miércoles, mayo 23, 2012

Espino (¿y el foxismo?) con Peña

Jorge Fernández Menéndez

Lo dijimos hace semanas y en su momento el involucrado lo desmintió. Pero desde que se creó el movimiento que denominó Volver a Empezar era más que obvio que el ex presidente nacional del PAN, Manuel Espino, terminaría apoyando la candidatura de Enrique Peña Nieto, como ayer lo anunció Espino proponiendo el “voto útil” de los panistas a favor del candidato del PRI.

Espino fue expulsado del PAN hace ya varios meses y desde que comenzó esta administración estaba frontalmente enfrentado con el presidente Felipe Calderón. En realidad esa confrontación nació desde el mismo momento en que Espino se convirtió, impulsado por el entonces presidente Fox y por Santiago Creel, en presidente del partido blanquiazul. Durante la campaña electoral de 2006, el equipo calderonista acusó una y otra vez a Espino de boicotear a su candidato, pero Espino siempre ha sostenido que él personalmente realizó varios de los amarres políticos que, dice, habrían permitido el triunfo de Felipe Calderón. Paradójicamente, o quizá no tanto, muchos de esos amarres habrían sido con gobernadores priistas opuestos a López Obrador, los mismos, de las mismas corrientes del tricolor, que ahora lo habrían acercado a Peña Nieto.

Lo cierto es que se trata de una ruptura más que anunciada y de una toma de posición que era evidente desde que Espino se convirtió en la fuente del insostenible libro de Julio Scherer sobre la vida personal de Felipe Calderón. No creo que el movimiento de Espino tenga cientos de miles de militantes como dice el ex presidente del blanquiazul. Si es así, nadie lo ha visto hasta ahora ni ha percibido ese número en términos políticos. Lo que sí es real es que la declaración de Espino golpeará la candidatura de Josefina Vázquez Mota en términos políticos y de percepciones.

Pero quizás ese apoyo de Espino a Peña admita otras lecturas que van más allá de Espino: desde que se dio aquel encuentro entre Vicente Fox y Josefina en Monterrey, el ex mandatario (que fue quien respaldó a Espino para que llegara a la presidencia del partido y que en varias oportunidades ha augurado el triunfo de Peña) no ha aparecido en público apoyando a su candidata. Tampoco lo han hecho muchas de las principales figuras del foxismo. Apenas el lunes, puede ser casualidad o simple protocolo, pero quien apareció en las fotos y las imágenes junto a Peña Nieto cuando éste presentó ante un grupo de intelectuales el que llamaron su decálogo democrático, fue Jorge Castañeda, el ex canciller que continúa estando muy cerca de Vicente Fox.

Desde distintas vertientes pareciera haber un movimiento convergente de lo que podríamos denominar el foxismo, que no está pensando en las elecciones del primero de julio, sino en el futuro. Ese movimiento pareciera girar en torno a la idea de que si Peña Nieto gana las elecciones y más aún en el caso extremo de que el PAN quedara en el tercer lugar, ellos tendrían los espacios y la oportunidad de convertirse en los interlocutores del nuevo gobierno en el ámbito del blanquiazul y desde allí podrían trabajar para recuperar la dirección de un partido que ha mostrado divisiones y fisuras serias en los últimos años girando, precisamente, en torno a la ruptura, parcial o total, del calderonismo y distintos grupos foxistas, entre ellos claramente el de Espino.

Eso es lo que está en juego en esta ruptura: esa es la apuesta de un Manuel Espino que también está acostumbrado a jugar, literalmente, en el límite. Ya había quemado sus naves cuando apareció el libro de Scherer, ahora busca recuperar su apuesta.

El misterioso hombre de Ecatepec

El fin de semana una noticia llamó profundamente la atención. El equipo de Andrés Manuel López Obrador anunciaba que un hombre armado con una pistola calibre 22 había sido detenido por su gente de seguridad cuando Andrés Manuel realizaba un acto proselitista en Ecatepec. La noticia tuvo amplia difusión y el candidato del PRD, el PT y el Movimiento Ciudadano habló sobre el tema y dijo que ese hombre sí se había acercado a él, que le había dado un abrazo muy fuerte, pero que no había intentado agredirlo. Luego de eso, según las fuentes del equipo de campaña, había sido detenido por la seguridad de Andrés Manuel López Obrador y habría sido entregado a una patrulla de la policía local. El problema es que no hay registro de esa detención y nadie está resguardado por esos hechos. Llama la atención que el equipo de seguridad de López Obrador, que está lejos de ser de improvisados o simples militantes, no haya puesto al posible agresor ante alguna autoridad competente y, si lo entregaron a una patrulla, que ni siquiera hayan registrado el nombre del personaje. El ambiente no está como para jugar con la posibilidad de las agresiones y violencia contra los candidatos. No tentemos al diablo.

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