martes, febrero 28, 2012

Alcanza violencia niveles insospechados en México: ONU

Apro

La Junta Internacional de Estupefacientes de la ONU (Jife) dio a conocer hoy que la incautación de cocaína en México se desplomó entre 2007 y 2010, al pasar de 48 a 9.4 toneladas, y que el nivel de violencia en el país alcanzó niveles sin precedentes.

“En México las organizaciones de narcotraficantes han recurrido a niveles de violencia sin precedentes. Las bandas de traficantes han procurado socavar el aparato estatal, incluida la Policía Federal y estatal, el sistema de justicia penal y los medios de información, valiéndose de la corrupción, así como de amenazas y de la intimidación”, indicó.

En Viena, durante la presentación del informe anual 2011 sobre drogas de la Jife, el máximo responsable de ese organismo, Hamid Ghodse, mencionó que en 2009 el decomiso de cocaína en México fue de apenas 12 toneladas más que en 2010.

No obstante, la Jife descubrió que mientras el decomiso de cocaína disminuía, las autoridades mexicanas siguieron descubriendo cultivos de mariguana de gran escala y lograron incrementar las incautaciones de 2 mil 109 toneladas en 2009 a 2 mil 248 toneladas en 2010.

De acuerdo con el reporte, México también es un importante productor de planta de opio, y la fabricación potencial de heroína en el país –agregó– asciende a 9% del total mundial y se encuentra entre los tres principales productores, junto a Afganistán y Colombia.

Además, subrayó que 58% de la heroína que entra a Estados Unidos proviene de Colombia y 39% de México.

Según el reporte, en la última década México se convirtió en un importante fabricante de psicotrópicos por la facilidad para instalar los laboratorios que las producen.

Contrariamente a las drogas tradicionales, apuntó, éstas se pueden producir en laboratorios emplazados en cualquier lugar, contando con conocimientos técnicos básicos, con un equipo relativamente sencillo y los insumos químicos.

En 2008 el gobierno de Felipe Calderón desmanteló 21 laboratorios clandestinos y 191 en 2009, aunque este tipo de laboratorios en México, indicó la Jife, producen más metanfetaminas que los instalados en Estados Unidos, país donde se encuentra 40% de los que hay en la región.

En el informe presentado este martes se asegura también que, debido a los avances en la guerra contra el narcotráfico en México, cada vez pasa más cocaína por Centroamérica y el Caribe hacia Estados Unidos, lo que ha hecho aumentar la violencia y la corrupción en esos estados a niveles insólitos.

En Centroamérica, asegura la ONU, operan alrededor de 900 “maras” con unos 70 mil miembros que controlan las rutas de tránsito de la droga y ejercen una violencia cada vez mayor.

Según Ghodse, “en algunos países se han producido mejoras”, como en Colombia, donde se ha reducido el cultivo de hoja de coca, sin embargo –agregó– “en otras zonas se ha empeorado, por ejemplo en América Central, donde los narcotraficantes mexicanos han complicado la vida a la gente y los gobiernos, con un montón de corrupción”.

En el documento, la Jife apunta que en América del Sur ha aumentado el consumo de coca, pese a la clara reducción de la superficie dedicada al cultivo.

Asimismo, recuerda que el mercado ilícito de cocaína “tiene un valor de más de 80 mil millones de dólares” a escala mundial, según cálculos de la Interpol y de la ONU.

El origen de esa droga se sigue encontrando en Sudamérica, sobre todo en Colombia, Perú y Bolivia, pese a que la superficie dedicada al cultivo ilegal del arbusto de coca ha bajado hasta 154 mil 200 hectáreas en 2010, desde un máximo de 288 mil 400 hectáreas en 1990.

En Perú, la superficie de cultivo de coca sigue creciendo, y en 2010 alcanzó las 61 mil 200 hectáreas, apenas 800 menos que las del principal productor del mundo (Colombia), mientras que en Bolivia los plantíos se mantienen estables en 31 mil hectáreas.

Sobre la demanda de la droga, los mercados de mayor consumo de cocaína son tradicionalmente Estados Unidos y Europa, especialmente Reino Unido, Italia y España, pero cada vez más droga se destina al cono sur de América.

“La cocaína fabricada en Colombia se envía en su mayor parte a mercados ilícitos extranjeros, mientras que la elaborada en Bolivia y Perú, además de abastecer a Europa, se consume en gran parte en América del Sur”, señala la Jife.

Se estima que 90% de la cocaína consumida en Estados Unidos –entre 150 y 160 toneladas anuales– proviene de Colombia, mientras que el suministro a Europa, que ha duplicado en el último decenio la cocaína consumida, hasta alcanzar unas 120 toneladas, procede de forma casi igual de Bolivia, Colombia y Perú.

En América del Sur, la prevalencia del consumo de cocaína “es mayor que la media mundial”, y los datos de la ONU indican que, “tras años de aumentos, el uso indebido de cocaína ha empezado a estabilizarse, aunque a un nivel más alto”.

Según la ONU, los países de la región con tasas más alta de prevalencia anual (consumo al menos una vez al año) de esta droga son Argentina, Chile y Uruguay.

Además, la cocaína es la sustancia citada con más frecuencia como causa de los fallecimientos provocados por drogas en Sudamérica, destaca el informe.

Sobre la legalización de las drogas para acabar contra el narcotráfico, señala que “no es una opción”, ya que sólo serviría para agravar el problema.

“Si nos fijamos en drogas legales como el tabaco y el alcohol, no sólo matan cada año entre 10 y 15 veces más que las drogas ilícitas, sino que también el delito relacionado con el tráfico de tabaco y de alcohol no ha desaparecido y, de hecho, es una gran parte de la actividad criminal”, explicó Ghodse.

“Un tema muy complejo (como el narcotráfico) no puede tener una solución sencilla”, insistió el jurista de origen iraní, máximo responsable del organismo de la ONU que vela por el cumplimiento de las leyes internacionales de control de estupefacientes.

En un informe del año pasado, la ONU cifraba en 200 mil el número de fallecimientos anuales relacionados con las drogas.

“Cuando se produzca una aplicación universal (de las leyes internacionales) por parte de los gobiernos, y no sólo palabras, habrá menos problemas”, dijo Ghodse.

“Sin embargo, hacer las paces con el tabaco durante los últimos 300 años no ha tenido éxito, hacer la paz con el alcohol por los últimos milenios no ha tenido éxito. Por ello, no entra en cuestión aplicar soluciones simples a problemas complejos”, recalcó.

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