asesinato.

El iniciar la sesión, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso local, Eduardo Andrade Sánchez, aquel legislador federal que en estado de ebriedad irrumpió en un noticiero radiofónico en el 2000, se dirigió a los diputados:

“Pido que permanezcan de pie para guardar un minuto de silencio por el fallecimiento de la periodista Regina Martínez, quien cubría la fuente del Congreso local”.

Eso fue todo. Sesenta segundos de sepulcral silencio, entre cabezas agachadas de los diputados locales que la conocieron; indiferencia en los legisladores suplentes que recién tomaron protesta –y que jamás fueron entrevistados por ella–, y rostros tristes, con el coraje a flor de piel de los reporteros que convivieron con ella.

Por separado, en los pasillos del inmueble de la avenida Encanto, el legislador del Movimiento Ciudadano (MC), Armando Méndez de la Luz, recordó la labor periodística de la corresponsal de Proceso y su trabajo al frente de la fuente legislativa.

“Se trató de una mujer intachable. Yo tuve el gusto de conocerla desde hace varios años y por eso me uno a la exigencia de pedir justicia por Regina, esperemos que se avance en las investigaciones”, afirmó.

Seria y discreta

En la privada de Rodríguez Clara, donde residía Regina Martínez Pérez, así la describen: “era de las más serias y discreta del barrio”.

Siempre andaba sola, sin conflictos con vecinos, jamás ponía música en niveles estridentes; salía temprano de su domicilio y regresaba ya tarde, ni a la tienda iba, aunque solía sacar la basura personalmente.

Francisco Hernández, el tendero más cercano a la casa marcada con el número 208, donde la corresponsal de Proceso en Veracruz fue hallada sin vida el pasado sábado 28 de abril señala que desde hace 18 meses “aproximadamente”, Regina Martínez ya no acudía a las tiendas, verdulerías, carnicerías o farmacias de la zona.

Para comprar agua embotellada, cigarros, frutas, legumbres y otros insumos, Regina Martínez les pedía a algunos vecinos el favor. Tenía mandaderos. Los últimos, unos niños de la privada. Anteriormente tenía un señor, que incluso le hacía trabajos de aseo y después una “muchacha chaparrita”, relata Francisco.

Afuera del domicilio donde vivió Regina Martínez durante 15 años hay estacionada una camioneta Ram blanca de la Procuraduría General de Justicia del estado de Veracruz. Dos agentes ministeriales se encargan de sondear y hacer preguntas breves a cuanto reportero hace acto de presencia en el lugar.

“Entiéndanos y no se saquen de onda; estamos en una investigación”, dicen, para proceder a preguntas de rutina. Nada extraordinario.

Pabla Bravo, señora septuagenaria de dicha privada platica: “Era muy seria, casi no salía, tenía muchos años de vivir por aquí; siempre un ¡buenas tardes!, un ¡hasta luego!, puro saludo cordial. Nos encontrábamos a la hora de sacar la basura, siempre la veía sola, siempre vivió sola”.

Los vecinos de la privada de Rodríguez Clara hablan con recelo, desde el pasado sábado y hasta el día de hoy (miércoles) no han dejado de desfilar los de la Procuraduría General de Justicia, los de la Agencia Veracruzana de Investigación… a ellos, hay que sumarle los reporteros.

Religiosamente, a las 10 de la mañana, Regina Martínez salía a trabajar, los inquilinos la veían perderse al final de la privada, sí iba a reportear al centro llegaba a pie, si iba al Congreso local lo hacía en taxi.

Los vecinos también cuestionan: “¿Por qué fue?, ¿Quién fue?

En las afueras del domicilio de Regina Martínez hay tres veladoras en el último rincón, casi a ras de suelo, la parafina de los artilugios religioso está a punto de extinguirse.

Los reporteros del Congreso local están ultimando detalles para los nueve días del homicidio; mientras que en Coatzacoalcos, la Asociación de Periodistas de Coatzacoalcos (APEC) anuncia una marcha para protestar por el asesinato de la periodista Regina Martínez y exigir al Gobierno del Estado la verdad y la justicia. La marcha será a las nueve de la mañana.

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