martes, enero 10, 2012

Basura fuera de control

Un viejo problema sin solución
La piedra en el zapato perredista

Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida


Se podrá decir misa en favor, pero el gobierno de la ciudad ha perdido el control sobre el gran problema de la basura.

Decimos que ha perdido el control porque cualquiera que viva en el DF sabe a ciencia cierta que eso de los tiraderos que ahora son llamados clandestinos ha sido una constante en la vida cotidiana de los habitantes de las colonias de esta ciudad.

Es importante mirar que ahora tanto las autoridades estatales –nos referimos, desde luego, a las del estado de México y Morelos–, así como la federal Secretaría de Gobernación, han tenido que intervenir para lograr ciertos acuerdos que permitan desalojar de la ciudad capital los residuos que cada vez crecen en tamaño y en su significado político, que no partidista.

Ése es el tamaño del conflicto, y si nos damos cuenta de que la propia Comisión de Derechos Humanos del DF ya analiza el asunto, para saber cuál es el grado de responsabilidad del gobierno capitalino por esa situación, tenemos un escenario nada ventajoso para las autoridades capitalinas en el año de cierre de la administración, y desde luego de elecciones.

El cierre o la clausura del Bordo Poniente, donde se depositaban los desechos de la ciudad, fue el tema que trajo a la atención pública un problema añejo, y muy complejo, donde están inmiscuidos desde el sindicato que afilia a los trabajadores de limpia, las delegaciones y el gobierno central.

Es muy probable que en los próximos días la misma Comisión de Derechos Humanos de la ciudad entregue un informe especial en el que, con base en las investigaciones realizadas por el personal de ese organismo, se ponga el dedo en las faltas y los personajes que tienen que ver con el asunto.

Desde luego que el concurso de la comisión será de mucha importancia para definir líneas de responsabilidad, pero deberán ser las autoridades del gobierno que encabeza Marcelo Ebrard las que den el paso para enderezar este problema que en otros momentos ya debería haber cobrado cabezas en el gabinete del jefe de Gobierno.

El problema es viejo en todos los sentidos. Era del conocimiento de todos que el principal tiradero, como se le llamó, tendría que ser cerrado, y se sabía con exactitud cuándo sucedería, pero nunca se tomaron las acciones que ahora, con el problema encima, se quieren adoptar. En el calendario de la Secretaría de Obras esa fecha, el final del año pasado, debería haber sido marcada con rojo, pero nadie hizo caso al problema hasta que les estalló en la cara.

Son dos las vías que se deberán componer. La primera, la que siempre hemos tenido frente a nosotros, es la recolección, donde las delegaciones, señaladamente la Cuauhtémoc, son responsables de esa tarea, y la segunda, el que ahora causa estragos a las autoridades del GDF: dónde depositar la basura.

Muy mal parado quedará el jefe de Gobierno, que por sus acciones en favor del medio ambiente fue considerado el mejor alcalde del mundo, si en las instancias internacionales que lo premiaron se tiene en cuenta que no se trabajó con tiempo y atingencia en un problema que debería haber sido insoslayable. Ya veremos hasta dónde se estira la liga antes de que estalle la protesta social por el problema. ¡Aguas!

De pasadita

Ayer se escenificó otro de los capítulos de la historia de quién va por el Distrito Federal en el PRD. Joel Ortega, a quien se le ha pedido una y otra vez, desde los más altos mandos del Gobierno del DF, y desde quien ahora organiza esta historia, que se retire, se ha convertido en la piedra en el zapato del PRD. Fue él quien ayer mismo propuso e impulsó que una tercera casa encuestadora participe en el proceso, y esto porque será la encuesta la llave que conduzca a alguien al tesoro de la ciudad de México.

Por lo pronto, y aunque usted no lo crea, ya hay quien asegura en el PRD que habrá una segunda vuelta en las encuestas, porque se dice que Alejandra Barrales y Miguel Ángel Mancera podrían empatar en la que se celebrará en unos días. Tal vez por ese insistente rumor, lo de una tercera empresa de mediciones podría ser la solución en ese escenario de locos que ha montado Manuel Camacho.

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