miércoles, marzo 14, 2012

Industria: la buena y la mala

Se debilitan las exportaciones
México: recuperar el rumbo

Carlos Fernández-Vega / México SA


El Inegi divulgó ayer una buena y otra mala: la primera, que la actividad industrial en el país creció 4.2 por ciento en enero del presente año; la segunda, que tal avance resultó 34 por ciento inferior al reportado en igual mes de 2011, de tal suerte que el discurso de la solidez y del navío de gran calado no pasa de ser un pésimo chiste que se suma al grueso inventario de frases huecas retroalimentado a los de los dos sexenios panistas. Un tercer elemento aportado por igual fuente sobre el mismo tema es que en el primer mes de 2012 tal indicador apenas creció 0.83 por ciento con respecto al mes previo.

Tras el desplome económico de México en el año del catarrito (-6.5 por ciento), mucha bulla se hizo por el repunte registrado en 2010 (5.5 por ciento), por mucho que éste no resultó suficiente para tapar el cráter abierto en 2009. Para 2011 siguió la algarabía oficial por el sólido avance de la economía mexicana, aunque tal alza fue 30 por ciento menor a la de 2010. Y en este agitado 2012 se estima que el comportamiento del PIB se desinflará más. Si bien todo ello ha permitido cifras positivas en la actividad industrial, aunque decrecientes, la duda es –como plantea el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN)– si tal comportamiento aparentemente positivo perdurará más allá del primer trimestre de 2012.

Los analistas del CIEN subrayan que otro ejemplo aplicable es lo que se ocurre en el vecino del norte: es evidente que Estados Unidos manifiesta un crecimiento superior al registrado por la Unión Europea, noticia favorable para los países que orbitan alrededor de su desempeño. Dicha situación ha impulsado las exportaciones que México realiza, y durante enero pasado el incremento en este sector fue de 10.5 por ciento, aunque esta proporción apenas si representa un tercio de lo registrado en 2011, de tal suerte que la la evolución de la economía global tiene claroscuros que deben revisarse.

Para nuestro país apunta el citado centro de estudios perteneciente al Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, el escenario es inquietante, fundamentalmente por su dependencia de los flujos de capital que se originan en el exterior. Si bien su mayor subordinación se da hacia el ciclo económico de Estados Unidos, el vínculo con el sistema bancario europeo lo lleva a ser partícipe de las debilidades que existen en aquella región. En los siguientes meses el país encontrará definiciones que lo marcarán: una elección presidencial que puede llegar a encontrarse con dos posibilidades. La primera, que es la deseable: una economía que sigue creciendo porque el mundo resolvió sus problemas; la otra, que es la más inquietante: la potencial burbuja se colapsa y los augurios de un problema mamut, como se le ha llamado, se tornan reales. La cuestión es que ambas posibilidades dependen del exterior, México no tiene la capacidad de incidir en ellos y en eso radica el problema de fondo: recuperar el rumbo de la nación.

La información disponible hasta enero de 2012 pone de manifiesto que el sector externo mexicano tiene un desempeño positivo, pero es evidente que su crecimiento es inferior al alcanzado en 2011, anota el CIEN. “Durante el primer mes del año las exportaciones aumentaron 10.5 por ciento, registrando con ello una moderada tendencia al alza. De manera particular puede citarse que la contribución del sector manufacturero continúa siendo positiva, aunque con una disminución en su ritmo de expansión, particularmente por la incidencia del sector automotriz. Algo similar se desprende de las exportaciones petroleras, la cuales ya manifiestan una tendencia a la baja.

En cuanto a las importaciones, su crecimiento para el mismo periodo fue del 12.3 por ciento, comportamiento que refleja algunos aspectos que deben resaltarse. En primera instancia, el menor dinamismo de las importaciones de consumo muestra la pérdida de bienestar de los mexicanos. Si bien se podría pensar que la menor compra de bienes de consumo es porque ha existido un aumento en la adquisición de productos nacionales, en realidad las estadísticas disponibles no permiten confirmar esta posibilidad. Lo más factible es que la reducción en las importaciones de consumo se encuentre asociada a una merma en el poder adquisitivo de las personas.

Por otro lado, el estancamiento en la importación de bienes intermedios es consistente con la desaceleración del sector productivo industrial, principalmente en la parte automotriz, maquinaria y equipo eléctrico y electrónico, así como en el textil y en el de derivados del petróleo. La reactivación de las exportaciones y las importaciones se encuentra condicionada al desempeño de la economía de Estados Unidos, la cual aún tiene un comportamiento heterogéneo en algunos de los sectores más relevantes para el aparato productivo mexicano.

De igual forma, la evolución del mercado laboral es un tema fundamental, particularmente por las condiciones de precariedad social que persisten, tanto en México como en América Latina. La pobreza y el aumento de las brechas sociales son aspectos vinculados con la evolución del empleo. En el caso particular de nuestro país, el problema es que la mejora en la desocupación se ha dado en función de la precarización del mercado laboral, es decir con base en menores salarios y prestaciones.

El CIEN apunta que para América Latina, en términos generales, 2012 comienza con menores presiones en los precios. Sin embargo, en el caso de Argentina, Perú, México y Venezuela existe una tendencia al alza. Para México el incremento se da en alimentos, lo cual agudiza su problemática social. Venezuela constituye un caso particular, puesto que la inflación percibida en dicha nación es superior a la de cualquier país latinoamericano con tasas de dos dígitos.

Las rebanadas del pastel

De que México se mantiene como el cuerno de la abundancia da cuenta la información publicada por La Jornada (Víctor Cardoso): entre abril y junio de 2011 organizaciones criminales sacaron del país más de 13 mil millones de dólares, la cifra más alta reportada desde que las autoridades financieras comenzaron a dar seguimiento al movimiento de recursos cuya procedencia no se justifica con actividades lícitas en las cuentas nacionales. Con esa salida de recursos, 2011 se presentó como el año en que más dinero, presuntamente ilegal, fue sacado del país, con un total de 19 mil 175.44 millones de dólares, de acuerdo con cifras del Banco de México. Esta cifra es casi similar a toda la inversión extranjera directa recibida por el país el año pasado y que sumó 19 mil 400 millones de dólares. El problema es que tal abundancia siempre se queda en las manos de alguno de los dos crímenes: el organizado o el institucionalizado.

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