En el PRI de Humberto Moreira están nerviosos, pero confían que el arrastre de Enrique Peña Nieto les de la gubernatura de Michoacán. La fugura de Peña Nieto, dicen los priístas, ha sido la diferencia en los mítines, donde suele arrastrar a más de 25 mil personas, volúmenes que no se veían en casi 40 años. Por eso Peña Nieto es un viajero frecuente a la campaña de Fausto Vallejo, a quien volverá a acompañar esta semana a Lázaro Cárdenas, donde el PRI tiene el respaldo de los dos sindicatos de mineros que, por lo demás, están en sangrienta pugna. Aún así, los estrategas priístas no saben si ganarán el municipio, uno de los seis importantes electoralmente en el estado, aun que esperan que el mexiquense les de ese impulso final esta semana para la victoria.
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