Las elecciones de hoy en este Estado mexicano han estado marcadas por la violencia del narco
Luis Prado / El País
El Estado de Michoacán (centro del país) celebra hoy unas elecciones a gobernador, diputados y alcaldes marcadas por la actividad omnipresente de la narcoviolencia y por ser la última prueba antes de las presidenciales de julio para los tres grandes partidos mexicanos. Además, la candidata a gobernador del Partido Acción Nacional (PAN), en el Gobierno, es Luisa María Calderón, hermana del presidente de la República, Felipe Calderón, y, según la mayoría de las encuestas, la favorita para vencer en este bastión tradicional de la izquierda, donde el Partido Revolucionario Democrático (PRD), ha gobernado durante la última década.
La campaña estuvo plagada de denuncias cruzadas entre los partidos por distintas violaciones de la ley electoral. Luisa María Calderón, apodada desde niña Cocoa por el color de su piel, ha sido acusada de recibir ayuda del Gobierno federal y de incurrir en gastos excesivos. A Fausto Vallejo, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de llevar en sus listas a amigos de los carteles y de repartir dinero entre los pobres durante sus giras electorales. Al PRD de Silvano Aureoles de difamar a sus rivales con las técnicas más burdas.
Los líderes nacionales de los tres partidos han acudido a apoyar a los candidatos locales, conscientes del valor de test de estas elecciones de cara a las presidenciales. Una victoria de Cocoa en el Estado natal del presidente insuflaría confianza a un alicaído PAN en los sondeos y un triunfo del PRI consolidaría su avance territorial –ya gobierna en 18 Estados de los 32– y podría marcar tendencia ante la cita de julio. Por el contrario, una derrota podría significar el fin de Humberto Moreira, presidente del partido, que se trasladó a vivir a Michoacán al inicio de la campaña y que está envuelto en un escándalo mayúsculo al descubrirse que dejó una deuda de 32.000 millones de pesos (2.200 millones de dólares) durante su gestión como gobernador del Estado de Coahuila.
El duelo, a tenor de los sondeos, se reduce a Luisa María Calderón y Fausto Vallejo, que ha sido varias veces alcalde de Morelia, la capital del Estado. Se espera una elección muy reñida y que aumente la participación, tradicionalmente muy baja. En 2007 menos del 49% de los votantes acudieron a las urnas. La previsible derrota del PRD en el territorio de Lázaro Cárdenas agudizará la crisis y la división de la izquierda que en unos días debe anunciar el nombre de su candidato presidencial.
Pero la campaña se ha visto empañada por la presencia política del narcotráfico y su secuela de asesinatos, secuestros, extorsiones y amenazas. Michoacán es un Estado agrícola, famoso por sus aguacates y producción de marihuana, que se ha convertido en un punto clave en el trasiego de drogas al norte. El cartel dominante es el de Los Caballeros Templarios que ha reemplazado prácticamente en los últimos tiempos a La Familia Michoacana.
Hace unos días fue asesinado a tiros el alcalde de La Paz, Ricardo Guzmán, mientras repartía propaganda a favor de Luis María Calderón en un restaurante de comida rápida de esta ciudad. Las amenazas del narco han obligado también a renunciar a decenas de candidatos a alcaldes y al menos nueve encuestadores fueron secuestrados. Los Caballeros Templarios han llegado a promover en algunas localidades manifestaciones de protesta exigiendo la expulsión de la policía federal del Estado y pocos dudan de que también hayan comprado votos y candidatos. Más de 10.000 policías garantizan la seguridad de los comicios, que hasta el mediodía transcurrían sin incidentes. Desde 2006 se han producido en Michoacán más de 2.000 muertes relacionadas con el crimen organizado.
Luis Prado / El País
El Estado de Michoacán (centro del país) celebra hoy unas elecciones a gobernador, diputados y alcaldes marcadas por la actividad omnipresente de la narcoviolencia y por ser la última prueba antes de las presidenciales de julio para los tres grandes partidos mexicanos. Además, la candidata a gobernador del Partido Acción Nacional (PAN), en el Gobierno, es Luisa María Calderón, hermana del presidente de la República, Felipe Calderón, y, según la mayoría de las encuestas, la favorita para vencer en este bastión tradicional de la izquierda, donde el Partido Revolucionario Democrático (PRD), ha gobernado durante la última década.
La campaña estuvo plagada de denuncias cruzadas entre los partidos por distintas violaciones de la ley electoral. Luisa María Calderón, apodada desde niña Cocoa por el color de su piel, ha sido acusada de recibir ayuda del Gobierno federal y de incurrir en gastos excesivos. A Fausto Vallejo, el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de llevar en sus listas a amigos de los carteles y de repartir dinero entre los pobres durante sus giras electorales. Al PRD de Silvano Aureoles de difamar a sus rivales con las técnicas más burdas.
Los líderes nacionales de los tres partidos han acudido a apoyar a los candidatos locales, conscientes del valor de test de estas elecciones de cara a las presidenciales. Una victoria de Cocoa en el Estado natal del presidente insuflaría confianza a un alicaído PAN en los sondeos y un triunfo del PRI consolidaría su avance territorial –ya gobierna en 18 Estados de los 32– y podría marcar tendencia ante la cita de julio. Por el contrario, una derrota podría significar el fin de Humberto Moreira, presidente del partido, que se trasladó a vivir a Michoacán al inicio de la campaña y que está envuelto en un escándalo mayúsculo al descubrirse que dejó una deuda de 32.000 millones de pesos (2.200 millones de dólares) durante su gestión como gobernador del Estado de Coahuila.
El duelo, a tenor de los sondeos, se reduce a Luisa María Calderón y Fausto Vallejo, que ha sido varias veces alcalde de Morelia, la capital del Estado. Se espera una elección muy reñida y que aumente la participación, tradicionalmente muy baja. En 2007 menos del 49% de los votantes acudieron a las urnas. La previsible derrota del PRD en el territorio de Lázaro Cárdenas agudizará la crisis y la división de la izquierda que en unos días debe anunciar el nombre de su candidato presidencial.
Pero la campaña se ha visto empañada por la presencia política del narcotráfico y su secuela de asesinatos, secuestros, extorsiones y amenazas. Michoacán es un Estado agrícola, famoso por sus aguacates y producción de marihuana, que se ha convertido en un punto clave en el trasiego de drogas al norte. El cartel dominante es el de Los Caballeros Templarios que ha reemplazado prácticamente en los últimos tiempos a La Familia Michoacana.
Hace unos días fue asesinado a tiros el alcalde de La Paz, Ricardo Guzmán, mientras repartía propaganda a favor de Luis María Calderón en un restaurante de comida rápida de esta ciudad. Las amenazas del narco han obligado también a renunciar a decenas de candidatos a alcaldes y al menos nueve encuestadores fueron secuestrados. Los Caballeros Templarios han llegado a promover en algunas localidades manifestaciones de protesta exigiendo la expulsión de la policía federal del Estado y pocos dudan de que también hayan comprado votos y candidatos. Más de 10.000 policías garantizan la seguridad de los comicios, que hasta el mediodía transcurrían sin incidentes. Desde 2006 se han producido en Michoacán más de 2.000 muertes relacionadas con el crimen organizado.
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