martes, febrero 21, 2012

Violencia, guerra y muerte, temas que domina Calderón

Lilia Arellano

Tras meses de escándalos de corrupción y tráfico de influencias en torno suyo y de una profunda pérdida de prestigio entre la opinión pública el presidente renunció… hablamos de Christian Wulff, presidente de Alemania, porque en México pese a que enfrentamos un escenario similar no se presenta una acción de esta naturaleza ni del titular del Ejecutivo ni de los directamente responsables de la comisión de estos delitos, por lo que prevalece la impunidad que resquebraja un día si y otro también al Estado de Derecho.

A pesar de la veda electoral que inició este jueves, Felipe Calderón inició una intensa campaña a favor de su partido, Acción Nacional, al más puro estilo estadounidense, con el único tema que ha manejado a lo largo de su administración: la muerte. Sin ningún escrúpulo, fue a Ciudad Juárez, la urbe más violenta del país, a reunir a los padres de los jóvenes asesinados en enero de 2010 en Villas de Salvárcar, que fue fuertemente resguardada por el Ejército y el Estado Mayor Presidencial, y a decir, pese a todos los reportes de organismos nacionales e internacionales, que los crímenes en esa urbe se redujeron en los últimos dos años, aseveración que por supuesto nadie creyó en esa frontera.

Calderón siguió el guión de una campaña presidencial al estilo estadounidense e hizo lo que han hecho candidatos presidenciales de ese país en cientos de ocasiones: acudió a un centro comunitario en donde se sentó a leer un cuento, “el vampiro vegetariano”, de Alejandro Navarrete, a un grupo de niños; fue a una cancha de béisbol a lanzar la primera bola y abrir el partido; se trasladó a una cancha de futbol americano donde presenció el arranque del partido; luego fue a una cancha de futbol donde lanzaron globos blancos con figura de paloma; posteriormente presenció un concierto musical con jóvenes; y, por si fuera poco, inauguró una feria del empleo. Sólo que los asesores propagandísticos del michoacano se les olvidó que Ciudad Juárez es una ciudad situada en la frontera norte de México, fronteriza con Estados Unidos, y que no se ubica en territorio estadounidense.

Con un día de actividades progandísticas oficiales pretenden borrar que de manera dramática la actividad criminal se ha disparado en los tres últimos sexenios, que ésta se ha cebado contra las mujeres con miles de feminicidios y desaparecidas, y que particularmente en las administraciones federales panistas los enfrentamientos entre los cárteles criminales de Sinaloa y de Juárez han elevado el nivel de la violencia en la última década. Pretenden pasar por alto que el aumento de la presencia de las fuerzas armadas y la Policía Federal en 2009 sólo contribuyó a ubicar esta ciudad fronteriza como la más violenta del mundo durante tres años consecutivo, con 130 asesinatos por cada 100 mil habitantes. Son frecuentes los reportes de cuerpos mutilados, con notas de venganza o por asuntos de tráfico de drogas o disputas entre pandillas. Por la inseguridad, los juarenses cambiaron sus costumbres y sus rutinas, evitan salir de noche, se cuidan de no ser secuestrados o alcanzados por una bala perdida.

Por eso las aseveraciones y estadísticas de Calderón, quien junto al gobernador priísta César Duarte inauguró la Primera Feria del empleo de Juárez en el Colegio de Bachilleres –en su último año de gestión-, en el sentido de que entre 2010 y 2011 el índice a la baja de homicidios fue del 45 por ciento y que gracias a la estrategia de su administración denominada “Todos somos Juárez” los asesinatos han disminuido 57 por ciento, tienen muy bajos niveles de credibilidad entre la ciudadanía, quien se pregunta: ¿en dónde quedaron los 5 mil millones de pesos que dice se destinaron para esta frontera en el rubro de seguridad pública?, ¿a dónde fueron a parar los mil millones que eran para salud?, ¿en dónde están los mil 300 millones para desarrollo social? y ¿por qué sólo se destinaron 160 millones para crear empleo y sólo hasta el último tramo de su gobierno?

Y ya en el plano nacional también cabría preguntarle: ¿a qué va a destinar los 330 mil millones de pesos que tiene en la bolsa la Secretaría de Hacienda y que pueden ser gastados con toda discrecionalidad por su administración? ¿Por qué en el análisis de la Cuenta Pública 2010 de cada diez auditorias aplicadas a los entes del gobierno federal, en siete se detectaron irregularidades, y en una cuarta parte del total se identificó como dictámenes negativos? ¿Por qué Eduardo Romero Ramos, secretario de la Función Pública, sólo autorizó la aplicación de 160 indicadores de transparencia en el manejo de los recursos públicos, de un total de mil 900, como lo denunció el diputado priísta César Augusto Santiago? ¿Por qué su administración no supervisa a la tercera parte de los principales casinos en el país, entre los que se encuentra el Casino Royale que fue objeto de un atentado por parte del narcotráfico?

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