La decisión de Enrique Peña Nieto de destaparse como aspirante presidencial en Televisa, no fue bien vista por todos los priístas. Dicen los que saben que el haber cambiado un acto político por una entrevista en televisión, particularmente en Televisa, cuando la crítica permanente al ex gobernador del estado de México es precisamente su vinculación con la empresa que los ha llevado a decir cada vez de manera más general que "es el candidato" de ella, no fue lo más sensato que podía haber hecho y que contribuye a la percepción de que es un aspirante que sólo está hecho de aire. Los peñistas defienden que todo obedeció a un "compromiso": que Peña Nieto, en una entrevista en Radio Fórmula con Joaquín López Dóriga, se había comprometido a decirle en exclusiva si aspiraría o no a la Presidencia. Cumplió ese compromiso, dicen, en congruencia con un gobernador que hizo de esa palabra, su mandato con el electorado. Que haya hecho el destape en televisión y no la radio, que era el espacio con el cual se "comprometió", son exquisiteces que no deben venir al caso.
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