viernes, febrero 10, 2012

¿Quién le teme a Josefina?

Ricardo Alemán

En su primer mensaje como virtual candidata presidencial del PAN, la señora Josefina Vázquez Mota marcó la pauta de lo que será su periplo para alcanzar Los Pinos: “El candidato a vencer es Enrique Peña Nieto”, dijo.

Y, en efecto, tanto el sentido común como el manual de competencia y la lógica político-electoral indican que la candidata del PAN buscará —a toda costa— alejarse del tercer lugar —para dejar rezagado al abanderado de las izquierdas— con el fin de polarizar la contienda sólo entre los aspirantes del PRI y el PAN. ¿Y por qué buscar la polarización con el puntero?

Porque si el PAN y su candidata presidencial consiguen que la pelea por Los Pinos se focalice sólo entre dos, entonces la señora Vázquez Mota se podría convertir en un atractivo imán para el llamado voto útil: los indecisos y, en especial, todos aquellos que le darán a su voto un fuerte sentido antipriista.

Sin embargo, para tratar de entender el fenómeno, primero debemos recordar que en las más recientes encuestas —previas a la elección interna del PAN— el candidato Peña Nieto mostraba una tendencia de aceptación superior a 40% de las preferencias, mientras que la señora Vázquez Mota rebasaba 20%, en tanto que Andrés Manuel López Obrador bordeaba 17 por ciento. Todo ello con un porcentaje de indecisos que era de entre 22 y 25 por ciento. ¿Qué quiere decir todo lo anterior?

En efecto, que tanto para la señora Vázquez Mota como para el señor López Obrador el candidato a vencer se llama Enrique Peña Nieto. Pero la diferencia entre la candidata del PAN y el aspirante de las izquierdas es que Josefina prácticamente no tiene negativos —bueno, es tal su aceptación que para no pocos electores no es la heredera de Felipe Calderón—, mientras que AMLO tiene más votos negativos que positivos.

En otras palabras, que la señora Vázquez Mota se podría convertir en la única alternativa posible de quienes no quieren el regreso del PRI, de los que nunca votarían por López Obrador y, en el extremo, de aquellos que no están a gusto con el gobierno de Calderón, y que ven a la dos veces secretaria de Estado como una cara distinta y nada vinculada con el calderonismo.

Pero a todo lo anterior habría que sumarle el poderoso factor de género. ¿De qué estamos hablando? Precisamente de lo que ya algunos especialistas en imagen llaman “el fenómeno Josefina”. ¿Y qué es eso? Poca cosa, que a partir de su triunfo en la interna del PAN, del revés que le habría propinado al presidente Calderón, y a la fuerza que mostró al enfrentarse a todo el aparato de los calderonistas, la señora Vázquez Mota ya brilla con luz propia.

Es decir, que sea por la novedad, la curiosidad, porque no pocos electores potenciales la ven lejana a Calderón, si no como aquella mujer que derrotó a Calderón y que fue víctima de las perversidades de la política, la señora Vázquez Mota ya empieza a mover conciencias. Y falta que un sector fundamental de electores —el de las mujeres, que representa más de 50% de ellos— le dé a la candidata de Acción Nacional el beneficio de la duda y que —junto con ella— celebren el empoderamiento de las mujeres en México.

En realidad, la victoria de Josefina Vázquez Mota —en las internas del PAN— es la peor noticia que pudieron haber tenido los candidatos del PRI y de las izquierdas. ¿Por qué? Por eso, porque reúne cualidades que la hacen competitiva, atractiva para el electorado; que la convierten en alternativa, en la novedad y la esperanza de un electorado que cada vez da mayores muestras de hartazgo de la política y de los políticos.

Y es que, en muchos sentidos, la candidatura presidencial de Josefina Vázquez Mota es una vuelta más a la rueda de la alternancia en el poder en México: es una nueva modalidad de alternancia, la alternancia de género. Y, para no pocos electores, la candidatura de Vázquez Mota podría ser una nueva oportunidad para confiar en la política, la democracia y la alternancia en el poder.

Una mujer en el más alto cargo de elección popular y en la posición de poder más elevada sería mucho más que una novedad; para muchos electores potenciales podría ser como una nueva oportunidad a la alicaída democracia electoral mexicana.

Por lo pronto, el colmilludo Marcelo Ebrard le recomendó a López Obrador “modificar su estrategia” frente a la nominación de Vázquez Mota como candidata presidencial del PAN, en tanto que Enrique Peña dijo que el enemigo a vencer no es él y menos el PRI, sino los flagelos del crimen, la violencia y el desempleo.

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