martes, agosto 02, 2011

La grilla nos invade

Francisco Garfias

La eliminación de la amenaza de suspensión de pagos de la deuda estadounidense relajó la angustia en el mundo y confirmó los vaticinios del secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, en el sentido de que era “imposible” una moratoria en el país más poderoso de la tierra.

Apenas el sábado pasado, Cordero explicaba quela suspensión de pagos tendría los efectos de una “bomba atómica”. Quebrarían empresas y bancos, las bolsas se derrumbarían, el billete verde valdría menos que el peso en épocas de crisis, y la fortaleza de las reservas mexicanas se transformaría en debilidad. “No hay que olvidar que son en dólares”, advertía.

Atento lo escuchaba Emilio González, uno de sus rivales en la contienda interna. “Sabe mucho del tema, por eso lo voy a ratificar en la secretaria de Hacienda”, comentó, en broma, el gobernador de Jalisco. Cordero sonrió. Algo le dijo al góber piadoso. “Ya estás perdiendo la ratificación”, reviró González.

El grupo lo completaban el senador Alejandro Zapata, el gobernador de Morelos, Marco Adame, la diputada Gabriela Cuevas, el periodista Salvador Camarena, y este reportero.

Momentáneamente se unió Javier Lozano, quien estaba que trinaba contra las “jaladas” de Vicente Fox a favor de Peña Nieto. ¿Es pleito personal contra el presidente Calderón? Preguntamos. “Pues Creel pide que se den la mano”, recordó el titular del Trabajo.

González propuso una rifa para decirle a Alonso Lujambio, ubicado a unos cuantos metros, que se bajara de la contienda interna “para simplificar las cosas”. Estallaron las risas. Allí quedó.

El gobernador de Jalisco, por cierto, vaticinó, en corto, que al final de la contienda van a quedar Josefina y él . “Yo de segundo”, agregó, muy en serio.

La escena transcurría en el fiestón de cumpleaños organizado el sábado por la vocera presidencial, Alejandra Sota, en el casino de La Marina. La presencia del primer mandatario, y de su esposa Margarita, fue como un imán para los suspirantes. Solo faltó Santiago Creel. Andaba de gira por el Estado de México.

Josefina llegó cuando el presidente ya se había ido. Un asunto familiar provocó el retardo. Fue de pisa y corre. Quería evitar interpretaciones.

Le preguntamos a Cordero si va a renunciar a su cargo, antes de que el paquete económico se entregue al Congreso, en septiembre próximo. “¿Te soy sincero? Aún no lo sé…”, repuso el hombre.

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Muy comentada resultó la ausencia de los gobernadores aliancistas Gabino Cué, Oaxaca, y Rafael Moreno Valle, Puebla, incluidos en la lista de invitados al evento de los autollamados Demócratas de Izquierda, organizado en el WTC por los chuchos para arropar las aspiraciones presidenciales de Marcelo Ebrard.

La no comparecencia del segundo fue vista con alivio por algunos asistentes. “Nos divide” comentó el asambleísta del PT, David Razu. Pero la del oaxaqueño sí dolió. Alguno la consideró un acto de ingratitud –¿o lealtad al Peje? — por parte de Gabino. “Le debe la gubernatura”, comentó, fuera de grabadora, otra asambleísta del PRD.

En el entorno de Gabino nos aseguraban, ese mismo domingo, que Marcelo se trasladaría a Oaxaca para asistir a las fiestas de La Guelaguetza. Más tarde avisaron que “no viene”. Las interpretaciones se las dejo a usted, lector.

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La invitación decía que era un Informe Legislativo, pero ayer asistimos a un espectacular –y costoso—acto de precampaña del senador Carlos Navarrete, suspirante a la jefatura de gobierno del DF. Trae lana, no hay duda. Imaginación también. Su entrada a los salones del WTC la envidiaría el mismísimo Rockie.

El acto comenzó a media luz, con el templete vacío. La imagen de Navarrete apareció en las ocho pantallas instaladas en el salón del WTC. Su voz se escuchaba en las bocinas. “¿Es grabado?” Preguntó, desconcertado, uno de los invitados.

Los reflectores se encendieron súbitamente. Por uno de los corredores apareció la figura del guanajuatense de origen. Retomó el discurso de viva voz. Allí aparecieron sus verdaderos propósitos: 20 por ciento fue informe, el 80 por propuestas para el DF.

Navarrete acabó en mangas de camisa. “¡Soy chilango…!”, repitió, luego de hacer chapeau a Marcelo Ebrard, y de guiñar un ojo a Javier Sicilia. Hizo suyas las propuestas del Movimiento que encabeza el poeta.

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En primera fila los chuchos –Zambrano y Ortega–, y muchos invitados más (se rentaron otros salones ) Destacaban las ausencias de Pablo Gómez, y de legisladores pejistas: Rosalinda Hernández, Yeidckol, Carlos Sotelo. Otros obradoristas sí estaban: los Arturos Herviz y Núñez. “Soy pejista de hueso amarillo, pero eso no me impide venir al informe de mi coordinador”, explicó el tabasqueño.

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