jueves, diciembre 08, 2011

AMLO, KO PRD: Así o más claro

Carlos Ramírez / Indicador Político

Aunque era esperarse, la lista de operadores de la campaña electoral perredista para el 2012 dejó verdaderamente fríos a los dirigentes del partido porque el PRD fue soslayado y Andrés Manuel López Obrador se quedó con todos los cargos para militantes de Morena, el PT y Movimiento Ciudadano.

Asimismo, el precandidato único de la alianza PRD-PT-MC tomó el control de las coordinaciones territoriales que tendrán la tarea de “conducir el proceso” de selección de candidatos a diputados, senadores, gobernadores y alcaldes que se disputarán posiciones en las elecciones del 2012. Es decir, el dedazo de nominación de candidatos se lo quedó López Obrador.

Así, el PRD fue otra vez marginado. Hace seis años, presiones perredistas obligaron a López Obrador a designar a Jesús Ortega --líder de Los Chuchos-- como jefe de la campaña presidencial, aunque el tabasqueño se movió por su lado y sin consultar al partido. Ninguneado por Los Chuchos y obligado por Ebrard a decidir la candidatura del 2012 en una encuesta, López Obrador se convirtió el martes en su propio jefe de campaña; y el PRD, nuevamente soslayado, tendrá que aguantar el desdén.

Y por si fuera poco y después de públicamente haberle cedido a Ebrard el honor de designar por dedazo al sucesor perredista en el gobierno del DF, López Obrador movió los hilos de poder y a través del Partido del Trabajo ya vetó a las dos figuras principales del precario ebradismo capitalino: Mario Delgado, secretario de Educación, y Miguel Ángel Mancera, procurador de justicia, fueron frenados por el PT con el argumento de que no son de izquierda, aunque los dos se presentaron como parte de la autodenominada “nueva” izquierda capitalina comandada por el autodenominado neoizquierdista Ebrard.

Con esos movimientos estratégicos, López Obrador y sus estructuras de poder se sobrepusieron al PRD y de hecho se quedaron con la franquicia, la sigla PRD, que nuevamente con ingenuidad creyeron Los Chuchos y Ebrard en los dichos del tabasqueño, pero ya no tienen salidas porque López Obrador ya fue ungido como “precandidato único” del PRD a la presidencia de la república.

El compromiso era otro: el PRD debía de aparecer como la sigla dominante por su fuerza mucho mayor que el PT, MC y Morena juntos, lo que había permitido filtrar la información de que el coordinador de la campaña tendría que ser un perredista de Los Chuchos. Pero como siempre, López Obrador decidió por/para sí mismo y las principales coordinaciones fueron para militantes del lopezobradorismo fuera del PRD.

Al final, el PRD nada tiene que hacer en la campaña de López Obrador; todo se lo quedó el tabasqueño. La propuesta programática del PRD tiene alcances de reorganización política del Estado y de un replanteamiento de las políticas públicas, pero ya López Obrador decidió por sí mismo que su bandera de campaña sea la “república amorosa” que se ha prestado más a chunga y que en todo caso tiene que ver con un fundamentalismo religioso convirtiendo al candidato presidencial en una especie de pastor protestante ofreciendo la venta de indulgencias y un conformismo conservador ajeno al planteamiento ideológico de un partido de centro-progresista como el PRD.

Lo grave del asunto fue que el equipo lopezobradorista de campaña fue decidido directamente por López Obrador sin negociarlo con el PRD e inclusive primero filtrado como madruguete político antes de informarlo oficialmente. La designación del senador petista Ricardo Monreal como coordinador general de la campaña causó estragos en el PRD porque mandó el mensaje de que López Obrador seguirá como candidato de sus organizaciones y el PRD queda sólo como una sigla sometida al proyecto personal del precandidato único.

Lo que ha causado más irritación en el PRD ha sido la decisión de López Obrador de apropiarse del mecanismo de selección de
candidatos a cargos de elección popular en las elecciones de julio del 2012. De las cinco coordinaciones territoriales, López Obrador se quedó prácticamente con cuatro: Dante Delgado-MC en la uno, Alberto Anaya-PT en la dos, Rosario López-Morena en la tres, René Cervera-Ebrard en la cuatro y Patricia Patiño-GDF-Morena en la cinco. Hasta ayer, Cervera, coordinador de la fundación de Ebrard para su frustrada candidatura presidencial, no había aclarado si la nominación de López Obrador había sido ya negociada con Ebrard o se había anunciado como otro albazo para arrinconar al jefe de gobierno.

Y los sectores clave de estructura electoral, administración y foros para definiciones de propuestas también se las apropió el tabasqueño: Jaime Cárdenas, Yeidkol Polevnsky y Claudia Sheinbaum.

El mensaje de López Obrador al PRD fue más que claro: la estructura de campaña del candidato de la alianza PRD-PT-MC --Morena no tiene registro-- será la dominante y la encargada del reparto de candidaturas a los cientos de cargos de elección popular que se votarán también el primero de julio próximo. Y si el mecanismo será el de las encuestas, de todos modos el aparato de poder encargado de la selección estará dominado en abrumadora mayoría por el grupo de interés de López Obrador.

La disociación López Obrador-PRD quedó más que clara con la exclusión de Manuel Camacho Solís, coordinador de la alianza PRD-PT-MC, Jesús Zambrano, presidente nacional del PRD, y Jesús Ortega, ex presidente del PRD y jefe político de Los Chuchos. Los perredistas incorporados a la estructura de López Obrador son de menor nivel y el tabasqueño sólo se dignó a hacer alianza directa con Marcelo Ebrard al incorporar a su operador en la fundación ebradista.

Eso sí, ya López Obrador comenzó a poner obstáculos y vetos a los candidatos ebradistas a la jefatura de gobierno del DF y con ello quiere obligar a PRD a negociar con el PT, MC y Morena aunque no tanto el DF sino someterlos en los acuerdos de la candidatura presidencial: un quid pro quo que le deje manos libres en la estructura de la campaña; por lo demás, Ebrard cedió ingenuamente la candidatura presidencial sin haber resuelto antes la candidatura al DF, lo cual fue astutamente aprovechado por el tabasqueño.

Total, que de nueva cuenta López Obrador se comió al PRD.

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