miércoles, abril 18, 2012

PAN y PRD apoyan a Peña

Ricardo Alemán

En días pasados —el domingo 8 de abril— nos ocupamos de algunos hechos que confirman que el PRI pudiera regresar al poder presidencial, no por la renovación del partido tricolor, sino por los errores, los horrores y las torpezas de políticos y gobiernos surgidos de la derecha y las izquierdas.

Dijimos en esa entrega que, el PRI de hoy, no es mejor o más democrático que el PRI de Salinas o Zedillo, por ejemplo. Pero también expusimos que, contrariamente a lo que ocurre en el partido tricolor, tanto el PAN de hoy como las izquierdas que nacieron apenas en las últimas dos décadas, tampoco representan lo que llegaron a simbolizar en los tiempos de ser opositores al PRI.

Es decir, que la derecha del PAN y las izquierdas del PRD, el PT y Movimiento Ciudadano parecen protagonizar un penoso fracaso cultural, ya que nacieron para echar al PRI del poder y, claro, para acabar con la cultura de la transa, la antidemocracia, el cochupo y muchas otras lindezas que representaba el viejo partido tricolor que, sin embargo, hoy podría estar de vuelta.

Sin embargo, hoy los gobiernos y los políticos de la derecha y las izquierdas se parecen tanto al PRI, que una mayoría de electores prefiere al original partido tricolor, no a sus malas copias en que se han convertido el PRD, el PT y Movimiento Ciudadano. En pocas palabras, cada vez es más claro que, si regresa el PRI al poder presidencial, no sería gracias a su renovación, sino a los desaciertos de sus opositores.

Pero si aún existen dudas, basta echarle una mirada a las fallidas estrategias electorales seguidas por los equipos de campaña de la señora Josefina Vázquez Mota y del señor Andrés Manuel López Obrador. En los dos casos, han convertido a Peña Nieto —al ser gobernador mexiquense— en el centro de su actividad proselitista, en tanto que —en su calidad de candidato presidencial del PRI— Peña Nieto resulta beneficiario de las estrategias equivocadas de azules y amarillos.

Se podría decir, incluso, que el PAN y la señora Vázquez Mota, además de las izquierdas y el señor López Obrador, se han sumado alegremente a los muchos promotores de la campaña de Peña Nieto. ¿Por qué?

Primero, en el caso del PAN y de su candidata, han emprendido una campaña que quiere ser de desprestigio, respecto a las obras que Peña Nieto habría prometido que cumplió, pero que según el PAN, no cumplió. Está claro que Peña Nieto puede ser, en efecto, un mentiroso. Pero también es cierto que el PAN debe demostrar, de manera contundente, sus dichos, de lo contrario, sólo estaría engordando la imagen y la campaña del mexiquense.

Y ése es precisamente el problema. El PAN encontró una supuesta veta para golpear a Peña, cuando descubrió que el candidato del PRI no habría cumplido diez, veinte o muchos más compromisos, de los 600 que prometió cuando era candidato para el Estado de México. Sin embargo, la veta no era tan rica, y cuando anunció alegremente que iniciaría una campaña itinerante para demostrar las mentiras de Peña Nieto, el PRI le propuso “una mesa de la verdad”, para dirimir las acusaciones.

El PAN de Gustavo Madero aceptó de inmediato y condicionó que la “Mesa de la Verdad” se llevara a cabo en un puente sin terminar, que según los azules era uno de los compromisos no cumplidos. El PRI reviró que no, que el puente prometido sí se cumplió, que el PAN se había equivocado y que la “Mesa de la Verdad” se llevaría a cabo precisamente en el compromiso cumplido. Al final, todos saben lo que pasó: un circo de acusaciones mutuas y agresiones de azules contra tricolores.

Al final de cuentas lo importante no era la “Mesa de la Verdad”, sino que los azules fallaron en el mensaje y terminaron por convertir a Peña Nieto en víctima de una campaña negra. Eso sin contar con que la polarización entre los candidatos Peña Nieto y Vázquez Mota manda el mensaje de que la pelea presidencial será sólo entre el PRI y el PAN. Es decir, que estaría liquidado el candidato López Obrador.

Sin embargo, AMLO también parece empeñado en engordar la campaña de Peña Nieto. ¿La razón?, que el candidato de las izquierdas convirtió a Peña en tema de todos sus mítines, conferencias y entrevistas.

Que si Peña rebasó los topes de campaña, que si el IFE favorece a Peña, que si las televisoras están con Peña, que si el debate se hizo a modo de Peña, que si el copete de Peña, que si la telenovela de Peña…

En resumen, que las campañas del PAN y de la alianza PRD, PT y Movimiento Ciudadano gravitan en torno a Peña, no en torno a Josefina y/o Andrés Manuel. Y eso, en la jerga de los estrategas electorales, es hacerle la campaña a Peña Nieto. Al tiempo.

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