Jorge Diaz
Llaman la atención dos notas periodísticas del viernes pasado:
“El PAN retira la candidatura plurinominal a Fernando Larrazábal”, Proceso.
“No solaparemos impunidades: PRI”, El Universal.
En el caso del PAN, era insostenible la candidatura plurinominal de semejante personaje y seguramente sus sondeos arrojaron muchos negativos de insistir en mantenerlo en las listas. En el PRI y derivado de lo declarado por su presidente, Pedro Joaquín Coldwell, se sobrentiende que gobernantes o ex gobernantes que estén bajo sospecha o investigación por algún ilícito, habrán de vérselas con la justicia sin intermediación del partido. Enhorabuena en ambos casos.
Se podría especular mucho sobre las razones que tuvieron ambos partidos para actuar de esta manera; sin embargo, yo me detengo en un hecho irrefutable: la participación de la sociedad.
Es innegable que la información fluye rápidamente y se esparce a auditorios más amplios, que los ciudadanos están mejor organizados que antes y los distintos medios que se tienen hoy en día para expresarse, son eficaces e invaluables. Las fuentes para conocer detalles obscuros son cada vez más variadas y confiables, las organizaciones civiles están más activas que nunca y lejos de la polémica de quién será el próximo presidente, se preparan para hacer oír sus demandas, llegue quien llegue a la presidencia.
Obviamente los partidos lanzan mensajes con el propósito de agradar (esta no sería la excepción), pero también va implícito un “no hay de otra”, puesto que la ciudadanía cada vez mas consciente del cuidado y marcación personal que se le debe dar a quienes ostentan el poder político, está ocupando espacios que antes sólo le pertenecían a las fuentes y medios de comunicación formales.
En esto no importa mucho si hay buena voluntad o no por parte del gremio político, lo que importa es que se haga, que empiecen a sentirse acotados y limitados, pues es evidente que de seguir las cosas como hace diez años, los partidos políticos recurrirían a los acuerdos por debajo de la mesa. Afortunadamente hoy y aunque sea a regañadientes, habrán de ir modificando el modus operandi, ya que se saben más vigilados que nunca.
Si en tan sólo dos apariciones de Josefina Vázquez Mota la semana pasada, la opinión pública la deshizo a través de las redes sociales por un par de desafortunadas declaraciones, imagínese lo que está ocurriendo a nivel encuestas (las que no vemos), respecto de la mala reputación de los partidos y sus miembros; y por ende, de la voluntad de anulación o abstención por parte de los electores, es por eso que se empiezan a ver aspectos positivos en esta campaña, a fuerza o no, eso no importa.
Por cierto, el PRD también tendría dos o tres cosas que ajustar entre sus filas, no creo que tarde mucho en hacerlo.
Llaman la atención dos notas periodísticas del viernes pasado:
“El PAN retira la candidatura plurinominal a Fernando Larrazábal”, Proceso.
“No solaparemos impunidades: PRI”, El Universal.
En el caso del PAN, era insostenible la candidatura plurinominal de semejante personaje y seguramente sus sondeos arrojaron muchos negativos de insistir en mantenerlo en las listas. En el PRI y derivado de lo declarado por su presidente, Pedro Joaquín Coldwell, se sobrentiende que gobernantes o ex gobernantes que estén bajo sospecha o investigación por algún ilícito, habrán de vérselas con la justicia sin intermediación del partido. Enhorabuena en ambos casos.
Se podría especular mucho sobre las razones que tuvieron ambos partidos para actuar de esta manera; sin embargo, yo me detengo en un hecho irrefutable: la participación de la sociedad.
Es innegable que la información fluye rápidamente y se esparce a auditorios más amplios, que los ciudadanos están mejor organizados que antes y los distintos medios que se tienen hoy en día para expresarse, son eficaces e invaluables. Las fuentes para conocer detalles obscuros son cada vez más variadas y confiables, las organizaciones civiles están más activas que nunca y lejos de la polémica de quién será el próximo presidente, se preparan para hacer oír sus demandas, llegue quien llegue a la presidencia.
Obviamente los partidos lanzan mensajes con el propósito de agradar (esta no sería la excepción), pero también va implícito un “no hay de otra”, puesto que la ciudadanía cada vez mas consciente del cuidado y marcación personal que se le debe dar a quienes ostentan el poder político, está ocupando espacios que antes sólo le pertenecían a las fuentes y medios de comunicación formales.
En esto no importa mucho si hay buena voluntad o no por parte del gremio político, lo que importa es que se haga, que empiecen a sentirse acotados y limitados, pues es evidente que de seguir las cosas como hace diez años, los partidos políticos recurrirían a los acuerdos por debajo de la mesa. Afortunadamente hoy y aunque sea a regañadientes, habrán de ir modificando el modus operandi, ya que se saben más vigilados que nunca.
Si en tan sólo dos apariciones de Josefina Vázquez Mota la semana pasada, la opinión pública la deshizo a través de las redes sociales por un par de desafortunadas declaraciones, imagínese lo que está ocurriendo a nivel encuestas (las que no vemos), respecto de la mala reputación de los partidos y sus miembros; y por ende, de la voluntad de anulación o abstención por parte de los electores, es por eso que se empiezan a ver aspectos positivos en esta campaña, a fuerza o no, eso no importa.
Por cierto, el PRD también tendría dos o tres cosas que ajustar entre sus filas, no creo que tarde mucho en hacerlo.
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