miércoles, enero 25, 2012

El corazón de la CFE

Francisco Rodríguez / Índice Político

Aunque tiene más visos de venganza política que de procuración de justicia, en Chiapas hay un ex gobernador en la cárcel acusado de infanticidio. El polémico y muy publicitado Juan Sabines Jr., en efecto, tiene preso al no menos controversial Pablo Salazar por su presunta responsabilidad en el delito de homicidio doloso, al no haber satisfecho recursos –cuando fue mandatario estatal– al hospital general de Comitán en el que, por falta de dinero y equipos, fallecieron 30 recién nacidos.

Saber de la muerte de recién nacidos por falta de condiciones que son imputables a la indolencia y, sobre todo, a la corrupción de los administradores públicos no es novedad en nuestro país. Hace escasas semanas, por ejemplo, en el principal de los hospitales del ISSSTE, el pomposamente llamado “Centro Médico Nacional 20 de Noviembre” hubo también una serie de muertes de bebés, a consecuencia de infecciones intrahospitalarias responsabilidad de los encargados del nosocomio, al no prevenirlas ni controlarlas.

Enterarse, empero, de que mueren recién nacidos por cuestiones de índole mercantil y hasta burocrática es todavía más inadmisible, si es que la expresión cabe.

Porque, dicen las informaciones ya publicadas, en Campeche capital la Comisión Federal de Electricidad (CFE) “cortó” el suministro de energía eléctrica al hospital público “Manuel Campos”, lo que habría provocado el deceso de otro recién nacido.

Tres meses de retraso en el pago, arguyó la ¿empresa pública? Tres meses de no cubrir sus adeudos, reconoció el gobernador campechano Fernando Ortega, quien también habría dicho, de acuerdo a lo publicado en el portal del semanario Proceso:

“Meterse con un hospital, meterse con una institución en donde en ese momento se estaba practicando una cirugía, en donde había 14 pacientes, en donde habían dos niños en incubadoras, es verdaderamente… no grosero, no inadmisible, sino verdaderamente… no encuentro el adjetivo correcto para calificar esa decisión”, reprochó.

Añadió:

“Es cierto que prevalecía el retraso, pero en determinado momento, si las autoridades competentes no disponían de los recursos, se debió haber avisado al secretario de Gobierno o al gobernador para decir: ya no se aguanta, ya se esperó demasiado… No es excusa, porque tampoco hay negativa al pago, pero nadie está obligado a lo imposible”.

El mandatario estatal insistió que meterse con una institución como un hospital “es verdaderamente inadmisible y es un asunto de la mayor irresponsabilidad”.

Y reviró:

“Por otro lado, si a esas vamos, yo quiero decirles que también nosotros tenemos muchos motivos de insatisfacción con los servicios que presta la CFE”.

Además, justificó que igual como suele ocurrir a los jefes de familia, el gobierno “cada vez está teniendo más dificultades para poder pagar los servicios de energía eléctrica”.

Y sí, debido a la retención de participaciones federales, a que aquellos que correspondían al 2011 fueron “retirados” por la Secretaría de Hacienda desde octubre, mucho antes de que finalizara el año fiscal, muchos gobiernos estatales –ya no se diga los municipales– no tienen ni para pagar “la luz”.

“¿Dónde está el corazón de la CFE, si es que sus funcionarios lo tuvieran?”, pregunta un lector del Índice.

Sí lo tienen, respondo. Pero lo tienen secuestrado por la corrupción.

Y para ilustrarlo, un ejemplo:

Un altísimo funcionario de la paraestatal mandó a llamar al funcionario de CFE que más años, conocimiento y experiencia tienen en esa empresa ¿pública? Le pidió que le diera un listado de las diez obras más costosas que por ello mismo no se hubieran hecho en los últimos años. Y le dijo para qué las quería. “Las vamos a hacer –dijo mutatis mutandi– en lo que falta del sexenio. Los hermanos del Presidente (sic) Calderón van a empujar esas obras y van a conseguir los dineros”.

He ahí el corazón de la CFE: la enorme corrupción. La de ayer, hoy ¿y mañana?

Signo de los tiempos, pues…

Índice Flamígero: Tarde y mal, para no variar, se dio la respuesta de la Administración Pública Federal al problema de la sequía que, ¡desde hace 18 meses!, asuela a la mitad del país: ni más ni menos que el 54% del territorio nacional. Discursos y más discursos sobre la supuesta disposición de 33 mil millones de pesos que ningún afectado ha visto para paliar los efectos nocivos de la falta de lluvias ¡desde hace año y medio! Mucha saliva. Pero por más que sea, con ella no crecen las siembras ni bebe el ganado. Año y medio. Dieciocho meses después… ¿Dónde estuvo el CISEN todo este tiempo? Ese sí que es un verdadero asunto de seguridad nacional, pero…

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