viernes, diciembre 30, 2011

Catorce años después de la tragedia, Acteal comparte sus lecciones de organización no violenta

La inspiración de Las Abejas de Acteal sigue creciendo como modelo de lucha

Marta Molina / The Narco News Bulletin


Un contingente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) salió el pasado 19 de diciembre desde Cuernavaca pasando por la Ciudad de México rumbo a Acteal, Altos de Chenalhó, Chiapas. Es la tercera vez que el movimiento mexicano por la paz viaja a esta comunidad para unirse con La Sociedad Civil Las Abejas. La primera, durante la Caravana al Sur, el 15 de septiembre, día del “Grito”; la segunda, en el mes de octubre durante el encuentro de jóvenes “Sembrando semillas de la noviolencia” y ahora, para acompañarles durante tres días en las jornadas de ayuno y oración por la memoria de los 14 años de la masacre de los 45 tzotziles en Acteal.
Las Abejas invitaron a estas jornadas a sus aliados nacionales e internacionales que vinieron como cada año de distintas partes del mundo, sobre todo de Europa, América del Sur y del Norte para solidarizarse con ellos y recordar su ejemplo de 14 años de lucha por la justicia y la paz. Periodistas, padres, monjas, obispos y observadores de derechos humanos se unieron también a la celebración de la memoria de la masacre del 22 de diciembre de 1997.

Teresa Carmona fue la única representante de las víctimas del Movimiento que se unió a la Caravana durante estas fechas navideñas. Después de un día entero de viaje desde Cancún se reunió con el contingente del MPJD en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, para llegar el día 20 a Acteal y unirse a la jornada de “ayuno y oración por la memoria, la resistencia y la vida”. Durante tres días, pidieron que no se repitan más masacres, más muertes en México y en el mundo, para que, en palabras de Las Abejas, “la sangre de nuestros muertos transforme esta violencia que nos cerca y fortalezca a nuestros corazones para seguir en nuestra lucha y resistencia”.

Manuel: el guardián de la memoria

El mismo día 20, después del rezo tradicional de los ancianos y la misa, se proyectaron películas y documentos audiovisuales sobre la masacre de Acteal. Durante la cena, los integrantes del movimiento por la paz, inspirado hace nueve meses por el poeta y periodista Javier Sicilia, conocen a Manuel. Él tiene ahora 26 años y es uno de los sobrevivientes de la masacre de 1997. Tenía 12 años cuando ocurrió. Cena junto a los integrantes de la Caravana y les entretiene contándoles chistes, adivinanzas y cantando canciones. Esta es, dice, su forma de escapar del dolor, de no ponerse a llorar cada vez que recuerda lo que ocurrió aquel 22 de diciembre.

El miércoles 21, amanece temprano en Acteal. Ese día Manuel conoce a Joaquín, el difunto hijo de Teresa Carmona asesinado en 2010. Teresa, con su estandarte al lado con la foto del joven Joaquín, le cuenta que mataron a su hijo y que por eso se unió al movimiento por la paz, para pedir justicia y acabar con esta guerra absurda contra las drogas que sólo trae muerte. Manuel y Teresa se dirigen a la capilla donde se encontraban rezando los 45 tzotziles en el momento de la masacre de 1997 y entonces, el joven Manuel cuenta la historia de lo que pasó mientras muestra algunos agujeros de bala que aún conservan las viejas y desgastadas paredes de madera. Estamos en un espacio sagrado.

“El 22 de diciembre del 97 estaba yo ahí donde se quedaron muertos. Yo me quedé debajo de 3 cadáveres ahí abajo. Yo estaba sentado abajo. Algunos se quedaron arriba y cuando se murieron se cayeron encima mío”.

“Mi papá se llamaba Alonso Vázquez Gómez y mi mamá, María Luna Méndez. Éramos 8 hermanas, un hermano y yo. Mis papás tuvieron 10 hijos: 8 mujercitas y 2 niños. De estas 8 mujercitas 5 se murieron, las más pequeñas, una de dos años y medio y una de 8 meses. Me duele mi hermana de 8 meses. ¿Qué hizo para que la mataran? No hizo nada malo. ¿Por qué la mataron a ella y no a mi que soy bien pecador?”.

Manuel cuenta que llevaban 2 días de ayuno cuando llegaron los paramilitares. “Ahí, se murieron, ayunando. ¡Qué triste de veras!. Se murieron ayunando para pedir justicia y paz y para que no haya mucha muerte. Mi papa estaba en esta iglesia cuando vinieron a dar el aviso de que mañana vendrían aquí a matar personas, pero él dijo: “No, no voy a salir. Si Dios dice que voy a morir aquí voy a morir y si dice que no, pues no. Mi papá no tenía miedo de la muerte.”

A Manuel le vuelve a molestar lo que él llama “la chillona”, el llanto, la pena, la tristeza, el dolor, pero queda en él mucha alegría y humor, lo que ve como “la forma para poder seguir luchando con mi organización, para que no me mate la chillona. ¡Ya me dio ganas de contar un chiste!”

“A veces trato de olvidar lo pasado pero no puedo porque aquí perdí 9 personas de mi familia: mi papacito chulo, mi mamacita chula, mi abuelita que esta requetechulísima y mi tío que esta requetechulísimo, y 5 hermanas. Es imposible olvidar. Lo bueno es que tengo algo para no estar tan triste”. Manuel cuenta otro de sus chistes y canta una canción que escribió cuando fue el décimo aniversario de la masacre, en 2007.

Manuel Vázquez Luna, su vida tiene un sentido profundo: el de ser guardián de la memoria y contar lo que pasó ese 22 de diciembre de 1997 en Acteal. Nos cuenta que convive con un tumor en la cabeza pero aun así, no se desanima, y su actitud frente a la desgracia que le tocó vivir es un ejemplo a seguir para todos los que luchan por la verdad y la justicia.

Un ejemplo de persistencia

Después de casi cuatro horas de oración, la tarde del día 21 a las 18:30h llega el obispo de Saltillo, Coahuila, Monseñor Raúl Vera, quién entre 1995 y 1999 fue obispo coadjutor de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas junto a Samuel Ruiz. Las palabras de Monseñor Raúl no responden para nada a las de una liturgia tradicional, son palabras que apelan a la resistencia y a la lucha por la paz y que denuncian el horror que vive el país y a la necesidad de organizarse para combatir el mal gobierno.

Vera dijo que la voz de Las Abejas ya no sigue sólo clamando por la paz en Chiapas sino por la paz en México y en el mundo y que las vidas que se entregaron en la masacre del 97 se convirtieron en “un grito por la justicia por la dignidad y la paz para nuestros pueblos”.

El obispo de Saltillo recordó a las Abejas que su lucha “ahora tiene muchos aliados” y que se encuentran en un momento clave donde “todos debemos articularnos para construir nuestro país con instituciones honestas”. Las palabras de Vera se convierten en una dosis de ánimo para seguir adelante y no desanimarse a pesar de que después de 14 años pidiendo justicia por la Masacre que se vivió en Acteal, el crimen sigue impune y a los paramilitares que fueron arrestados como culpables, los liberaron hace dos años.

El movimiento por la paz es uno de los aliados de las Abejas, un movimiento que busca acabar con la guerra contra las drogas y conseguir justicia para las víctimas. Hace casi 9 meses que camina. Las Abejas, 14 años, y aún siguen trabajando. Pero el MPJD y Las Abejas se reconocen en la misma lucha, porque, en palabras de Monseñor Raúl, “El gobierno que un día alimentó a los paramilitares para cometer este crimen atroz, apoya ahora al crimen organizado. Es lo mismo que pasó aquí: Así como los paramilitares eran jóvenes indígenas hermanos nuestros, ahora son los jóvenes sicarios los mismos que están matando a sus hermanos”.

Vera apeló al horror que vive México y a la cantidad de crímenes que quedan impunes usando los mismos mecanismos de destrucción: “Muchos políticos están apoyando a los cárteles en todo México. Ante eso no podemos callarnos. Ustedes son nuestros hermanos mayores, los primeros que se han puesto en movimiento contra estas masacres y las actitudes inmorales de los que no quieren hacer justicia. Ustedes nos enseñaron y no podemos desanimarnos. Así como Tatik Samuel Ruíz o Alonso Vázquez lucharon por la justicia hasta el final de sus vidas son muchos los que se siguen uniendo con ustedes.”

Al final de la liturgia se encendieron 49 velas en el altar Maya para los 45 mártires y los 4 tzotziles que no llegaron a nacer. Un altar presidido por la Virgen de Guadalupe pero también por la Virgen Masacrada, envuelta en una tela blanca porque fue baleada durante la matanza del 97.

Las Abejas: 14 años tejiendo la Paz

La madrugada del 21 de diciembre a las 4 de la mañana parte una marcha desde San Cristóbal de las Casas rumbo a Yabteclum, Chenalhó para llegar el día 22 a Acteal, la “Caminata por la paz, la memoria y contra la impunidad”. Se trata de una marcha contra la violencia de estado, contra la guerra contra las drogas desatada por Calderón y en solidaridad con la lucha de Las Abejas.

El contingente del MPJD sale de Acteal por la mañana junto con algunas de Las Abejas para encontrar a los peregrinos que salieron de San Cristóbal en la tijera (cruce de caminos) de Majo’mut (donde se encuentra una base militar) para regresar a Acteal y continuar con las ceremonias.

Durante la caminata, el Padre Carlos Morfín Otero, uno de los tres jesuitas que vino a Acteal unos meses después de la masacre contó la historia de Las Abejas, cómo están organizándose desde la noviolencia y cómo su comunidad no se desanima después de 14 años de lucha.

Las Abejas existen desde 1992 –cuatro años antes del levantamiento zapatista- y nacieron a raíz de que tomaron presos a 4 tzotziles de la comunidad de Sahalchén acusados injustamente de un asesinato. Entonces, las comunidades de esta y otras zonas se organizaron para liberar a sus compañeros y lo lograron. A partir de la liberación nacieron Las Abejas como tal. Siempre han existido con esta vocación pacifista y noviolenta, es decir, aunque simpatizan con las demandas del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) se distinguen de ellos porque optaron por no usar las armas, pero han mantenido siempre una postura afín a las demandas del EZLN.

En 1997 se dio un conflicto intercomunitario muy fuerte y muchos tzotziles fueron expulsados de sus comunidades y se refugiaron en Acteal, en Xoyep en Sakamch’en en Naranjatik en Polhó y en otras comunidades que acogieron a los desplazados. Por aquel entonces ya empezaba a organizarse este grupo paramilitar que el 22 de diciembre atacó Acteal y mató a los 45 indígenas hombres, mujeres, niños y ancianos.

La lucha de las Abejas siempre ha tenido que ver con una demanda de justicia desde una postura noviolenta, desde su fundación, y a partir del 22 de diciembre del 97 por una demanda de justicia ante el crimen de Acteal tanto sobre los autores materiales como los autores intelectuales. No creen en hacer justicia por su propia mano, buscan que los mecanismos que en este país son los encargados de hacer justicia, funcionen, y esta demanda se ha mantenido hasta hoy. También se resisten a recibir cualquier ayuda del gobierno estatal o federal mientras no se haga justicia por el crimen de Acteal.

Desgraciadamente en México situaciones como estas, no sólo la de Acteal sino otras muchas, han quedado en la impunidad. Las Abejas se han mantenido durante 14 años con esta demanda y alrededor de ella se han acuerpado otros grupos también de gente agraviada, de victimas cuyos crímenes también han quedado en la impunidad. “Año con año ves que pasa gente por aquí que comulga con la causa de Las Abejas porque en parte también es su propia causa. Ahora por ejemplo tenemos el grupo del MPJD que es un movimiento que agrupa sobretodo a victimas de la violencia de este sexenio y que se suman a esta causa porque es también la suya”.

Las Abejas siempre se han organizado a partir de la noviolencia activa, un principio de acción que, según Padre Morfín, “nace de lo que ellos son, de su propia tradición cultural Maya, pero también de una tradición cristiana que tiene que ver mucho con el modo con el que Don Samuel supo dirigir su diócesis a lo largo sus años de obispo aquí (entre 1959-2000) y creo que la tradición cristiana es una tradición de una paz activa: Hay que pedir esa paz que no nos deja en paz. Aquí hay gente que busca la paz, la construye y no es pasiva, es activa.”

Próximos pasos para el Movimiento mexicano

Preguntado sobre cuáles son los próximos pasos que debería dar el movimiento mexicano una vez reunidas las victimas de la guerra contra las drogas y qué puede aprender este movimiento de Las Abejas, el Padre Morfín dijo: “Creo que el MPJD tiene algo que también tienen las Abejas y es la verdad desnuda, llana, libre de ideologías una verdad contundente, la verdad de las victimas. Y así es en todo el mundo. Las victimas siempre tienen la verdad y eso es lo que hay que atender. Que alrededor de esta verdad se articule un movimiento y que ese movimiento tenga unas ciertas características organizativas es lo que vemos en Las Abejas: Alrededor de la búsqueda de la verdad de este crimen, se articula una comunidad indígena, que no tiene los valores de occidente. Las Abejas se presentan como alternativa a nuestros sistemas económicos políticos y sociales. Es otro modo de relacionarse, de encauzar una lucha, de resistir.”

Según Morfín, el movimiento mexicano por la paz está en un primer momento donde lo importante es que las victimas expresen la verdad de lo que sucedió. “Esto es lo más complicado en México: reconocer la verdad. Luego, activar a los aparatos de justicia en el país para que no queden en la impunidad todos estos crímenes.” Otro reto del MPJD , apunta Morfín, es también su articulación “y creo que han logrado articular en un primer momento a las victimas de la guerra desatada durante este sexenio y a sus familiares y me parece que el reto que sigue es cómo articular otros movimientos, grupos y personas que quieren también construir una paz activamente”.

Mariano Pérez Vázquez, presidente de Las Abejas, también da un consejos valioso al movimiento nacional mientras camina rumbo a Acteal para seguir con la ceremonia. En este caso se refiere al cómo organizar a todas estas victimas que durante 8 meses han estado expresando su dolor por todos los estados del país: “Para organizar, para poder defender nuestros pueblos también podemos entrar en un taller como aquí en Acteal. Aquí hay un grupo que se llama noviolencia. Pues hay jóvenes que realizan talleres sobre cómo podemos manifestar nuestros pueblos, caminar en nuestros pueblos y convertir nuestro grito en la luz del mundo. Hay que enseñar a los jóvenes y a las víctimas como organizarse en la vía pacifica y aprender a través de la noviolencia”.

La enfermedad del país por los malos gobiernos

Los peregrinos llegaron a Acteal sobre las 10 de la mañana del día 22. Las gradas que rodean el centro ceremonial estaban repletas de gente, Abejas que vinieron de otras comunidades cercanas, observadores de derechos humanos, periodistas, sacerdotes, niños y niñas tzotziles que recordaron un día que ellos nunca vivieron y que hoy se convierten en el motivo principal de la lucha de sus padres, madres, abuelos y abuelas.

En su comunicado, Las Abejas son explícitas: hoy conmemoran un hecho vergonzoso, un crimen cometido por el estado mexicano que “por su negligencia ha hecho que la masacre de Acteal se pisotee y se manipule con intereses políticos y económicos”. Recuerdan que lo que ellos llaman “la Suprema Corte de Injusticia de la Nación” alimentó la impunidad al liberar a 44 de los responsables materiales de la masacre. También responsabilizan al presidente Felipe Calderón por la muerte de más de 60 mil compatriotas a causa de su “guerra contra el narco” y denuncian las maniobras de Juan Sabines que “sigue entregando a las trasnacionales minas y recursos naturales de Chiapas además de ser un represor de pueblos organizados, de defensoras y defensores de derechos humanos.


Después de 14 años siguen las amenazas en contra de Las Abejas, porque el gobierno liberó a los paramilitares responsables de la matanza. Los paramilitares de Chenalhó se están reactivando, mientras en el Norte del país siguen habiendo más muertes por la guerra de Felipe Calderón. Desde Acteal levantan la voz y gritan indignados también por la muerte de Nepomuceno Moreno Muñoz y Trinidad de la Cruz, integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y denuncian el hecho reciente del gobierno de Guerrero que permitió el asesinato de dos estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, Guerrero.

Después de compartir en palabras “la enfermedad que padecen nuestras comunidades y país por los malos gobiernos” y sus exigencias de justicia, Las Abejas expresan su convencimiento de que “la justicia no va a venir de allá arriba, sino, que el pueblo organizado es el que va a decir cómo debe de ser la justicia y la vida”

Felipe Arizmendi, obispo de San Cristóbal de Las Casas, ofició una homilía en la que insistió en que “No podemos callar ni olvidar, mientras no se haga verdadera justicia”. Los asistentes oraron a su Dios, el Dios de la verdad, con lágrimas en los ojos, que les conceda justicia.

Reconocimiento a Jtotik Raúl

Uno de los momentos más emotivos para Monseñor Raúl Vera fue durante el reconocimiento que le hicieron Las Abejas de la mano de dos de las sobrevivientes de la masacre, María Vázquez Pérez y María Vázquez Gómez.

Un reconocimiento por abrir sus ojos y luchar al lado de los pueblos indígenas y de todos los oprimidos y perseguidos, como los mineros, los migrantes, los homosexuales, los defensores de derechos humanos aunque “Igual que a Jtotik Samuel eso le valió ataques, calumnias y persecuciones”.

Este bastón significa aceptar un cargo de poder y servicio al pueblo y se lo entregan al Obispo Raúl Vera, a quien han atacado, difamado y calumniado varias veces por defender la lucha de los pueblos indígenas, a quien nunca calló ante tanta injusticia.

“En ti Totik Raúl vemos el rostro y corazón de Jtotik Samuel. En ti, vemos y palpamos las luchas de mujeres y hombres de otros pueblos de México y del mundo. vamos caminando juntos, hay que seguir luchando como lo hemos venido haciendo. Si se van unos a descansar en el seno de la Madre Tierra, otras y otros nacen. La lucha será como un árbol que caen sus ramas, pero que siempre retoñando está...”

Ante este reconocimiento, “Totik Raul” pronuncia unas palabras de agradecimiento y se refiere al panorama que hoy vive el país: “una guerra abierta nuevamente por el presidente de la República de turno, en donde las principales víctimas las pone el pueblo mexicano, pues nuevamente, como aquí en Chiapas, no importa la justicia. En esta supuesta guerra contra el crimen organizado, nuevamente, como hace 14 años en Chiapas, se vuelve a utilizar al Ejército que sigue violando derechos humanos y realiza ejecuciones extrajudiciales y sus crímenes permanecen impunes. Hoy también los policías son cómplices de quienes cometen robos, asesinatos, secuestros y desapariciones forzadas. Hoy, como ayer, los criminales también tienen aliados dentro de los tres niveles de gobierno federal, estatal y municipal, de lo contrario, no contarían con la protección que mantiene impunes el 98 por ciento de sus crímenes.“

Dejando el dolor para la construcción del buen vivir

La radio Almantal Yu´un Lekilal (Radio “Guardianes de la memoria y la paz”) junto con el colectivo Koman Ilel retransmitieron en directo durante los 3 días de las jornadas de ayuno y oración desde su nuevo espacio convertido en un estudio de radio. Recordaron un hecho doloroso mientras fuera, se celebraba la vida para construir un mundo distinto, el “del buen vivir”.

Las Abejas han transformado el dolor en su motor de lucha y festejan el 22 de cada mes, la vida por la memoria de los caídos para seguir adelante. Los mártires siguen vivos en la Tierra Sagrada de Acteal. Ellos empezaron esta lucha y por ellos siguen pidiendo justicia.

El contingente de la caravana estaba ya a punto de marcha. Pero antes, Teresa Carmona se acercó a la oficina de Las Abejas. Allí se encontraba Mariano Pérez Vázquez, la autoridad del pueblo, y Teresa le expresa su admiración por el ejemplo de lucha de Las Abejas y agradece que invitaran al Movimiento por la Paz durante estos tres días de oración y ayuno. “Mariano, me pesa mucho este estandarte, es el dolor de la muerte de mi hijo. Yo se que me entiendes”. A estas palabras Mariano le respondió que podía dejarlo en Acteal, junto al altar de los 45 masacrados: “déjalo aquí, el también es un mártir, aquí va a estar bien” y dejando a sus visitantes distinguidos agarró a Teresa del brazo y la llevó al santuario donde están enterrados los cuerpos de 45 indígenas tzotziles.

Teresa Carmona se fue con los integrantes del MPJD sin el estandarte de su hijo, con la intención de continuar su lucha y pedir justicia para Joaquín, para Las Abejas y para organizar a los suyos con el objetivo de “construir el buen vivir”, en paz, con justicia y dignidad. Ahora su hijo descansa junto a los mártires que mataron en la masacre del 22 de diciembre de 1997. “Allí dejé la fotografía de Joaquín donde su sonrisa luce más luminosa que nunca”, dijo Teresa.

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