jueves, marzo 15, 2012

El Chapo Guzmán, trofeo electoral

Manuel Ajenjo

El domingo pasado, José Cuitláhuac Salinas, titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), confirmó a la agencia internacional The Associated Press (AP) que a finales de febrero la Policía Federal estuvo cerca de capturar a Joaquín El Chapo Guzmán, en una mansión costera de Los Cabos, Baja California.

La declaración sobre la fallida detención de El Chapo me recordó un chiste de infancia: Mamá hoy en el colegio estuve muy cerca del primer lugar. ¿Sacaste el segundo? No, fui el último de la clase, pero el primer lugar se lo dieron al niño que se sienta junto a mí.

No agarraron a El Chapo pero estuvieron cerca de él. ¿Esto es buena noticia? Desde luego que no. Considerar que es un logro el estar a punto de agarrar al hombre más buscado del país, equivale a festejar como gol la pelota que se estrelló en el poste. O, a creer que una mujer quiere toda la onda con uno sólo porque nos guiñó un ojo y esto fue a consecuencia de un tic.

Según el titular de la SIEDO, el importante y escurridizo capo fue perseguido en la localidad bajacaliforniana durante los días en que se reunieron ahí ministros de Seguridad y cancilleres del G-20. Curioso, ¿no? Que el narcotraficante más importante del mundo estuviera en tal lugar cuando éste estaba repleto de elementos de seguridad que custodiaban a los visitantes. ¿Por qué estaba ahí? ¿A quién fue a ver? ¿Simple coincidencia o El Chapo ama el peligro y su adicción a la adrenalina lo condujo a la boca del lobo?

Como ha venido sucediendo en ocasiones anteriores, Guzmán Loera escapó momentos antes de la llegada de la policía que previamente le había notificado que iban por él. La temeraria aseveración “que previamente le había notificado que iban por él” es un deducción de este textoservidor que no tiene ningún sustento. La frase tiene su origen en las dos conjeturas que intuyo sobre la buena suerte del capo: una, el delincuente, nacido en Badiraguato, Sinaloa, cuando la policía lo persigue, goza de la protección del ánima de Malverde. Dos: la policía mexicana, cuando anda tras los pasos del delincuente, encuentra, o alguien pone en sus manos, unos billetes verdes que la desaniman a continuar la persecución.

Sea por Malverde o por el billete verde, otra vez El Chapo la libró. Luego de varias pesquisas los elementos policiacos dieron con la residencia, situada en el desarrollo Punta Ballena con vista al Mar de Cortés, en la que El Chapo estuvo -pretérito perfecto del enunciado: me acabo de ir ya se la pelaron-. En el lugar detuvieron a cuatro personas, dos hombres y dos mujeres que quedaron a disposición de la unidad que combate a la delincuencia organizada. (No está de más aclarar que la organizada es la delincuencia y no la unidad que la combate).

El dulce trofeo

El martes, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, afirmó que el gobierno federal realiza esfuerzos sistemáticos en la búsqueda y detención tanto de Joaquín Guzmán Loera, como de otras 14 personas que se encuentran entre los criminales más buscados. El ingenuo redactor de lo que usted lee se hace dos preguntas a propósito del narcotraficante que motiva estas líneas: ¿Por qué si nadie lo encuentra por ningún lado aparece en la lista de la revista Forbes?

¿Cómo hace la publicación, a qué método recurre, qué sabe sobre Guzmán, para ubicarlo en sus inventarios de ricos y poderosos?

En la más reciente edición, la precitada Forbes sitúa al narcotraficante mexicano en la posición número 1,153 entre los ricos del mundo, junto a empresarios con fortunas que rondan los 1,000 millones de pesos. Además, la revista coloca a El Chapo en la posición 10 de los más ricos de México y en sitio 55 entre los más poderosos del planeta.

El líder del Cártel de Sinaloa año con año ha ido a la baja del ranking Forbes. En el 2009 cuando el capo debutó en la lista fue colocado en el lugar 701, en el 2010 descendió al sitio 937, en el 2011 continuó en descenso hasta el lugar 1,140. Ahora está en 1,153. De seguir así, en opinión de los analistas, muy pronto va a desaparecer del elenco de los más ricos.

Ojalá y de manera simultánea a su desaparición en el catálogo de Forbes, fuera aflorando su presencia en la realidad mexicana. Y así, una vez presente fuera apresado, con lo que el gobierno de Felipe Calderón ganaría un “dulce trofeo”, en opinión del diario Los Angeles Times. Para esta publicación, la detención de Guzmán Loera, “le serviría (a Calderón) para apuntalar la candidatura de su partido, que recae en Josefina Vázquez Mota, de cara a las próximas elecciones presidenciales”.

Visto así, desde la perspectiva electoral, tal vez el pasado 21 de febrero en Los Cabos alguien del propio gobierno le dio el pitazo a El Chapo para que huyera y no fuera aprehendido, ya que debido a la veda electoral sería muy poco el ruido que se podría hacer con su captura. Así pues le dijeron: “Joaquín, como cuates, escóndete otro rato y en abril te decimos cuándo puede ser la fecha más correcta para tu detención según los tiempos de campaña de Josefina”. (Si la decisión del tiempo electoral en el que el malandrín debe ser arrestado la toma Roberto Gil, ya estuvo que será apresado por ahí de agosto cuando el IFE proclame el tercer lugar de la señora Vázquez Mota).

Es innegable que el regreso a la cárcel -en el año 12 del panismo- de quien se escapó de ella al comenzar el año uno de la gestión federal blanquiazul, sería un buen golpe mediático para reivindicar la figura del presidente Calderón, también para darle un buen empujón a la candidata Vázquez Mota con el fin de que Acción Nacional retenga el poder otros seis años.

Sin ánimo de adornarme, sino únicamente para hacerles ver a los lectores que no siempre mis opiniones son vacuas y que detrás de un texto aparentemente frívolo puede haber una observación políticamente aguda, el tema de la conveniencia electoral para el PAN sobre la aprehensión de El Chapo que puso en la opinión pública mexicana un periódico de Estados Unidos en esta columna ya lo habíamos vislumbrado el 1 de noviembre del año pasado cuando en la columna titulada: “Calaveras Panteoneras” escribí:

El Chapo Guzmán Loera/
lo era, porque ya murió.
Su tumba quedó allá afuera
adentro, nadie la vio.
Muchos lo van a extrañar
al capo y a sus millones.
Pero va a resucitar
cercanas las elecciones.

Antitabaco

Estoy de visita en un hospital. Es un sueño y como en todo sueño sé, en un instante, que estoy ahí porque un amigo muy querido se está muriendo. Mientras camino a la habitación recuerdo con mucho amor todo lo que viví junto a él. Al mismo tiempo que voy comprendiendo todo escucho la fatigada respiración de mi amigo. En la medida que me acerco al cuarto la respiración se hace dificultosa, lenta, desfalleciente. Me apuro porque ansío encontrarlo vivo. Sé que lo quiero mucho y que si se muere me hará mucha falta. Entro a la habitación, miro hacia la cama: Acostado, conectado a un pulmón artificial estoy yo.

Lo anterior lo soñé un domingo. El lunes estuve recordando el sueño de forma irremediable y recurrente. El martes dejé de fumar. De esto ayer hizo una semana. Muerdo palitos de los que se encajan a los elotes modificados al tamaño de un cigarrillo. Bebo mucha agua. Tengo hambre y me quiero cortar las venas con un pan tostado.

Oí por ahí

Si quieres fumar porque tienes un problema, al encender el cigarro tendrás dos.

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