jueves, julio 28, 2011

Peña Nieto el 1 de Diciembre de 2012

Jorge Diaz

Hay que esperar a que pasen muchas cosas antes de proclamarlo ganador de la contienda presidencial que se llevará a cabo en 2012. Pero concediéndonos el derecho que tenemos a imaginar un escenario futuro podríamos generarnos muchas preguntas sobre qué factores influirían, en la realidad, sobre la capacidad de maniobra que tendría Peña Nieto como gobernante en Los Pinos.

No obstante su popularidad entre los mexicanos, tener en definitiva todo el soporte del aparato priista es clave para Peña Nieto para llegar sin problemas a las elecciones.

Al interior del PRI las cosas no son tan sencillas como nos quieren hacer creer, la unidad de la que presumen tiene un costo, un costo alto. Si bien en estos momentos dan la impresión de que no se moverán para poder salir en la foto, no necesariamente quiere decir que todos lo priistas están muy contentos con la candidatura de Peña Nieto.

Por supuesto que muchos de los que tienen aspiraciones de ser presidente, saben de las pocas posibilidades para ellos ante la abrumadora popularidad del Gobernador mexiquense, pero eso no significa que al interior de su partido no tengan la capacidad para fracturar, o por lo menos para disminuir el apoyo en bloque con el que tanto amenazan. Sabrán venderlo caro.

Es ahí cuando surgen las interrogantes. En el PRI, como en cualquier otro partido político, se pacta para estar dentro de la cancha siempre, y salir beneficiado, se guardan dos o tres argumentos para que en el momento adecuado, se cobre un incumplimiento a lo pactado por parte del gobernante expuesto a presiones que le obliguen a hacerse para atrás en algún compromiso, entonces vienen los problemas.

Para llegar a la silla se llenan de compromisos, al estar en ella, se es rehén de los mismos ¿Y a que hora gobernarán?

El más visible puede ser el Senador Beltrones, pero en las entrañas priistas hay aves de rapiña agrupadas frotándose las manos para formar parte en el reparto del botín. Tienen experiencia para demostrarle a Peña Nieto lo ocurrido con Madrazo en 2006, la fragilidad del PRI radica en la fortaleza que tienen sus prominentes miembros de mandar todo al carajo si la ecuación no les favorece.

El liderazgo de Moreira es simbólico, él sólo administra el proyecto peñista dentro del partido, pero no manda entre los fuertes dinosaurios, podrá pactar a cambio de algo a favor de Peña, pero nunca imponerles disciplina sólo porque él lo dice.

Si ésta aduana se supera, la más difícil será la del 1 de Diciembre de 2012, cuando -suponiendo sin conceder- el señor pasara de ser candidato a gobernante, cuando tenga que pagar los favores recibidos, cuando se vea imposibilitado a quedar bien con todos, cuando esté atado de pies y manos y entonces vea que ahí los negocios son distintos. En el Estado podrá sentirse todopoderoso, pero en Los Pinos, no será más que un rehén de los intereses que lo hicieron llegar ahí.

Y conste que no hablé de los compromisos adquiridos con la iniciativa privada. Como el PRI ya lo tendría atado de pies y manos, sólo quedaría lugar para la soga en el cuello.

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