lunes, julio 04, 2011

Licuadora Estherizer

Marco A. Flota / Grillotina

Una de las primeras marcas de licuadoras llegada a México fue la Osterizer. Pero actualmente todo mundo habla de la licuadora Esther...izer.

Y es que en su explosiva conferencia de la semana pasada, interrogada sobre su candidato presidencial para el 2012, dijo la Maistra Gordillo que aún no tiene uno preferido, pero que le gustaría meter a todos los aspirantes a una licuadora para obtener al candidato ideal.

Extraña la propuesta de la Miss referente a la licuadora, porque la hubiera calificado como “prófuga del metate” el inolvidable columnista de espectáculos Héctor Pérez Verduzco, quien así llamaba a las actricitas sin el menor barniz de cultura. Pero antes de analizar la original iniciativa, detengámonos en la indumentaria que lució la interfecta al aparecer ante los reporteros.

Según el periódico Reforma, vestía un traje sastre -desastre para lo pobresores que lo pagaron- de la firma St. John, con valor de unos 2 mil dólares. Portaba una bolsa marca Hermes, de la línea creada en honor de la princesa Grace Kelly, cotizada en 5 mil 500 dólares; calzaba zapatos de la colección X Libris de mil 200 dólares; un foulard de seda, o sea una mascada o mejor dicho una mordida, de 500 dólares y collares de perlas tipo Chanel con costo de 400 dólares.

Todo esto traducido a pesos -por Carlos Slim, claro-, sumaría unos 112 mil varos. Lo que no es mucho, pues equivaldrá al costo de una plaza de maestro. Desde luego, plaza modesta: sin glorieta, fuente y palmeras como las plazas de los líderes sindicales.

Respecto a la idea del batido de precandidatos a Los Pinos, suponemos que no pretende la Maistra meterlos de cuerpo entero en una licuadora. Porque en tal caso, necesitaría más bien una revolvedora de concreto, de las que trituran hasta las cabezas más duras, como las de varios aspirantes. Y la mezcla así obtenida más que fraguar, serviría para fregar.

Deducimos, pues, que la idea esthéril -de doña Esther, pues-, consiste en tomar el mejor rasgo personal de cada presidenciable y, con todos estos ingredientes, obtener el candidato idóneo. De ser así, suponemos que metería a su licuadora:

La cabellera de Enrique Peña Nieto para obtener un licuado copeteado.

El bigote de Manlio Fabio Beltrones, mejor cuidado que los detalles que le fallan al nuevo edificio del Senado.

Unos cabellos de Marcelo Ebrard. Así cuando pregunten cómo está el licuado, la respuesta será: “¡Ni hablar del peluquín”.

El carisma de Ernesto Cordero. Aunque, reconocemos, es más difícil de encontrar que el azafrán en las paellas que por todo México se venden cada domingo.

La simpatía de Heriberto Félix. Aunque usted lo dude sí tiene: igual que todo ser humano, en una parte de su cerebro reside el Gran Simpático.

La tibia de Santiago Creel. Y no aludimos al hueso que todos tenemos en la pierna, sino a la tibia voluntad del senador.

Un pedazo del hígado de Alonso Lujambio. O a Javier Lozano Alarcón, éste sí entero, porque es puro hígado.

La lengua de Andrés Manuel López Obrador.

Unas ramitas del segundo apellido de Josefina Vázquez Mota, para darle un toque.

Y si se quiere que el licuado tenga sabor de polla bien cargada, la garganta del góber de Jalisco.

Pero nadie diga que es una idea descabellada la del batido de candidatos: en el pasado a algún ex presidente, no Salinas desde luego, le apodaban “El licuado de 5 pesos”. Porque, decían, “el de 10 pesos llevaba huevos”.

¡RRIINNGG!
-Bueno, PRI del Estado de México...
-¿Es cierto que en las elecciones de ayer emplearon la Operación Tamal?
-¡Falso!... como estamos inundados fue Operación Huevos Ahogados...

EPIGRILLO
Si ganó Eruviel, se anota, no fue en caballo de hacienda, llegó al triunfo, que se entienda, ¡en alas de La Gaviota!

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