miércoles, marzo 28, 2012

Tirar y patear a Josefina

Ricardo Alemán

En los meses recientes, intramuros del PAN se produce una peculiar metamorfosis política que, en rigor, deja en calidad de juego de niños al clásico de Kafka, ya que confirma que el partido azul de hoy es igual que el PRI, al que prometió combatir.

Y es que tanto líderes como gobernantes y dirigentes pasaron del “apostolado democrático” al cochinero propio de la cultura política del PRD y del PRI. Y si tienen dudas, basta ver cómo se llevó a cabo la elección de su candidata presidencial.

De los respetados grupos políticos —en donde la divisa eran las ideas y la doctrina—, hoy el PAN mudó a “las tribus”, propias del PRD, en donde la divisa fundamental no es sólo ganar, sino destruir al adversario. Es decir, lo importante es tirarlo y patearlo en el suelo, hasta aniquilarlo.

Y de la concepción clásica del presidencialismo democrático —bandera azul fundamental—, el PAN pasó al presidencialismo despótico: el que hace campaña abierta a favor de su candidato presidencial. O, si se quiere, que el gobierno de Calderón actúa hoy en forma idéntica a como actuaron los gobiernos del PRI.

Y viene a cuento, porque resulta que “las tribus” del PAN parecen empeñadas, no sólo en tumbar la candidatura presidencial de la señora Vázquez Mota, sino que, ya en el suelo, la patean con peculiar gusto y hacen todo por destruirla. ¿Las pruebas?

Las campañas que desde el PAN enderezaron desde distintos frentes, al exhibir fragmentos de artículos donde habla del gobierno de Pinochet; extractos de su tesis en los que califica a la UNAM de “monstruo”; la difusión masiva e insidiosa del juego verbal de que “nadie es perfecto”, al estudiar en la Ibero. Claro, sin contar con el Estadio Azul en fuga y, apenas hace horas, la difusión de una escucha con la que se pretende confrontar a la candidata presidencial del PAN con Felipe Calderón.

Todos saben que, detrás de esas filtraciones, tropiezos y golpeteos, están “las tribus” de Ernesto Cordero, Santiago Creel y “el Grupo Pinos” —incluidos los ultraconservadores del CEN del PAN, que convirtieron la visita papal en divisa del gobierno y contra la candidata— que, lejos de la mística de antaño del PAN, de sumarse al proyecto del ganador, hoy le apuestan a destruirlo.

Pero, a pesar de que todos saben que en México se espía, y la guerra sucia contra la señora candidata azul viene desde las tribus del PAN, ayer Josefina calmó los tambores de guerra y juró y perjuró que “los enemigos no están en casa”.

Sin embargo, sigue en pie la pregunta: ¿Quién está empeñado en tirar y patear a Josefina Vázquez Mota?

En realidad, son nimiedades las supuestas “revelaciones” que se han convertido en obuses mediáticos contra la señora Vázquez Mota. En el fondo, lo importante no es que la señora Vázquez Mota sea espiada. ¿Por qué? Porque en México prolifera el espionaje. Tampoco es importante lo que dijo en la grabación difundida. ¿Por qué? Porque está claro que todos decimos muchas cosas, sin pensar o sin querer, cuando hablamos por teléfono. Eso sin tomar en cuenta que los señalamientos y las “maldiciones” no son nada como para cortarse las venas.

No, lo verdaderamente preocupante es el fondo. ¿Y qué hay de fondo? ¿Quién hizo pública la evidencia del espionaje? Y, claro, ¿para qué, con cuál finalidad?

La respuesta a la primera interrogante ya se sabe. Es más, la gente de la señora candidata ya sabe que salió de una mano vinculada a Santiago Creel. Sólo falta saber ¿por qué y para qué?

En ese caso es evidente que no se intenta generar un choque entre Vázquez Mota y Genaro García Luna. Tampoco la intención es enfrentar a la candidata presidencial y la “pinche Sota”. No, la idea es generar un conflicto mayor entre la señora candidata y el señor Presidente: entre Josefina y Calderón. ¿Por qué?

Porque abundan los panistas, neopanistas o dizque panistas que apuestan a la derrota de Vázquez Mota. ¿Y por qué algún panista pudiera estar empeñado en que el PAN no retenga el poder? Las razones son tantas como la misma condición humana, el miedo a una venganza o, incluso, que algunos azules tienen una larga cola que les pisen. ¿Hasta cuándo? Al tiempo.

EN EL CAMINO

Otro éxito de la CFE. El presidente Calderón inauguró ayer la terminal de gas licuado Manzanillo y el gasoducto Manzanillo-Guadalajara. En el proceso se invirtieron 34 mil millones de pesos y es —según Calderón— el proyecto de infraestructura más importante del sexenio. Con la producción de gas en esa región se garantiza la llegada de industria de gran escala a Colima y los estados vecinos.

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