viernes, octubre 28, 2011

‘¿Qué hacer?’, por, y con, Salinas

Marco A. Flota / Grillotina

Hubo un tiempo en que se respetó la ley no escrita de que los presidentes de México debían guardar absoluto silencio, enmudecer al concluir su período.

A don Lázaro Cárdenas se le llamó “La Esfinge de Jiquilpan” por su mutismo. Y era lo menos que podía esperarse del Tata si él expulsó del país a Calles por frecuentes declaraciones, contrarias a sus decisiones políticas. Y Calles ya ni chistó: Plutarco resultó “....ulerooo”

Mudo en público, don Lázaro apoyó en privado la creación del Frente de Liberación Nacional encabezado por su vástago Cuauhtémoc. Y expresó en un mitin en el Zócalo su apoyo a Fidel Castro, cuando la invasión por los gringos de Bahía de Cochinos, con más vehemencia que la reciente condena de Cuauhtémoc al cochinero del PRD. Se dijo entonces que el presidente López Mateos puso a sus órdenes un avión para que viajara a Cuba a pelear contra los gringos, pero el Tata no dijo ni pío.

Díaz Ordaz, concluido su gobierno, guardó absoluto mutismo, pese a las embestidas de su sucesor Luis Echeverría. En cambio don Luis expresó su desacuerdo con la política de López Portillo, en una larga entrevista publicada con el título de “Echeverría rompe el silencio” y don Pepe condenó “la supersónica ruptura del silencio”.

Siempre fue tensa la relación de López Portillo y Echeverría. Como éste, ya ex presidente, continuara despachando, recibiendo a políticos, el presidente del PRI, Gustavo Carvajal, tuvo que declarar que a los que iban por línea a la residencia de LEA “ya los besó el diablo de San Jerónimo”. No hubo reclamación de don Luis. Ni del diablo, que fue el más afectado por la comparación.

Concluido el sexy-enio de López Portillo, Echeverría arreció las críticas en su contra. Y apareció en todos los periódicos un desplegado que decía, simplemente: “¿Tú también, Luis?”. Alusión al reclamo de Julio César a su protegido que le dio una puñalada por la espalda, aunque el agresor romano era Bruto solo de nombre.

Ya ex, López Portillo se limitó a declarar, en subliminal crítica al tecnócrata Miguel de la Madrid: “Yo fui el último presidente de la Revolución Mexicana”. En el fondo era cierto pues, como Villa, el galán don Pepe afirmaba a diario: “¡Esta noche cena Pancho!”

Tras entregar el poder a Carlos Salinas, Miguel de la Madrid fue una tumba. Pero no hace mucho salió de ella: La periodista Carmen Aristegui le arrancó unas declaraciones en contra de Raúl, el hermano incómodo. Sin embargo, al día siguiente rectificó MMH, alegando que ya no coordinaba bien sus ideas. Y así sembró la duda: Si él ya no coordina, ¿habrá sido don Carlos quien redactó la carta aclaratoria que firmó don Miguel?

Salinas lanzó la crítica de “el error de diciembre”, a unas semanas de entregarle la banda a Zedillo. Pero ante la reacción de éste -la detención de Raúl-, mejor fue a tomarse un café irlandés... y le habrá tocado un mesero tan lento como los de aquí, porque tardó 6 años en regresar de Irlanda.

Sin embargo, de un tiempo para acá, Salinas ha tratado de hacer notar que todavía existe, que no es un ex, sino un eggs presidente. Lleva varios libros publicados y acaba de lanzar uno cuyo título parece autocrítico: “¿Qué hacer?”

Sí: ¿Qué hacer con Carlos Salinas?, nos preguntamos todos.

¡RRIINNGG!
-Bueno, Los Pinos...
-¿Ya sabe el Presidente que el mayor número de medallas en los Panamericanos los han ganado mujeres?
-Creo que sí, porque ya le dijo a Cordero que tiene que conformarse con la de plata.

EPIGRILLO
A ex góber -¿quién lo diría?-
formal prisión. ¡Esta grilla!
Y ahora a Mendiguchía
le dicen: “¡Méndigo, chilla!”

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