martes, enero 31, 2012

Guadalupe Acosta Naranjo hizo el ridículo con el tema del "espionaje" en San Lázaro

El presidente de la Cámara de Diputados, el perredista Guadalupe Acosta Naranjo, está metido en el pozo de la risa, con eso de la denuncia del espionaje telefónico que no puede demostrar. Lleva casi cinco días tratando de explicar que sí encontró escuchas en los teléfonos del Congreso, y que la denuncia la hizo con el consentimiento de todos los coordinadores parlamentarios, aunque en el PRI ya le refutaron importantes legisladores que si tiene pruebas que las presente, y si no, que se calle. Acosta Naranjo se ha metido en varios problemas. Uno es de credibilidad porque no ha probado que esa red de espionaje realmente existía, y la otra porque declaró a Óscar Mario Beteta en Fórmula Financiera, que no todas las pruebas que tiene las aportó a la PGR en una denuncia la semana pasada. Oséase, que el diputado está escondiendo presuntas pruebas de un delito, lo que lo haría cómplice, salvo que tiene ¡fuero!. Fiuuuu. Se salvó el protagónico perredista.

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