lunes, mayo 14, 2012

El viernes negro de Peña Nieto

Jorge Diaz

Casual o planeado (no tengo elementos para asegurar ninguna de las dos cosas) se abrió un frente que sacó de balance al candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, el viernes pasado.

Primero, en entrevista con la periodista Carmen Aristegui en su programa radiofónico en la que estuvo llevando al priista a lugares que lo hicieron ver un tanto incómodo. No puedo decir que no se defendió bien y con lo que tiene; sin embargo, deja la impresión que no quiso o no pudo (porque las consecuencias podrían ser peores) entrarle a temas en los que definitivamente los informados queríamos escucharlo de manera más específica y no tan genérica.

De ahí se fue a la universidad Iberoamericana donde un grupo de estudiantes (no todos, sin fanatismos por favor) se le fueron encima con una serie de insultos y reclamos con una violencia verbal propia de viejos conocidos en las andanzas electorales. Independientemente de los reclamos, la incógnita sobre este hecho, es qué tanto afectará en la percepción del candidato lo que ahí ocurrió.

De pronto eventos como éste sirven de recordatorio para algunos; y para otros, encienden la mecha de la polarización.

Lo que son las cosas, lo que no pudieron lograr los expertos políticos en el debate, lo hicieron un puñado de jóvenes esa mañana (está por comprobarse que todos hayan pertenecido a esa universidad). Lo incomodaron de tal manera, que su ingreso y salida del recinto fue agrio. Las reacciones por parte de los de su partido (desde el presidente Pedro Joaquín Coldwell hasta los vots de las redes), fueron inclusive poco meditadas y un tanto furibundas.

La ola tuvo una expansión esperada, las redes sociales y medios de comunicación le dieron el contexto que quisieron, de acuerdo a la conveniencia de cada uno. Ahora bien, si esto repercute de alguna forma en una especie de sacudida de conciencia colectiva proveniente de los jóvenes mexicanos, es de esperarse que los partidos políticos y sus estrategas, lean con atención los efectos (como buenos oportunistas) y manden a sus ejércitos a seguir a Peña Nieto a todo acto público para boicotearlo, sacarlo de sus casillas y tratar de exhibirlo al máximo. Un poco lo que pasó al principio de las campañas en los actos de Josefina Vázquez Mota.

Las preguntas que surgen si lo anterior llegara a suceder son: ¿permanecerá el PRI en su estrategia de “no dividir a México”? o ¿al verse rebasado le entrará a la guerra sucia sin más? Queda poco tiempo, pero dicen que del plato a la boca se cae la sopa y se tienen que estudiar, por fuerza, los efectos que tuvo en la popularidad e intención de voto del mexiquense lo acontecido en su viernes negro para actuar en consecuencia, tanto el puntero como los adversarios.

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