martes, marzo 13, 2012

Nosotras las víctimas

Antonio Navalón

El día que ardieron los niños en la guardería ABC de Sonora también se quemaron con ellos mis hijos y los tuyos. El olor de la carne quemada de esas criaturas es el olor que incendió nuestro futuro.

El día que fue secuestrado el hijo de alguien por la banda de “Los Zodiacos”, también secuestraron a mi hijo. Cada vez que él se orina en la cama al recordar los ecos de la voz con acento extranjero de la secuestradora, mis hijos también se orinan de miedo.

Florence tiene suerte. Si es culpable o no ya nunca lo sabremos. Pues si la Corte vota contra el proyecto de sentencia del ministro Zaldívar, en muchos casos como el mío y otros como yo habrán alimentado la certeza jurídica de que alterar un proceso para reinventar, filmar o reproducir un acto criminal —para dar mayor gloria a unos políticos— en la TV destruye todo el sistema de garantías jurisdiccionales.

México está lleno de víctimas y hoy, como consecuencia de la decisión del ministro, todos somos víctimas enfrentadas al verdugo.

Aquí es importante empezar las matizaciones: el verdugo no es Zaldívar por pretender ser un juez que hace que las leyes y los procedimientos se cumplan. En consecuencia, los verdugos son quienes no supieron proteger nuestro sistema jurídico, con el mandato constitucional que les dimos, las herramientas que les proporcionamos y la buena vida que les pagamos. Los verdugos verdaderos, los malos, son los maleantes, los que deben de estar no solo 60 sino 600 años tras las rejas. Pero también lo son quienes por su falta de respeto a las leyes las vulneran para tener rentabilidad política.

Se equivocan todos los que dicen que por un tecnicismo no se puede soltar a un criminal. La base de la ordenación que nos da garantía jurídica es que la ley es fondo y forma y cuando la forma pone en duda el fondo, ésta destruye la capacidad de condenar al culpable.

Nadie podrá consolarme ni devolverme a los niños asesinados en Sonora. Nadie podrá devolvernos el sueño plácido a las víctimas, que somos todos, de la banda de Cassez.

Lo que nunca debe perdonarse a quienes hicieron el montaje que permite que hasta los que no somos abogados hagamos una interpretación lógica, es que hoy se pida la libertad de Florence y que nunca lleguemos a saber si es culpable como la reconocen los testigos.

Lamento que no exista otro caso famoso puesto en evidencia por Zaldívar para condenar a los asesinos de mis hijos en Sonora.

Deploro, lamento, lloro y me rebelo contra la posibilidad de que un criminal obtenga la libertad solo porque unos policías o un responsable de seguridad, y aquí no quiero seguir la corriente fácil de condenar sólo al responsable máximo de la Secretaría de Seguridad Pública hoy, director de la AFI ayer, Genaro García Luna, sino a todos los que tanto en el gobierno de Fox como en este no hicieron su trabajo.

Lamento vivir en un país en que cada vez que avanzamos en la conquista de nuestros derechos hay un precipitado que nos pone en peligro al vulnerar el marco legal y dejar salir a los delincuentes por expedientes mal integrados.

PD. En este momento en la sala están dos a dos. El ministro Cossío quiere hacer otra propuesta. Continuará...

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