miércoles, mayo 23, 2012

¿Traiciones?

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

La ambición por el poder es desmedida. Lo cuento como lo escuché, en ambas versiones de dos fuentes distintas.

Un distinguido, conspicuo y elegante empresario regiomontano al que veo por vez primera me convoca, por intermedio de un mutuo amigo, a comer en un restaurante de postín. Una vez hechas las presentaciones y bebido el aperitivo, el convocante, en un gesto de discreción, se despide. Después llega la confidencia, ¿o sería la infidencia?

Oí, no sin cierto pasmo, lo siguiente: Alfonso Romo está decidido a figurar en política; descubrió que el dinero, además de hacer casi indestructibles las complicidades, hace sólidas las amistades. En ese entendido prestó su rancho y convocó a una reunión en ella a AMLO, para que éste conversase y llegara a acuerdos con el presidente de la República, debido a la casi inexistencia electoral de JVM. ¿Declinará, como lo hizo Marcos Efrén Parra Gómez?

Determinan entonces apoyos a Morena, con la exclusiva pretensión de que el PRI no regrese al poder. Como colofón, escucho las consabidas lamentaciones porque se traiciona el espíritu chipinque, porque se actúa en contra de México, porque se engaña a los panistas, porque todo parece indicar que las últimas semanas de la contienda electoral el nuevo modito de hacer proselitismo puede salirse de madre hasta llegar a la confrontación, hasta fomentar y abrir las puertas a la violencia sin fin.

La segunda versión del mismo hecho proviene de un refinadísimo prelado, orgulloso de su condición de célibe, de su inteligencia y de una magnífica cruz pectoral, de oro y gemas preciosas, que presume de idéntica manera a como un padre ponderaría las virtudes de un hijo. En esta ocasión fui recibido en la casa arzobispal.

Luego de los prolegómenos sobre la actualidad política, el prelado se queja amargamente de que el presidente de la República los haya preterido y hoy tenga sus preferencias con los cristianos de La Casa sobre la Roca, para después, como si estuviésemos bajo el secreto de confesión, contarme que como AMLO y el presidente tienen ideas afines en ese sentido, las comunidades cristianas propiciaron un acercamiento entre ambos líderes políticos, con la finalidad de evitar que el PRI llegue al poder.

Después de una larga meditación, concluí que lo contaron precisamente para que esas actitudes se hagan públicas, porque “… Dejando de lado todas las incongruencias teóricas, políticas y morales, tales como actuar en nombre del orden anulando la Constitución, invocar la patria a cada momento y plegarse a los designios de Estados Unidos, decirse los campeones de la libertad y encarcelar a los particulares (militares jubilados) por sus opiniones políticas, pretenderse occidentales y cristianos…, existe en la situación una contradicción mayor que la engloba, que es común al conjunto de la sociedad y que reside en la construcción férrea que la lógica de la globalización impone a los seres humanos reales y que falsea, por su presunción de infalible y por su ineluctabilidad maquinal, todas las relaciones sociales…”

El legado presidencial pudiera ser: después de mí, el diluvio.

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