martes, enero 17, 2012

El castillo de Miramar

Otto Schober / La Línea del Tiempo

Cuenta una leyenda, que en el otoño de 1855, Maximiliano de Habsburgo buscó refugio en la bahía de Grignano, cerca de Trieste y le gustó el sitio para construir el castillo de sus sueños, el de Miramar. Se estima que su construcción costó 900 mil florines, que pagó con un crédito del fondo de los Habsburgo.

Lo construyó en un sitio de belleza indomada en el promontorio de Grignano. Contrató al arquitecto austriaco Carl Junker para diseñarlo y ejecutados por el arquitecto Antón Hauser de Graz. Max colocó la primera piedra el 1 de marzo de 1856. Su estilo refleja los intereses artísticos del archiduque, principalmente ecléctico: gótico, medieval y renacentista. Donde se empleó la irregularidad, la variación, el contraste, la mezcla, lo bravo, lo solitario y la decadencia.

La planta asimétrica del castillo, ofrece al espectador una variedad de aspectos dependiendo de la posición del observador, combinando la asimetría y la simetría.

La mayoría de los muebles fueron confeccionados por Franz Hofmann y su hijo, Julius. En el castillo se distingue lo privado a lo público.

La planta baja estaba destinada para el uso de la pareja, con una atmósfera íntima, romántica, familiar, como el dormitorio de Maximiliano, su estudio de trabajo, amueblados al estilo de los camarotes de la fragata Novara. Mientras el primer piso era para los invitados, con muebles suntuosos decorados con escudos de armas y por el tapiz adornado con símbolos imperiales, con salas representativas, tapetes, cortinas encarnadas, columnas flanqueando las puertas y techos tallados en madera.

Las obras terminaron a principios de 1860. En el parque, se construyó el llamado castillito, que tenía un parecido con el exterior del castillo, que habitaron Maximiliano y Carlota mientras terminaban Miramar, situado en una área panorámica, con una terraza cuadrada, la torre y una entrada del arbour. Aquí encerraron a Carlota a su regreso de México afectada por una fuerte depresión nerviosa a finales de 1866.

El parque de Miramar dispone de una superficie de 22 hectáreas, obra de los jardineros Josef Laube y Anton Jelinek, con áreas boscosas, espacios herbosos, caminos tortuosos, gazebos y estanques, revoque los principios románticos del jardín del paisaje inglés.

Las esculturas fueron producidas por el berlinés Moritz Geiss; con invernáculos, con particiones de vidrio que abren dentro del armazón férrico original.

A la muerte de Maximiliano y de la partida de Carlota para Bélgica, el castillo fue la residencia ocasional de la familia Habsburgo. En la actualidad, alberga al Museo Histórico del Castillo de Miramar. (Tras las huellas de un desconocido de Konrad Ratz).

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