jueves, abril 19, 2012

Candidatos infieles

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

El problema de la globalización es que lo permea todo, incluso transmite la estupidez o la corrupción hipócrita, al estilo anglosajón. En esta contienda electoral por la Presidencia de la República quieren implantar cánones ajenos a la idiosincrasia mexicana, se empeñan en transparentar la intimidad como condición para el ejercicio del poder.

Los turiferarios de JVM escudados en su “eslogan” de campaña, México diferente, subieron a YouTube el video Candidatos infieles, en la idea de que como a Gary Hart, por su affaire con Donna Rice, EPN y AMLO deben desaparecer electoralmente. No hay analogía posible, pues para empezar los políticos estadounidenses que han caído por relaciones fuera de matrimonio, las mantuvieron con señoras con profesiones mal vistas. Lo de allá es trata, lo de acá, no.

Pero para los mojigatos y meones de sacristía, recomiendo dos textos luminosos sobre las relaciones entre el hombre y la mujer. Uno, muy breve, de José Ortega y Gasset, Esquema de Salomé, donde el filósofo español apunta: “Sin embargo, con ocasión de su amorosa quimera, descubre al cabo Salomé la distancia entre lo real y lo fantástico… Las Salomé buscan siempre un varón distinto de los demás varones, que casi pertenece a un nuevo sexo desconocido… El Bautista es un personaje peludo y frenético, que vocea en los desiertos y predica una religión hidroterápica. No podía Salomé haber caído peor; Juan Bautista es un hombre de ideas, un homo religiosus; el polo opuesto a Don Juan, que es el homme á femmes…

“Salomé, que no ama a Juan Bautista, necesita ser amada de él, necesita apoderarse de su persona, y al servicio de este anhelo masculino pondrá todas las violencias que el varón suele usar para imponer al contorno su voluntad… Pero es una historia demasiado intrincada y prolija para que yo la cuente aquí ésta del trágico flirt entre Salomé, princesa, y Juan Bautista, intelectual”.

La otra cita nos refiere la manera en que Floria, la amante de San Agustín, el obispo de Hipona, lo llama a cuentas, según la narración de Jostein Gaarder en Vita brevis: “Yo, sin embargo, nunca olvidaré tus manos alegres ni tus comentarios llenos de gracia. Noto que andas perdido entre los teólogos. ¡Qué profesión más miserable! ¿Cómo es posible que lo pequeño pueda ocuparse de lo grande? ¿Cómo es posible que la obra defina al maestro? ¿Cómo puede una obra decidir dejar de funcionar como tal?

“Hemos sido creados como seres humanos, Aurelio. Y hemos sido creados hombre y mujer. En su tratado sobre la vejez, Cicerón argumenta que el adolescente no desea tener la fuerza del león o del elefante. No debemos intentar vivir como algo que no somos. ¿No sería eso burlarse de Dios? Somos seres humanos. Primero debemos vivir, y luego… luego podremos filosofar.

“No me digas que para ti yo era solo un cuerpo de mujer. Sabes que eso no es verdad. ¿Cómo puedes discernir entre cuerpo y alma? ¿No es eso alterar la obra de la creación de Dios? Cuando me rasgabas con afiladas caricias también desgarrabas mi alma, fiera desleal”.

Quizá René Juárez Cisneros tuviera algo que aportar al tema.

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