viernes, enero 06, 2012

Polígrafo político

Francisco Rodríguez / Índice Político

Dicen que la liebre salta por donde menos se espera. Dicen bien. Porque el muy denunciado uso político de las llamadas pruebas de control de confianza –la del sometimiento al muy cuestionable detector mecánico de mentiras, entre otras– recién se ha hecho evidente en las instancias “de izquierda” y no en las antípodas panistas, cual es de preverse.

Y es que, como usted ya está enterado, el prácticamente ya ungido candidato del PRD a la gobernación del Distrito Federal, el todavía titular de la Procuraduría de Justicia capitalina Miguel Ángel Mancera, recién despidió a quien venía fungiendo como subprocurador de Averiguaciones Previas Luis Genaro Vázquez, dizque por no haber aprobado el examen del polígrafo.

Tal, empero, no fue sino mera excusa, falso y pueril pretexto empleado por Mancera para “aquietar” a Vázquez, quien la noche de este martes 3 de enero protagonizó un berrinche espectacular.

La historia real es como sigue:

Este martes, a las 10 de la mañana, Mancera acudió puntual a una cita con Marcelo Ebrard en el búnker que éste mantiene en la esquina de la calle Cuernavaca con la avenida Alfonso Reyes, en la colonia Hipódromo Condesa. Justo ahí donde el todavía jefe de gobierno hace política o “grilla”, donde recibe a contratistas, donde…

Dos horas duró la reunión en la que, según trasciende, “se ultimaron detalles” de, primero, la renuncia de Mancera al cargo por el que todavía va a cobrar esta quincena y, segundo, del nombramiento coordinado con el ocupante de Los Pinos, Felipe Calderón, de quien será el sucesor al frente de la Procuraduría local.

Salió Mancera del búnker y, llegando a su oficina de la colonia Doctores citó a sus colaboradores para una reunión a celebrarse al inicio de esa misma noche, mientras que Ebrard continuaba en Cuernavaca y Alfonso Reyes recibiendo a funcionarios de su administración que en las próximas horas también presentarán sus dimisiones para buscar encargos de elección popular.

Ya por la noche, Mancera habló con sus colaboradores más cercanos. Les informó oficialmente de su aspiración a gobernar la capital nacional y de que, por tal, en breve estaría presentando su renuncia.

También les dijo quién será su sucesor: José Ramón Amieva, todavía subprocurador Jurídico y de Derechos Humanos, quien goza de una relación amistosa, íntima, y hasta de sociedad en some business con el propio procurador.

Y ahí brincó Vázquez, el ahora renunciado.

Porque si bien aplaudió que Mancera vaya a buscar en las urnas –y en los casi 500 programas asistenciales que mantiene el GDF entre los potenciales votantes–, se rebeló eso sí a la decisión de que fuese Amieva y no él mismo quien comenzara a cobrar el jugoso salario de titular de la dependencia.

Un berrinche el de Vázquez, describen algunos de los asistentes.

Y una rabieta, también infantiloide, cual respuesta de Mancera quien esa misma noche del martes mandó a filtrar a ciertos medios que su indisciplinado colaborador no había aprobado su paso por el polígrafo ¡en septiembre del año anterior! Esto es, que en contra de las normas al respecto, había mantenido al reprobado –y ahora réprobo– subprocurador Vázquez.

En pocas palabras, que el ungido Mancera dio un uso político a la prueba del detector mecánico de mentiras.

Tras la filtración a la prensa, vino entonces la renuncia…

Y el resto ya lo sabe usted.

Así que si es usted cercano a Mancera, no sólo tendrá justicia (jejeje) sino también gracia.

Pero no se atreva usted a incomodarlo, porque…

Índice Flamígero: En una espléndida crónica, cual las que sólo ella acostumbra, la colega Martha Anaya brinda pelos y señales de otra rabieta, también el martes más reciente: la del secretario de Educación del GDF Mario Delgado en el búnker de Marcelo Ebrard, cuando éste lo desengañó y le pidió que “se bajara” de la contienda sucesoria: “¡No me puedes pedir eso!-, reprochó Delgado. ¡Te di todo y no creciste, qué me reclamas!-, repuso severamente Ebrard.” Esta misma escena ¿podría repetirse en unas cuantas semanas en Los Pinos, cuando su ocupante pida algo similar a su también “delfín” Ernesto Cordero?

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