viernes, noviembre 18, 2011

CFE: ¿errores de facturación?

Trasnacionales y electricidad
Generación privada a galope

Carlos Fernández-Vega / México SA


Transcurridos dos años del decretazo calderonista que borró Luz y Fuerza del Centro del inventario paraestatal, la Comisión Federal de Electricidad repite que no hay excesos ni aumento de tarifas más allá de lo debidamente autorizado por la Secretaría de Hacienda, de tal suerte que –según su versión– el cada día más elevado precio que pagan los usuarios del servicio eléctrico se deriva, simplemente, de errores de facturación, los cuales, dicho sea de paso, lejos de corregirse, se incrementan bimestre tras bimestre.

Ante los integrantes de la Comisión de Energía del Senado de la República, Antonio Vivanco Casamadrid, director general de la CFE, dijo que “parte de las inconformidades manifestadas por los usuarios se deben a errores de facturación, que ya se han atendido… en muchas ocasiones hay quejas por un mayor costo, pero no se trata de incremento en el precio del servicio eléctrico, sino que las prácticas comerciales en la zona centro del país han ido mejorando y ahora se cobra lo que realmente se consume de electricidad… la Comisión ha recibido 6.8 millones de llamadas, aunque dijo no poder definir cuántas de ellas son por reclamos de consumidores. Detalló que la paraestatal comenzó el año con dos inconformidades por cada mil usuarios, y en septiembre bajamos a una por cada mil, y son fundamentalmente en el Valle de México. Reconocemos que con una operación de 30 millones de clientes domésticos, sin lugar a dudas debe haber algunos errores en la facturación, que estamos dispuestos a atender con toda sensibilidad” (La Jornada, Andrea Becerril y Víctor Ballinas).

Cada que llega el recibo bimestral a los domicilios, el saldo a pagar crece alegremente. Las constantes quejas de los consumidores por lo abultado de la factura siempre reciben la misma respuesta de los empleados de la CFE: yo creo que usted tiene una fuga en su instalación eléctrica, de allí que paga más. Se les repite que no hay tal, que ya se revisó de cabo a rabo tal instalación y que la única fuga existente es la de ética por parte de la paraestatal. Pero insisten: “…yo creo que usted tiene una fuga en su instalación eléctrica”, mientras el monto a pagar sube y sube, sin posibilidad alguna de que se detenga el atraco, y mucho menos de que el consumidor sea resarcido.

Vivanco Casamadrid (otro itamita –del ITAM– incrustado en el gobierno, que fue coordinador de asesores en la residencia oficial y compañero de estudios del actual inquilino de Los Pinos) asegura que el creciente precio que deben pagar los consumidores es motivado por errores de facturación. ¿En serio? Otras instancias han documentado que la causa, en realidad, es de otra naturaleza y con nombre trasnacional.

La Unidad de Evaluación y Control de la Cámara de Diputados lo reseña de la siguiente forma: la evaluación de la calidad del servicio eléctrico en México descendió 14 lugares, al pasar de la posición 73 de 125 países evaluados en 2006, al lugar 87 de 134 países evaluados en 2009, lo que revela que no se cumplirá la meta de competitividad establecida para 2012 de ubicar a México dentro de los 54 países mejor evaluados. El sector eléctrico nacional requiere un diagnóstico detallado y una propuesta de una profunda reconfiguración; la extinción de Luz y Fuerza del Centro no corrigió el problema de fondo que es la reconstitución de la capacidad de generación eléctrica pública a costos y precios competitivos, de tal manera que atienda las necesidades de consumo de los diversos sectores económicos y domésticos utilizando su propia infraestructura que está subutilizada.

La Comisión Federal de Electricidad disminuyó su capacidad de generación en más de 12 mil MW para permitir el ingreso de los permisionarios privados (empresas trasnacionales en su mayoría) para atender a los millones de usuarios que cubría la extinta paraestatal. Por ello, recomienda, es necesario revisar y evaluar el modelo de intensa participación de los permisionarios privados que están afectando el servicio público nacional, primero con la liquidación de LyFC, y progresivamente con la pérdida de capacidad de generación de electricidad por parte de CFE. Los elevados márgenes de generación eléctrica (privada) son producto del gran número de permisos otorgados a productores externos de energía, por parte de la Comisión Reguladora de Energía, que están generando nueva infraestructura eléctrica en manos privadas en detrimento de la utilización de la pública. La CFE ha disminuido sus niveles de generación de electricidad y, en consecuencia, sus ventas, debido a que el número de concesiones al sector privado se ha incrementado considerablemente (cerca de 800).

Aunque la CFE cuenta con alrededor de 60 por ciento de la capacidad de generación eléctrica, ésta se ocupa parcialmente debido a que se privilegia la generación potencial de los permisionarios privados, quienes no corren riesgos, debido a que venden la energía comprometida a la Comisión y aunque se presenten paros o haya menor demanda del energético, la paraestatal debe colocar los excedentes al costo que sea necesario.

Las altas tarifas eléctricas no son producto exclusivamente de la energía generada por el servicio público; también se derivan de los altos costos de interconexión de los productores independientes (privados) y del gas natural (comercializado por privados) que es el único combustible que utilizan los productores independientes de energía. En este tema debe comentarse el amplio debate en torno a la violación de lo establecido en artículo 27 constitucional, pues señala que corresponde sólo a la nación generar, conducir, transformar, distribuir y abastecer energía eléctrica que tenga por objeto la prestación del servicio público (...) por lo que no se otorgarán concesiones a los particulares.

De ese tamaño son los errores de facturación.

Las rebanadas del pastel

El Vaticano se convulsionó por el creativo despliegue fotográfico de Benetton, en el que aparece el papa Benedicto XVI en pleno agasajo con el imán egipcio Ahmed el Tayeb. Es una utilización inaceptable de la imagen del Santo Padre; se trata de una grave falta de respeto hacia el Papa; una ofensa a los sentimientos de los fieles, una demostración evidente de cómo una publicidad puede violar las reglas elementales del respeto a las personas para atraer la atención mediante una provocación, dijo el vocero de la muy moral institución. Pues bien, ¿por qué no reacciona con la misma indignación, rapidez y esmero contra los impunes curas pederastas, esa sí una verdadera ofensa y un delito de lesa madre?

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