jueves, noviembre 10, 2011

Olimpiadas de terror

Oro en violencia
Verde podrido
Ebrard poselectoral

Julio Hernández López / Astillero


El mismo día en que Human Rights Watch le hizo saber los increíbles logros alcanzados durante el sexenio en materia de violación a los derechos humanos, el optimista licenciado Calderón se invistió de una oportuna aureola olímpica. Desgranaba el mencionado organismo internacional la macabra cosecha abusiva que se ha levantado con el pretexto de la guerra contra el narcotráfico, demostrando que ésta ha sido un sangriento fracaso, y documentando sólo unos cuantos casos concretos en los que representantes del poder público, específicamente policías y soldados, han agredido a la población civil, pero el ánimo siempre positivo del comandante en jefe de la brigada Los Pinos se reservaba para festejar con los medallistas panamericanos el éxito conseguido en Guadalajara, convencido de que hizo bien en su momento cuando al abanderarlos para iniciar las competencias les exhortó a sacar el fua, aquel grito de superación personal alcoholizada que un paisano con iniciativa popularizó en You Tube, y acompasado con el gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, que en la propia ceremonia de clausura de los panamericanos lanzó la propuesta presupuestalmente inviable pero electoralmente muy redituable de conseguir ahora la sede de los máximos juegos deportivos del planeta.

Olimpiadas del terror durante cinco años son las que ha vivido el pueblo mexicano y de ello dan cuenta múltiples instancias internacionales, en distintos tonos y con diversos datos pero coincidentes todas en que durante el calderonato se han logrado marcas históricas en diversas disciplinas del crimen institucionalizado. Sí se puede, ha sido la consigna de empuje que se han aplicado a sí mismas las fuerzas policiales, militares y marinas que en estos años han conseguido lo inimaginable, en un constante reto de progresión escalofriante. Medallas de oro en las más variadas contiendas descalificatorias, primeros lugares en descomposición nacional, subidas al podio de lo inhumano, preseas en desaparición o mal gasto de presupuesto federal por equipos, maratones de corrupción bien ganados, clavados espectaculares en el erario, justicia de un lado a otro mediante raqueta y deportes de fuerza practicados con ánimo de limpieza social.

En Guadalajara hay irritación ecologista por la descarga de aguas negras de la Villa Panamericana en terrenos de donde se surte de líquido a la población y en el continente hay enojo por las medallas mexicanas que se han decolorado, pero el patrioterismo de oportunidad sigue adelante, tratando de ocultar o diluir hechos contundentes como el informe de HRW. El propio Calderón ensaya lamentables explicaciones o justificaciones al pretender que la responsabilidad de las violaciones denunciadas en su cara por los defensores internacionales de derechos humanos debe ser asignada más bien a los criminales, pues estos serían los verdaderos causantes de lo que sucede en México, asumiendo así el olímpico Felipe que está al frente de un Estado fallido, el mismo que según un subprocurador federal está dividido fundamentalmente entre Zetas y Chapos, de acuerdo con un mapeo descarnado del que se puede entender que los cárteles dominantes han construido repúblicas paralelas, con narcoestados en pugna.

Crece, mientras tanto, el escándalo de la pandilla de depredadores de la nación que se agrupan bajo el nombre genérico del Niño Verde. La muerte de una extranjera en un edificio de departamentos de lujo en Quintana Roo ha puesto de nuevo bajo la lupa mediática el actuar de quienes largamente han explotado la franquicia familiar del ecologismo y a su sombra, la del influyentismo político que propicia la impunidad, han realizado cuanto negocio oscuro les ha sido posible, y no solamente el muy conocido de alquilar siglas a otros partidos –el PRI y el PAN han sido los principales clientes–, para dar forma a coaliciones en las que el negocio de los González suele cobrar como cuota el acceso a candidaturas colocadas en lugares plurinominales de privilegio para así mantener bancadas legislativas también disponibles para posteriores rentas.

Escándalos van y vienen en Michoacán en torno a la hermana del hermano. Ayer un priísta poco respetuoso del notable historial de su partido en materia de artes de defraudación electoral presentó una pulsera de presunto control electrónico de votantes que en todo un alarde de modernización estaría usando el cocoísmo para asegurarse de que los beneficiarios de programas federales correspondan en las urnas a la generosidad del pequeño Big Brother. El listado de presuntas violaciones a la ley electoral es amplio y pareciera que el avasallamiento fraterno encontrará resistencia aun después del momento específico de las boletas por cruzar, tanto en el terreno jurídico como en el social. Pero en Los Pinos hay contento porque se cree que todo ha sido atado adecuadamente para que la dinastía Calderón se quede con el gobierno de casa aunque el entorno arda.

A Marcelo Ebrard no parece preocuparle demasiado lo que dicten los sondeos de opinión cuyos resultados se dice que estarán disponibles este viernes, en una suerte de final feliz de un proceso no tan feliz. Hay, desde luego, especulaciones que apuntan a la posibilidad de que el desenlace de las famosas encuestas cuasi divinas (son como Dios, todo mundo habla de ellas pero nadie ha visto nada en concreto) lleve a otras fases en busca de suspenso que mantenga la atención del respetable durante meses por venir. Pero, a fin de cuentas, el propio jefe del gobierno capitalino dijo ayer que gane quien gane el 2012 (ya no se diga unas encuestas), es casi inevitable que se deba pensar en gobiernos de coalición. Así que, dicho de otra manera, lo importante podría no ser el proceso electoral, el día de las urnas, la calificación del proceso y la instalación de un nuevo gobierno sino los arreglos cupulares a que se llegue para definir el rumbo conforme a intereses coaligados.

Y, mientras sigue el jaloneo y las fintas por Mexicana, ¡hasta mañana, con el anuncio de El buen fin, pero referido a asuntos comerciales y no políticos ni gubernamentales!

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