martes, marzo 13, 2012

La DEA lavó dinero de “El Chapo” Guzmán, revela Corte de EU

Apro

La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) no sólo lavó y contrabandeó millones de dólares de ganancias de los cárteles mexicanos de las drogas, como lo dio a conocer el diario The New York Times en diciembre pasado, también recibió millonarias sumas por el pago que el cártel de Sinaloa hizo a uno de sus agentes infiltrados.

De 2009 a 2011, un oficial del Grupo Técnico Especializado de la DEA se infiltró en la organización encabezada por Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, y luego de ganar su confianza cobró el porcentaje de comisión por transportar y lavar en el sistema financiero 4 millones 921 mil 199 de dólares americanos y 8 millones 339 mil 25 de dólares canadienses.

Bajo la identidad ficticia de “José Luis Cazares” y el apodo de El 050, el agente recibió 5% de las utilidades ilícitas del cártel de Sinaloa y de La Familia Michoacana, de acuerdo con información publicada este martes por el diario Reforma.

No obstante, el costo-beneficio fue absolutamente favorable para los traficantes, pues los sinaloenses y michoacanos solamente perdieron 600 mil dólares en aseguramientos y restaron el 5% a sus ganancias, por el pago de servicios al agente encubierto.

El agente estadunidense también intervino en operaciones de compra venta de 6 mil 700 kilos de cocaína, de acuerdo con la causa criminal 11CR1926H de la Corte Federal del Distrito Sur de California, en San Diego.

Se trata de la investigación que el año pasado llevó a la captura de Víctor Manuel Félix Félix, El Señor, consuegro de Joaquín El Chapo Guzmán, y en la que, durante dos años, la DEA vigiló las llamadas telefónicas y de Nextel de los traficantes, sus mensajes SMS y correos electrónicos, además de que los fotografió en diversas reuniones, de acuerdo con el diario.

El infiltrado logró ser aceptado por los criminales gracias a las atractivas tarifas que ofrecía: pedía 4 mil 500 dólares por cada kilo del alcaloide que colocara en Estados Unidos si el embarque era de dos toneladas o 3 mil 500 dólares por kilo si el envío era de tres o más toneladas.

Para la corporación estadunidense, los resultados de su inversión llegaron 24 meses después de infiltrar a “Cazares”, pues la operación desentrañó redes delictivas en cinco países del continente y se aseguraron más de cuatro toneladas de cocaína en Ecuador.

La investigación permitió detener o identificar a 36 cómplices del cártel de Sinaloa en México, Estados Unidos, Canadá, Colombia y Ecuador, incluido el consuegro de El Chapo, capturado el 18 de marzo de 2011.

Cazares empleó casi un año para romper la desconfianza de los allegados de El Chapo que estaban dedicados a ingresar la droga y recaudar sus ganancias en Norteamérica.

El 27 de marzo, Cazares recibió una llamada telefónica de Jesús Rodolfo Guajardo Farías, un tipo de 66 años a quien le decían El Doctor y era socio de María Benítez –una mujer a quien no le importaban los escrúpulos con tal de ganar dinero–, quien fue al grano: necesitaba transferir o “transportar” 3 millones de dólares a Colombia.

El 050 respondió que lo haría, pero no volvieron a buscarlo sino hasta el 3 de junio siguiente, cuando El Doctor lo citó en Panamá, con el propósito de ponerlo en contacto con Gabriela Vázquez Villavicencio, Monina, y José Benjamín Valdez Bernal.

Allí le preguntaron de su capacidad para movilizar en bancos 300 millones de dólares y respondió que podía hacerlo.
Tardaron cinco meses para volverle a ofrecer un trabajo: transportar fuera de Estados Unidos cantidades que iban de los 20, 50 y hasta 150 millones de dólares que estaban acopiados en Washington, Chicago y Nueva York.

A inicios de 2010, Monina le mandó un mensaje SMS para avisarle que finalmente iniciarían una relación de negocios.
Para depositar el dinero, a Cazares le dieron los datos de una cuenta concentradora a nombre de Vanguardia Casa de Bolsa, en el Deutsche Bank en Nueva York, que tenía como beneficiario a Merin Comercializadora.

Su primera misión era recoger una maleta con 109 mil dólares en efectivo, lo cual hizo uno de sus hombres en Monrovia, California, el 31 de marzo de 2010.

“Yo le dije a Vázquez Villavicencio que le cobraría una comisión del 5% del dinero lavado”, declaró Cazares, quien procedió a abrir una cuenta en el Bank of America en San Diego, restó su comisión al dinero recibido y transfirió 102 mil 460 dólares al banco de Nueva York.

Nadie sabía que la cuenta que aperturó en San Diego, estaría monitoreada por la DEA, tampoco que el nombre de José Luis Cazares era la identidad ficticia de un agente que llevaba más de 10 años en el Grupo Técnico Especializado de la agencia antidrogas.

De acuerdo con el expediente judicial, Cazares echó a andar la maquinaria de la agencia antidrogas, una vez que fue aceptado como recaudador y lavador de los ingresos de Guzmán Loera en las calles de Norteamérica.

La confianza de los operadores de El Chapo empezó a reflejarse gradualmente en los montos que le delegaban.

El 9 de abril de 2010 uno de sus subordinados recogió en Nueva York 543 mil 841 dólares, de los que Cazares depositó 505 mil 772 a la cuenta de Nueva York, controlada por la DEA. Siempre descontaba su comisión.

El 21 de mayo acopió 968 mil 105 dólares canadienses en Vancouver y depositó 808 mil 966; el 6 de octubre siguiente recibió en la misma ciudad 3 millones 291 mil 970 dólares canadienses, la mayor suma de todas sus operaciones.

Este dinero lo entregó a unos colombianos en Vancouver, para financiar un embarque de cocaína en Ecuador, patrocinado por el cártel de Sinaloa.

En un año, Cazares lavó 4 millones 921 mil 199 dólares y 8 millones 339 mil 25 dólares canadienses en 24 operaciones de este tipo en Estados Unidos y Canadá, es decir, lavó dos entregas de dinero mensuales.

Por sus servicios de recaudación y lavado de más de 13 millones de dólares, el agente encubierto cobró alrededor de 663 mil dólares, si se considera que las dos monedas hoy tienen casi la misma paridad.

En una declaración jurada del 1 de julio de 2011, ante la Corte californiana, Cazares dijo que el dinero que recogieron sus muchachos en Canadá y parte del recolectado en Houston y Nueva York pertenecía a La Familia Michoacana, en ese entonces liderada por Nazario Moreno, El más loco, amigo personal de El Chapo.

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