martes, abril 03, 2012

Una campaña de errores

Jorge Diaz

Instalados ya en las campañas electorales de este 2012, llaman la atención los comentarios de personajes que le saben mucho a esto. La expectativa que tienen los analistas y observadores sobre el desempeño de los candidatos es el posible error que les haga perder lo que hasta ahora han conseguido o hundirse más.

Son señalados los protagonistas en términos generales de la siguiente manera:

Peña Nieto: empieza con un arrastre impresionante y sobre todo muy estable desde hace mucho tiempo.

Vázquez Mota: la primer mujer con posibilidades reales de ser presidenta, con un lastre muy pesado: las últimas dos administraciones panistas.

López Obrador: la gran promesa de 2006, ahora en una versión cansada, lejos del empuje que lo caracterizó.

Y la atención se centra en:

Enrique Peña Nieto: una cadena de errores lo hará ver como la gran decepción.

Vázquez Mota: ha cometido errores posteriores a su triunfo en las internas, si sigue así, se desplomará.

López Obrador: sus errores lo tienen ahí y no se ven señales de que levante.

El común denominador de las opiniones de expertos es el error, posibles errores y errores del pasado. No hay muchas virtudes que resaltar, no se habla de posibles genialidades, logros que presumir, esperanza. Es decepcionante, pero todos estarán a la caza del error. En las redes sociales ya se puede ver el accionar de los equipos a favor de uno y otro, el esfuerzo se dirige en señalar los errores de los otros, pero nunca en presumir la virtud del candidato de sus preferencias.

Es innegable que en cualquier competencia deportiva, los errores del contrincante juegan un papel decisivo y que es primordial remarcarlos y aprovecharlos por parte del que está enfrente; sin embargo, en una competencia política, la aspiración también tienen que ser la de convencer al elector generando esperanza y soluciones viables a la situación actual (no únicamente promesas huecas y difícilmente realizables) y no centrarse nada más, en provocar temor a votar por un candidato mal preparado o que represente un riesgo en cualquier sentido.

Hasta ahora, los contendientes no dejan de otra, la expectativa está en quién cometerá el primer error grave para que la elección se defina en alguna dirección.

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