lunes, abril 16, 2012

Luto y tristeza en la UNAM

David Colmenares

Estoy profundamente consternado y triste por el accidente en la carretera de Toluca, en la que murieron 5 estudiantes y un joven profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, así como 9 lesionados, quienes iban a Michoacán a un viaje de prácticas organizado correctamente. Doy clases en la misma desde 1978, con algunas interrupciones, 16 años laborados, con la gran fortuna de poder estar cerca de los jóvenes y recibir las luces de su vitalidad, un buen alumno es como un hijo exitoso, a lo que no siempre los tratamos de orientar y conducir. Los muchachos accidentados son del segundo año de la carrera, mientras mis alumnos son del octavo al décimo semestre, a quienes llame inmediatamente me enteré del mismo. Como en todo he tenido estupendos estudiantes, uno es Gobernador, otro Presidente del IPAB, aquel ha sido Presidente del Colegio Nacional de Economistas, muchos tienen posgrado y se dedican a la investigación.

Siempre se ha caracterizado la UNAM por tener alumnos con vocación social, comprometidos con la realidad económica del País, aunque hoy sean excluidos de posiciones importantes en el Gobierno Federal, no así en los gobiernos estatales. En años recientes la Universidad ha recibido muchos elogios, pero sólo eso. A muchos ha incomodado la actitud responsable y honesta del Dr. Narro al opinar y proponer soluciones a los grandes problemas nacionales, como en lo referente a seguridad, los llamados Ninis y el Presupuesto Federal y generalmente no gustan las opiniones de los economistas de la Facultad.

Esta Facultad, antes Escuela Nacional de Economía, ha formado grandes economistas, surge gracias al empeño de maestros como Don Jesús Silva Herzog, Narciso Bassols, Daniel Cossío Villegas; hemos tenido lafortuna de tener directores –los míos- como la maestra Ifigenia Martínez y José Luís Ceceña Gámez, maestros tan brillantes y queridos como Antonio Sacristán Colás, Ricardo Torres Gaytán, Solón Sabre, el maestro Edmundo Moyo Porras, Filiberto Ney Morales, Jonás Nuñez e incluso Rolando Cordera. De la misma han egresado un Presidente de la República y funcionarios importantes del Gobierno en otros tiempos, que no en el actual Gobierno. Excepto Alberto Cano, todos los expresidentes del Colegio Nacional de Economistas hemos sido egresados de la Escuela –hoy Facultad- de Economía. Son egresados destacados José Ángel Gurria y Guillermo Ortiz. Manlio Fabio Beltrones, María de los Ángeles Moreno, Francisco Labastida, Francisco Javier Alejo, Carlos Tello, Enrique Semo y Mauricio de María y Campos entre muchos. Nuestros recordados Sofía Méndez Villarreal y Armando Labra. También Don Carlos Abedrop Dávila por supuesto.

Este último por cierto construyó y donó el bello edificio de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía, así como un fondo generoso para becas a los jóvenes estudiantes. La Asociación de Egresados de la Facultad de Economía, fortalecida financieramente durante la estupenda gestión de Gurría al frente de la misma, también apoya con becas a los jóvenes que buscan avanzar en sus estudios para el bien de México.

Además da UNAM siempre ha tenido rectores brillantes como Ramón de la Fuente y José Narro, los dos últimos, o como Jorge Carpizo y el Dr. Sarhukan.

La mayoría de los estudiantes de la Facultad de Economía pertenecen a familias modestas, que gracias a la naturaleza pública de la educación superior en México pueden estudiar a pesar de las limitaciones de ingreso de sus familias. Reitero, así han surgido estudiantes brillantes, valiosos para el futuro de México. Sólo comparemos viendo la lucha que realizan los jóvenes chilenos en su País para recuperar el carácter gratuito de la educación superior.

Por eso el fallecimiento de los jóvenes del segundo año de la carrera es tan doloroso para nosotros los universitarios. Nuestra Facultad está de luto y lo que nos queda a la comunidad de la misma es hacer mejor nuestro trabajo, a los maestros enseñar, a los investigadores investigar y a sus compañeros que los sobreviven estudiar y entregarse con pasión e intensidad a sus actividades escolares. Es el mejor homenaje que podemos hacerles y por supuesto abrazar -desde donde estemos- fuertemente a sus familias, a sus padres, a sus hermanos.

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